Entonces, ¿se van más españoles de España que otras personas de sus países natales? Aquí la respuesta

Entonces, ¿se van más españoles de España que otras personas de sus países natales? Aquí la respuesta
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Uno de los elementos narrativos más frecuentes de la campaña de Podemos, y replicados a menudo en un amplio espectro de la izquierda mediática, es la fuga de cerebros de España. Elaborado de forma simple: la carencia de oportunidades y el elevado paro provocan que muchos jóvenes, formados pero sin posibilidades laborales en España, optan por marcharse al extranjero. España habría pasado de ser un país receptor de emigrantes a emisor, fruto de la devastadora crisis económica, en un ciclo que retrotraería a las oleadas de inmigración de los años sesenta y que redundaría en la gravedad de la recesión.

Es un relato poderoso que, además, tiene consonancia con muchos de los jóvenes del país, aquellos que con más frecuencia simpatizan o votan a Podemos. Al fin y al cabo, todos conocemos a alguien que se ha marchado a Londres o a Berlín a buscar trabajo. ¿Pero cuánto hay de cierto, una vez se analizan los números, en ello? Durante los últimos días, se ha vuelto a compartir por Twitter un gráfico elaborado por Statista, utilizando datos de la OCDE, donde se compara el porcentaje de población nativa viviendo en otros países de todos los miembros de la organización. Y sorpresa: España está a la cola. Sólo un 2%.

¿Qué falla en este relato?

Fuga

Lo primero que llama la atención es ver a España tan abajo. Tan sólo el 2% de los nacidos en España viven de forma permanente en el extranjero. Una cifra similar a la de países muy prósperos y no tan afectados por la crisis como Australia, Francia, Suecia, Noruega o Canadá, y que lógicamente plantea preguntas sobre la consistencia de la narrativa del nuevo éxodo y la nueva ola de inmigrantes jóvenes. Por debajo, países como Brasil, Japón, Estados Unidos o incluso China. Sorprenden relativamente los nombres de la parte alta de la tabla: Irlanda, Nueva Zelanda, México, Portugal, Luxemburgo o Islandia.

No hay patrón: todos ellos son países muy diferentes afectados de forma diversa por la crisis (o no afectados en absoluto) y con condiciones de vida también dispares (Islandia o Nueva Zelanda cuentan con algunos de los estándares más altos del mundo; México y Lituania están más abajo).

En España viven alrededor de 46 millones de personas, de las cuales 41 millones tienen la nacionalidad española (habiendo nacido la inmensa mayoría de ellas en España). El 2% de esa población, aproximadamente, son 800.000 personas. ¿Cuadran los datos de la OCDE con lo registrado por las autoridades españolas?

Quién se ha ido fuera, un problema de método

Sí y no.

Saber cuántos españoles se han marchado de España durante los últimos años es, en gran medida, un problema de método. Como se explica en este artículo de El Diario, la contabilidad oficial sobre emigración española se realiza en función a las altas y bajas del padrón. Cuando un español abandona su localidad de residencia y acude, por ejemplo, a Estocolmo, sólo es contabilizado como emigrante si acude al consulado y se registra como tal. Sin embargo, muchos no lo hacen porque no es necesario: pueden llevar una vida normal sin registrarse en el Pere (Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero).

Graf
Gráfico de Fundación Alternativas.

Eso provoca que las estadísticas infravaloren, con mucho, el número de nacidos en España viviendo en el extranjero. Según el INE, hay alrededor de 2.300.000 españoles residiendo en el extranjero, de los cuales 766.996 han nacido en España. El grueso de los emigrados son inmigrantes que, con la nacionalidad española, volvieron a sus países de origen (latinoamericanos en su mayoría) cuando la recesión golpeó a la economía española. Como se cuenta aquí, ambos números han crecido exponencialmente durante los últimos años.

En ese sentido, sí, España sólo tiene a un 2% de sus nativos viviendo fuera de sus fronteras, a la cola de al OCDE. Pero el número es disputable. Por ejemplo, según el INE 225.000 españoles abandonaron el país entre 2008 y 2012, pero según otros estudios independientes como los realizados por la Fundación Alternativas, en ese periodo de tiempo la cifra real superaría los 700.000 ciudadanos. El abanico de posibilidades es, por tanto muy grande, y es razonable pensar que el 2% oficial no tiene correspondencia con la realidad de miles de españoles que se han marchado fuera sin darse de baja en el padrón.

La tendencia, además, es al alza

El porcentaje, de hecho, puede ser mucho más alto. En este artículo de El Mundo se explica que sólo aquellos españoles que llevan muchos años viviendo en el extranjero tienden a darse de alta en el Pere. Y de lo que hay pocas dudas es del progresivo crecimiento del número de emigrados desde el inicio de la crisis. En 2008 1.471.000 españoles (con doble nacionalidad o no) los contabilizados por el INE. En 2016 son los ya citados 2.300.000, un aumento del 64%.

Elmundo

Por su parte, además, los registros para nativos españoles en los diversos consulados del mundo también ha crecido (un 20% entre 2015 y 2016). Los destinos que más han aumentado son Ecuador, Bolivia y Colombia, seguidos por Estados Unidos y Reino Unido, allí donde muchos jóvenes españoles han acudido en busca de un más próspero futuro laboral. Todo lo anterior, unido a los bajos índices de natalidad de España, ha provocado que el país haya perdido población durante los últimos años, acentuando su decadencia demográfica.

Es evidente que España emite muchos más migrantes. Ahora bien, ¿son muchos o pocos comparados con los demás?

Países pequeños y no necesariamente pobres

Uno de los aspectos más llamativos del gráfico de la OCDE es la presencia de países con muy buenos estándares de niveles de vida a la cabeza de población nativa viviendo en el extranjero. El caso de Irlanda, un país de una larguísima historia de emigración, es quizá uno de los más significativos: se calcula que alrededor del 17% de los nacidos en Irlanda viven ahora mismo fuera de la isla, todo ello a pesar del crecimiento económico experimentado por el país durante los últimos años (tras el rescate y la burbuja inmobiliaria) y de aparecer entre los países con mayor renta per cápita de Europa.

Sin embargo, los motivos que explican el renovado afán migratorio de los irlandeses son semejantes a los argüidos en España: pobres expectativas laborales para los más jóvenes (los salarios entre los recién licenciados han caído un 12% desde 2007) y precariedad económica. Según el Banco de Irlanda, la alta emigración, mucho más a nivel porcentual que la española, ha permitido que Irlanda esquive tasas de paro similares a las de otros países del sur de Europa, como España o Grecia. En cualquier caso, la previsión es de descenso.

Expat
Gráfico de la Fundación Alternativas. En él se aprecia como el pico de emigración de los países del sur de Europa a Reino Unido se alcanza durante los años más duros de la crisis.

Pese a la ausencia de datos fiables para el caso español, es improbable que el éxodo de migrantes alcance los niveles del irlandés (serían casi 7.000.000 de personas viviendo fuera de nuestras fronteras), del neozelandés o del islandés. Ambos países afrontan situaciones parecidas: son islas pequeñas, habitadas por muy pocas personas, aunque económicamente prósperas. Para el caso islandés, pese a la bancarrota declarada en 2009, las propias instituciones del país observan con preocupación cómo el rápido crecimiento no ha neutralizado la progresiva migración de jóvenes islandeses.

Los tres comparten espacio con México, un país de menores oportunidades económicas y con una muy reciente y muy amplia historia de emigración hacia Estados Unidos, o con Portugal, tan azotado por la crisis como España y con notable historial de emigrantes hacia otros países de Europa (como Francia o Luxemburgo) durante el siglo XX. Por debajo, otros países más pobres (los recién incorporados a la Unión Europea en Europa del Este, por ejemplo) y otros no tanto (Reino Unido, cuya emigración, irónicamente, es altísima, aunque no siempre económica: se calcula que sólo en España viven alrededor de 700.000).

La emigración no tiene una sola explicación.

Britons
Gráfico de The Eocnomist. Los británicos también han empezado a salir de sus fronteras, y muchos de ellos están aprovechando la universlidad de su lengua y la herencia del imperio a lo largo y ancho del mundo.

Hay pocos patrones, aunque algunos son destacables: exceptuando México, la mayor parte de países que copan las primeras posiciones de la tabla de la OCDE cuentan con poblaciones muy pequeñas. A la cola, de hecho, se encuentran los gigantes demográficos mundiales: China, Brasil, Estados Unidos o Japón. En Europa sucede algo semejante: Francia, Italia, España y Alemania, cuatro de los cinco países con más población de la unión, no superan el 5% de nativos viviendo fuera de sus fronteras. Es lógico: cuanta menos población tengas, más probable es que tu porcentaje de nativos en el extranjero sea alto.

En cualquier caso, el gráfico contextualiza el éxodo español, aunque sólo parcialmente, como ya hemos visto. Y sea como fuere, la tendencia sí es innegable: al margen del porcentaje real de españoles viviendo fuera y de su utilización electoral, España vuelve a ser emisor de inmigrantes.

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