El nuevo Ecce Homo de Borja está en Canadá, es horrible y se parece a Maggie Simpson

El nuevo Ecce Homo de Borja está en Canadá, es horrible y se parece a Maggie Simpson
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Asentado el polvo de Cecilia, el Ecce Homo se había convertido en un icono universal de la era viral. El ejemplo paradigmático de cómo en cualquier lugar del mundo se encontraba la próxima obsesión de la generación Internet: una señora sexagenaria de Borja, provincia de Zaragoza, fabricaba el hit interestelar de los memes, el Jesús deformado al modo centrífugo, ecos de Pollock y del cubismo, el Ecce Homo. Quién nos iba a decir que apenas un puñado de años después, Cecilia y su obra iban a producir imitaciones.

O mejor dicho, seguidores en forma de un culto de artistas empeñados en arrasar con el arte sacro por la vía del absurdo infantil y la deformidad simplona. Hablamos hoy del Ecce Homo de Sudbury, en Ontario, Canadá, donde otra aventurada mujer poco docta en las artes escultóricas ha sustituido la otrora cabeza de un pequeño niño Jesús por un amasijo deforme de arcilla donde todo parecido con la realidad es coincidencia y en el que confluyen Maggie Simpson, el Australopithecus y el más puro de los horrores románicos.

Si falta dinero, contrata a tu Cecilia local

El Ecce Homo candiense. La historia, además, es muy semejante a la de Cecilia en Borja, y ha roto la red una vez más.

El origen de tan bella epopeya artística se encuentra en la iglesia católica de Ste. Anne des Pins, en Sudbury, una remota ciudad de población media en los confines de Canadá. Allí había una por lo demás poco memorable estatua de piedra en la que se representaba la figura de la Virgen María y del Niño Jesús. Como es habitual en el mundo, el objeto había sido víctima de diversos abusos y actos de vandalismo por los locales.

Hasta aquí, todo normal.

El meme comienza cuando en uno de esos actos, la figura del niño Jesús queda decapitado. Comienza aquí la heroica tarea del párroco local, Gérard Lajeunesse, para reconstruirla como es debido. Como explican en The Guardian, el hombre se dedica a pedir fondos a empresarios, benefactores y feligreses de la ciudad para recaudar los alrededor de 7.000 euros que requiere la restauración, un dinero del que la iglesia no dispone.

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Y aquí aparece nuestra nueva heroína popular: Heather Wise, la Cecilia de Sudbury. Como explica a un periódico local aquí, se encontraba muy triste por la situación de la estatua, que había sufrido repetidos actos de violencia (cerca de Devil's Night): "Mis sentimientos estaban heridos cuando lo vi, porque pensé, '¿qiuén podría hacer esto?'. No es algo positivo ver eso. Y me dije, 'soy un artista, así que me gustaría arreglarlo'".

Dicho y hecho, se dirigió a Lajeunesse, quien, resignado ante la imposibilidad de encontrar otra vía de financiación de la estatua, le encargó replicar la cabeza. Problema: Wise jamás había trabajado con piedra, y mucho menos con iconos religiosos ("un honor" dentro de su carrera, no obstante), de modo que tuvo que realizar un boceto preliminar con arcilla. El resultado fue el que aparece en la foto ya de la discordia, y que ha levantado tantas ampollas como el muñeco de Borja: una figura en nada semejante al niño Jesús.

De obra de buena voluntad a meme involuntario

Los feligreses de la iglesia católica han reaccionado contrariados al fenómeno, como cabría esperar. Lajeunesse se excusa explicando que la figura es temporal y que Wise ya está trabajando en una real y de piedra que, a priori, debería instalarse para el año que viene. "Lo ha hecho con toda la bondad de su corazón", afirma. Y ciertamente lo es: el niño Jesús tiene una suerte de pelo de pincho y unos ojos saltones y desproporcionados que le acercan más al arte románico del cambio del milenio que a la sobria figura de mármol que era.

Es un primer intento, señala el párraco, mientras Wise perfecciona su técnica. Pero de momento ahí está. Erosionándose por la lluvia, poniendo a Sudbury en el mapa.

La historia es casi igual a la de Cecilia, solo que sin el carisma inigualable de la abuela aragonesa y, sin duda, llegando cuatro años después de que el mayor fail restaurador de todos los tiempos conquistara el universo entero. En cualquier caso, el cristo-bebé de la ciudad canadiense ya es un meme en toda regla, con toda suerte de obras derivativas, chistes, artículos explicando lo sucedido y opniones alucinadas con el resutlado de la obra. Tan deforme y particular, tan obviamente erróneo, que retiene su encanto fallido.

Como aquel Ecce Homo de Borja. Como Internet, en suma.

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