La historia del profesor que manipuló a sus alumnos y cómo uno de ellos se convirtió en terrorista

La historia del profesor que manipuló a sus alumnos y cómo uno de ellos se convirtió en terrorista
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Legal está en el sótano de un edificio. Está solo. Todos los sujetos de esta investigación tienen un nombre en clave para proteger su anonimato, este se llamaba 'Legal'. De repente, una voz le ordena que atraviese la puerta que tiene delante de él y, al hacerlo, un foco muy intenso le apunta directamente a los ojos. El resto de la habitación está oscuro, solo se puede ver una silla en el centro y, tras el foco, lo que parecen las siluetas de algunas personas.

Al principio, las preguntas que le hacen las siluetas son simpáticas, conciliadoras. Pero después de unos minutos la agresividad de la voz va subiendo muy rápido. Da miedo. Al menor signo de contradicción, las siluetas comienzan a gritar y a insultarle ("¡Eres un maldito mentiroso!").

No sabemos si Legal llora, muchos lo hicieron. Eso es lo que se buscaba: que lloraran, que se rompieran, que dejaran de ser ellos mismos. Y es que Legal y otros 21 alumnos fueron sujetos en uno de los experimentos más turbios y siniestros de la segunda mitad del siglo XX. Y, creedme, la ciencia de esos años está llena de momentos atroces.

Un paquete en un aparcamiento

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Un par de días antes del 25 de mayo de 1978, un trabajador de la Universidad de Illinois encontró un paquete en el parking del campus de Chicago. El remitente era Buckley Crist, profesor de la Universidad de Northwestern, así que se lo enviaron de vuelta. El 24 por la tarde se lo comentaron a Crist, pero él no recordaba qué paquete podía ser. No recordaba que hubiera enviado nada por más vueltas que le daba.

Lo único que se le ocurría es que fuera drogas. Se había escuchado que a veces, algunos estudiantes movían las drogas de campus a campus usando el nombre de algún profesor para que los paquetes no fueran inspeccionadas muy a fondo. Por eso, cuando llegó el paquete a su despacho y confirmó que la letra no era suya, llamó a Terry Maker, un policía del campus.

Al abrirlo, el paquete explotó hiriendo en la mano al policía. Así empezaban más de 15 años de bombas, decenas de heridos y tres muertos; la búsqueda de Ted Kaczynski, más conocido como Unabomber. Ya conocemos a Kaczynski, solo que por su seudónimo: Unabomber era Legal

"Algo pasó en Harvard"

Tras atacar decenas de lugares relacionados con la tecnología, este brillante profesor de matemáticas de la Universidad de Berkeley fue localizado en una cabaña sin agua ni electricidad que había construido él mismo durante el verano de 1971 muy cerca de Lincoln, Montana. Y solo porque su hermano reconoció la letra de uno de las cartas que mandó a la prensa.

Unibomber Shack
Cabaña donde vivió Ted Kaczynski durante más de veinte años

Durante el juicio, Sally Johnson, una psiquiatra del sistema de prisiones, aseguró que Unabomber había surgido cuando "los dos sistemas de creencias" de Kaczynski: "la idea de que la sociedad era mala y que debía rebelarse contra ella y una ira intensa contra su familia por injusticias percibidas". Algo que, probablemente, "ocurrió en Harvard".

A eso se agarraron como un clavo ardiendo los abogados del matemático. Fue una lucha judicial compleja, pero, al final, en 1996 Kaczynski fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Allí sigue. Pero la pregunta sigue en el aire. ¿qué podría haber pasado en Harvard?

Vidas paralelas

Young Theodore Kaczynski
Foto de Ted Kaczynski mientras era profesor de la Universidad de Berkeley

Justo esa misma pregunta se hizo algunos años después Alston Chase. ¿Qué podía haber pasado en Harvard? No era una pregunta inocente. Como Chase explicó en un largo reportaje, en muchos sentidos habían tenido 'vidas paralelas'.

Ambos, Kaczynski y él se habían graduado en Harvard en la misma época, se habían doctorado en la misma época y habían empezado a dar clase antes de, a principios de los años 70, dejarlo todo e irse a vivir la Montana profunda. Durante años ambos vivieron a menos de 100 millas de distancia en casas aisladas, sin electricidad ni agua potable.

Sin embargo, Chase nunca sintió la necesidad de enviar bombas o vincularse a algún tipo de luchas violentas. Quizá por eso, Kaczynski no se le iba de la cabeza. Y se puso a investigar.

Según su investigación y las muchas conversaciones que tuvo, efectivamente fue en Harvard donde comenzó a desarrollar sus ideas antitecnología, donde empezó a tener fantasías de venganza, donde comenzó a soñar con la cabaña que construiría unos años después. Y la clave apuntaba insistentemente a un solo profesor: Henry A. Murray.

En busca del "hombre nuevo"

Henry A Murray

Corremos el riesgo de pensar que Murray era un monstruo desalmado y no diré que no. Pero por lo que sabemos de él, era sobretodo alguien preocupado por el futuro de la humanidad en aquella psicosis colectiva a la que hoy llamamos 'Guerra fría'.

Y mientras otros buscaban otras opciones, Murray se convención de que "el tipo de comportamiento requerido por la amenaza actual implica transformaciones de la personalidad como nunca antes habían ocurrido en la historia humana", hacía falta un "hombre nuevo" y se puso manos a la obra.

Una de las investigaciones que diseñó quería determinar si una persona dada resistiría bien un interrogatorio. Sobre el papel, diseñó un "sistema de evaluación" para ello, en realidad es muy distinta.

Captura
Recreación de los experimentos por parte de Discovery Channel

Desde otoño de 1959 hasta primavera de 1962, un grupo de psicólogos de Harvard coordinados por Henry A. Murray y con la colaboración del Gobierno norteamericano llevaron a cabo uno de los experimentos más inquietantes de la historia (y tenemos un historia bastante complicada). Sabemos poco sobre los experimentos porque casi todos los archivos están destruidos o clasificados, pero debió ser terrible.

22 estudiantes de la Universidad de Harvard, estables y de buena familia, fueron sometidos a durísimos interrogatorios. El mismo Murray los definió como "ataques vehementes, demoledores y abusivos". La idea era, con ayuda de decenas de instrumentos de tortura, destrozar su autoestima y horadar sus creencias más íntimas. Crear ese hombre nuevo.

Cuando el miedo coge los mandos

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Chase cae en la "trampa del biógrafo" y se convence de que fue ese momento decisivo el que convirtió a un joven brillante y "muy estable" en el terrorista más intelectual de Estados Unidos. La historia es muy atractiva y respondía a la pregunta que iba preguntándose Chase: ¿por qué alguien tan parecido a él como Kaczynski se convirtió en un monstruo de ese tipo?

¿Es cierta? Probablemente no del todo. El trabajo de Chase nos de ejemplos convincentes de que aquellos años en manos de Murray y su programa específicamente diseñado para destruirlo dejó huella en él. Tampoco cabe duda de que los principales elementos de su pensamiento tomaron forma durante aquellos años en Nueva Inglaterra. Todo eso es cierto. Y, sin embargo, no hubo 22 terroristas, sino solo uno.

Los trabajos de Murray, como el resto de los trabajos que se hicieron esos años a uno y otro lado del telón de acero nos hablan más de las secuelas de la Segunda Guerra Mundial y el virus de la Guerra Fría que de la verdadera naturaleza del ser humano. Por eso, acercarnos a ellos sigue generando tanto desasosiego.

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