Llevamos años intentando "crear" lluvia: esto es lo que hemos conseguido

Llevamos años intentando "crear" lluvia: esto es lo que hemos conseguido
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Los Emiratos Árabes Unidos quieren construir una montaña para atraer la lluvia a su país. Sí, tal como lo lees. Con 8 millones de habitantes en el desierto, abastecer en agua a toda la población es una prioridad vital. Y la solución a largo plazo que han ideado es la de construir una montaña.

Suena a broma, pero no lo es. Van tan en serio que han contratado a Roelof Bruintjes, uno de los investigadores del departamento de hidrometeorología de la University Corporation for Atmospheric Research (UCAR) de Colorado, para realizar un estudio de viabilidad del proyecto, desde un punto de vista meteorológico, claro está.

Si la montaña no viene a Mahoma... pues la construímos

Dubai Skyline 2015

"Es un desierto, no hay nubes y no puedo hacer nada por vosotros", les dijo Roelof Bruintjes a los enviados de los Emiratos en 1999. Sin embargo, desde febrero de 2015, tras una financiación de 400.000 dólares, está desarrollando con su equipo un modelo virtual para determinar la ubicación, la forma, orientación y altura ideal para que la montaña artificial pueda efectivamente atraer la lluvia en función de la climatología de la zona.

¿Por qué una montaña? En teoría, la montaña obligaría el aire muy húmedo de la región a elevarse y así enfriarse, formando nubes en el cielo del país -y en el de sus vecinos-. A su vez esas nubes podrían sembrarse para provocar lluvias.

¿Cómo podemos crear lluvia?

Siembra de nubes

El construir una montaña de la nada para crear nubes es sólo la última idea para provocar lluvia donde no la hay. De hecho, la idea de la montaña por si sola no funciona sin el único método reconocido a día de hoy para provocar lluvia: el de la siembra de nubes.

La siembra de nubes consiste en manipular el clima procurando cambiar la cantidad o el tipo de precipitación que cae de las nubes mediante la dispersión de sustancias en el aire. El método más habitual consiste en que un avión suelta sobre las nubes yoduro de plata, hielo seco o una mezcla de agua y sal. También se emplean cohetes para enviar esas sustancias en las nubes.

¿Qué consecuencias puede tener esto?

Dubai

Para algunos será una buena idea, para otros será una muestra más de la arrogancia del país, pero más allá del coste financiero que pueda tener construir una montaña, si es que algún día se llega a realizar, cabe preguntarse si es ético alterar el clima de una zona para su propio beneficio sin tener en cuenta a los países vecinos.

Los Emiratos ya se han gastado 558.000 dólares en 2015 en 186 misiones de siembra de nubes para provocar lluvias en el páís. Y todo apunta a que seguirán por ese camino, pues 1 m3 de agua de una desalinizadora cuesta 60 dólares, mientras que ese mismo metro cúbico de agua obtenido a partir de la siembra de nubes cuesta 1 dólar.

La intención es loable, pero esa alteración del clima de la mano humana puede tener consecuencias inesperadas en el propio país que las usa. Por ejemplo, la nevada de noviembre de 2009 en Beijing -que duró 11 horas- ha sido causada por el propio gobierno del país. Para contrarrestar la sequía en los campos del norte, el gobierno chino lanzó 186 cohetes para sembrar las nubes y provocar precipitaciones. Provocaron así la nevada más temprana e intensa de los últimos 10 años sobre la capital. Al tratarse de China y de su control de la información, no queda claro si realmente quisieron provocar semejante nevada sobre la capital, se les fue de las manos o si hubiera caído tanta nieve de todos modos.

Jiin Nieve

La creación de una montaña o la siembra de nubes a ultranza supone un problema medioambiental gravísimo. No solamente porque se pueda alterar de forma irreversible e impredecible un clima ya bastante enfermo, sino porque demuestran la voluntad de atacar los síntomas y no la enfermedad.

¿Hay alguna alternativa?

En China, el lago Hongjiannao se está evaporando a un ritmo acelerado desde 2009. El lago lleva desapareciendo desde la década de 1970, pero a partir de 2009 ha desaparecido un tercio. En 1969, tenía 67 km2 y en 2009 medía 46 km2. En 2013, no tenía más de 32 km2. El estado y el partido comunista chino, que poseen las tierras, se limitan a satisfacer la demanda y abastecen así las minas de carbón cercanas en agua del lago. Claro que el cambio climático no ayuda, y aunque se podrían tomar medidas para preservar el agua, mejorar o crear sistemas de irrigación para los campos, China ha optado por crear lluvia.

Downtown Dubai

Volviendo a los Emiratos Árabes Unidos y su montaña. Éstos pasaron de tener una población de poco más de 557.000 almas en 1975 a cerca de 8,2 millones en 2010. Y el crecimiento no fue natural, pues en 1995 ya eran 2,4 millones de habitantes y a partir de 2005, fueron 1 millón de personas más cada año las que se instalaron en los Emiratos. En medio del desierto, tanta gente y tanto campo de golf tiene consecuencias graves en los recursos de agua. El gobierno ya construyó varias plantas desalinizadoras de agua, pero no es suficiente.

Y es que un habitante de los Emiratos usa de media al día 550 litros de agua, mientras que la media internacional está entre 170 y 300 litros al día (en 2012, en España era de 126 litros por persona al día). Recuerda que en los Emiratos son más de 8 millones de personas y la demanda de agua en la región, según el Centro de Estudios de Al Jazeera, creció un 140 %. Realmente necesitan agua y no la tienen.

En California, también necesitan agua, pero han optado por un método diferente. Frente a la sequía, el ejecutivo estatal impusó en 2015 unas restricciones de uso recordando a todos que el agua es un bien escaso y que hay que usarlo de forma racional. De esta manera se consiguió que al año siguiente el consumo de agua bajara un 23,9 %.

Una versión anterior de este artículo fue publicada en mayo de 2016.

Fotos: Wikimedia y Pixabay

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