Dr Love, el adolescente que fingía ser ginecólogo (y otros recientes y geniales impostores)

Dr Love, el adolescente que fingía ser ginecólogo (y otros recientes y geniales impostores)
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Nuevo fichaje de la temporada de impostores

Un adolescente de Florida de 18 años, Malachi Love-Robinson, es arrestado por trabajar como médico en su propia e ilícita clínica después de que le cazaran pasándole consulta a un policía de incógnito. Este supuesto joven de 25 decía ser un médico integrante de la Agency Provided Medical Care especializado en psicología, medicina natural y salud mental así como CEO de los centros Nuevo Nacimiento de la Nueva Vida Holística y Sede de Medicina Alternativa y Cuidado Urgente en West Palm Beach. El joven se presentaba ante sus pacientes haciéndose llamar Doctor Love.

Pero espera, porque hoy, en cosas que nos hacen plantearnos más preguntas que garantizarnos respuestas, descubrimos que el Señor Amor había sido ya condenado por delito de tercer grado por lo mismo, practicar la medicina sin licencia, y había recibido varias citaciones por parte del Departamento de Salud.

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La más llamativa, cuando le pillaron ejerciendo de ginecólogo en una sala examinando a una mujer embarazada en la misma ciudad donde le han atrapado ahora. Según la Policía, en aquel momento sabían de un individuo que andaba rondando los pasillos de las dependencias públicas desde hacía meses, pero no "había llegado a cometer ningún crimen".

Aunque el joven haya quedado completamente en evidencia ante su fechoría, aunque todo el mundo había constatado ya lo burdo de su ardid… a Love-Robinson no le ha importado, y llegado el momento le dijo a uno de los periodistas, enfadado ante el asalto que se estaba haciendo de la integridad moral de su persona, que “siempre hay dos versiones de la historia”. Después de que le preguntasen por cuál era la suya, prefirió no hacer comentarios.

La verdad es que los impostores son magnéticos. ¿Cómo lo hacen?

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Lo cierto es que no es la primera vez que vemos uno de estos casos, esos menores (y mayores) impostores cuya personalidad nos deja tan hechizados como con ganas de comprender cómo han llegado hasta ese punto… y por qué nadie les había pillado hasta entonces. “Los trastornos de personalidad son una exageración patológica de alguna de las características psíquicas que definen a un individuo”, cuenta la psicóloga María Del Mar Alonso a través de la comunidad médica Saluspot sobre estas personas, que acaban aflorando especialmente en los círculos intelectuales y de poder más afamados de la sociedad.

Parece no ser casualidad que se den más de estos casos entre estos entornos. Como comenta aquí Laura Ruiz, psiquiatra en los centros médicos de Milenium Sanitas, “pueden pasar desapercibidos en puestos de más capacidad o de más poder, en personas relevantes”. Su explicación la encontramos en el denominado efecto halo, sesgo cognitivo por el cual la percepción de un único rasgo de la persona hace que erremos en nuestra percepción del resto de cualidades del individuo. Por ejemplo, si te rodeas de gente inteligente será porque tú también lo eres.

El efecto halo también activa sus superpoderes cuando hablamos de personas atractivas, a quienes asociamos inconscientemente más cualidades positivas de las que pueden o no tener. ¿Sabes esas ocasiones en las que las empresas buscan que sus representantes sean una cara bonita? No es baladí.

Sí, pero qué diantres les lleva a comportarse así

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Dentro de los trastornos de la personalidad, el de los impostores es el de tipo narcisista, que antes de la llegada de la psicología se conocía popularmente como megalomanía. La consecuencias ya las conocemos: sentido de la autoimportancia, pretenciosidad, explotación de los demás… las causas, sin embargo, no están tan claras, y los manuales médicos contemporáneos apuntan a una tendencia entre estos pacientes a encontrar problemas de abuso emocional durante la niñez y de adulación excesiva por parte de los padres en alguna fase de su desarrollo para compensar la baja autoestima del niño.

Si el germen de este trastorno no se cura durante sus últimas fases de desarrollo de la personalidad, acabamos con unos sujetos con un concepto tan alto de sí mismo que acaban delirando, sobreestimando sus capacidades e incluso renegando de sus orígenes reales. “Son personas de difícil trato, que pueden sentir que el mundo no los merece, pero también creen que son los grandes salvadores a quienes algún día los demás reconoceremos. Puede parecer que lo que dicen no tiene sentido o lo inventaron, y en ocasiones tienen un grupo de seguidores”, afirmaba Mario Esparza, profesor e investigador del Centro de evaluación psicológica de la Universidad de Guadalajara.

Tal vez de ahí esa férrea defensa de su legitimidad que se transmite en su lenguaje corporal cuando les vemos cuestionados. Fíjate en el video anterior, en el que sale Don Malachi Love-Robinson molesto por cómo la sociedad está ahora cuestionándole, poniéndose en su contra.

Hay que tener cuidado. Son irascibles

“Si los contradices son peligrosos, porque se enojan tanto que pueden ser agresivos y groseros, de manera que es necesario tener cuidado", recuerda Esparza. Es el problema de pensar a lo grande, de las posibilidades del mundo y del valor inherente a uno mismo. Si se hace un agravio a ese frágil yo, si se intenta romper el delirio por el que se da rienda suelta a la fantasía de excepcionalidad de nuestras dotes y se nos recuerda a esas partes que han disasociado de su ser, es como si estuvieses intentando agredir, con lo que, para él mismo, su reacción no será otra cosa que una mera defensa. Si a eso le añadimos su tendencia a la sociopatía, tenemos el cóctel explosivo.

O dicho de otra manera: si acabas bajo el mismo techo que el Pequeño Nicolás, lo mejor será que te limites a seguirle la corriente. Y esto nos lleva a nuestro siguiente punto.

Nuestros otros héroes fuleros

El pequeño Nicolás, la joya de la corona

Famosos En El Open De Madrid 2015

Ningún otro impostor de esta lista ha llegado a hacerse fotos con el actual Rey de España. Eso le da muchos puntos. Este niño que se la pasó desde los 13 años llevando traje y gomina llegó a codearse con las más altas esferas españolas de políticos y empresarios, especialmente asociados a los círculos del PP y en los que nadie parecía levantar la ceja sobre por qué un chaval se presentase por ahí como miembro del gabinete de Vicepresidencia del Gobierno, de la Oficina Económica de la Moncloa.

Thamsanqa Jantjie, explorando nuevas posibilidades del lenguaje

Cuando en las escuelas de periodismo dicen que las noticias impactan más si conllevan un archivo audiovisual, estamos seguros de que podrían poner de ejemplo la historia de Thamsanqa Jantjie, el traductor del funeral en honor a Nelson Mandela que acabó declarando haber “sufrido un brote de esquizofrenia” cuando le recogieron las cámaras internacionales haciendo jazz dadaísta en lenguaje de signos. Lo peor de todo, saber que una cosa así puede colarse en un evento de tal tamaño.

Didac Sánchez, emprendedor precoz y (auténticamente) todoterreno

Otra gran estrella patria reciente, Didac no es sólo uno de esos rabiosamente jóvenes emprendedores que tanto adoran algunos medios de comunicaciónl, sino también uno de los más creativos inventores de ideas ruinosas para empresas (Eliminalia, Subrogalia, Legisdalia)… y un personaje de lo más inquietante, que pasó de aparecer en programas televisivos contando la historia de su infancia en el centro de menores a pasar por la pederastia y a facturar 50 millones de euros a los 22 años.

Dolezal

Rachel Dolezal, nuevas y fluidas identidades

Toneladas de internautas, especialmente del ámbito de los derechos sociales, salieron a rasgarse las vestiduras ante la nueva ofensa de la raza blanca, una caucásica que durante años había dado lecciones sobre negritud postulando, literalmente, desde las aulas sobre la cultura y el sentir afroamericano, ocupando un puesto de trabajo de alto nivel que le pertenecía a alguien de su raza. Mientras la psicología aclare exactamente el trastorno de Dolezal, nosotros la seguiremos incluyendo en esta lista de farsantes de larga trayectoria y fuerte amplitud de miras.

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