Seis detectives literarios más allá de Stieg Larsson

Seis detectives literarios más allá de Stieg Larsson
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No es que Stieg Larsson inventara un nuevo género dentro de la novela negra con su trilogía ‘Millenium’, pero es cierto que bastantes lectores se asomaron por primera vez a una de ellas al decidirse a leer ‘Los hombres que no amaban a las mujeres’ y sus secuelas. Lo que éstas sí lanzaron fue toda una fiebre por la literatura policíaca llegada del norte del Europa, y entre los Asa Larsson, Camila Läckberg y Arnaldur Indridadson, en las librerías parece que no hay mucho más espacio para el noir de otros lugares. Pero, por supuesto, sagas de detectives hay desde que Edgar Allan Poe creó a su Auguste Dupin en ‘Los crímenes de la calle Morgue’, y se pueden encontrar muchos ejemplos de escritores que han ido siguiendo a sus detectives a lo largo de los años, de los casos y de las vueltas que ha dado su vida.

Como enumerarlos todos sería tarea imposible (ahí están detectives ya olvidados como el Charlie Chan de Earl Derr Biggers), vamos a quedarnos con una selección a la fuerza incompleta de algunos que son interesantes, entretenidos, divertidos y que, la mayoría de las veces, están superados por un trabajo que no podrían dejar aunque quisieran y cabreados por la situación social que ven a su alrededor. No, no mencionaremos a los clásicos del noir, los detectives privados Sam Spade y Philip Marlowe a los que, curiosamente, en cine interpretó Humphrey Bogart en ‘El halcón maltés’ y ‘El sueño eterno’.

Kostas Jaritos

A través de las siete novelas (siendo la primera ‘Noticias de la noche’), y un libro de relatos, protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos de la policía de Atenas, Petros Márkaris lanza un puñetazo directo a la mandíbula a todo lo que está mal no sólo en Grecia, sino en toda Europa. Sus dos últimos libros están ambientados de lleno en la crisis económica actual y cómo ha afectado con dureza a su país, y los asesinatos que Jaritos tiene que investigar casi siempre representan algún tipo de venganza contra los banqueros, los empresarios o los políticos que generaron la crisis.

Jaritos es un hombre bastante corriente que ha dedicado toda su vida a la policía (ya lo era durante la dictadura militar griega), y que no puede evitar que el estado de la sociedad le indigne y entristezca al mismo tiempo. Por lo menos tiene el consuelo de su afición por leer diccionarios y de los tomates rellenos que le prepara su mujer. Jaritos, por cierto, forma parte de esa trinidad de detectives mediterráneos que completan el divertido comisario Montalbano de Andrea Camilleri y el clásico Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán. Y a los tres les encanta comer.

Patrick Kenzie y Angie Gennaro

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Michelle Monaghan y Casey Affleck, como Gennaro y Kenzie en 'Adiós pequeña adiós'

Uno de los máximos exponentes de la novela negra estadounidense es Dennis Lehane, y este autor tiene su propia serie de detectives con las seis novelas, a partir de ‘Un trago antes de la guerra’, protagonizadas por Patrick Kenzie y Angela Gennaro, dos detectives privados del barrio de Dorchester, en Boston, un barrio de clase trabajadora donde todo el mundo se conoce y donde las oportunidades de salir adelante son muy escasas.

El entramado social del barrio es muy importante en sus historias, con hombres alcoholizados que jamás salen del bar, tensiones entre los irlandeses, los italianos y los afroamericanos, que coexisten en diferentes partes del barrio, y un modo de vida que puede degenerar con mucha rapidez a la violencia sin demasiado sentido, sólo porque uno tiene una pistola y sabe utilizarla. Kenzie y Gennaro no conocen otra vida, pero también se preguntan si no deberían escapar de esa espiral de violencia. Uno de sus casos fue llevado al cine por Ben Affleck, ‘Adiós pequeña adiós’.

Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro

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La representación española la cubrimos con la pareja de guardias civiles creados por Lorenzo Silva a partir de ‘El lejano país de los estanques’. Ellos dos también han tenido su propia película, ‘El alquimista impaciente’, de Patricia Ferreira, pero es en las páginas de los libros donde viven mejor, especialmente por la vena literaria y filosófica de Bevilacqua, o Vila para los amigos, un veterano guardia para el que todas las víctimas son importantes y todas merecen que les dediquen el mismo esfuerzo y atención.

Su ramalazo psicológico se encuentra muchas veces con el mayor pragmatismo de su compañera, guardia vocacional más joven que él, y con la que en los primeros títulos mantiene una divertida relación de mentor-alumna aventajada. Sus casos también tocan aspectos podridos de la sociedad y, especialmente, del sistema legal español.

Jean-Baptiste Adamsberg

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José García es Jean-Baptiste Adamsberg en Plaga Final (2006)

En el género policíaco, sin embargo, no hay escritor que iguale los rompecabezas que construye Fred Vargas para que resuelva el inspector de París, Jean-Baptiste Adamsberg, que también ha tenido su adaptación al cine en ‘Plaga final’. Por ejemplo, en su primera novela, ‘El hombre de los círculos azules’, el misterio se desencadenaba al aparecer por las aceras de la ciudad objetos aleatorios rodeados por un círculo de tiza azul, en el que se podía leer “Mala suerte, Víctor. ¿Qué haces fuera?” Lo curioso de Adamsberg es que no tiene un método de trabajo como tal y su personalidad es, cuanto menos, peculiar.

Casi nunca recuerda el nombre de sus colaboradores, sus habilidades sociales no son demasiado buenas y es introvertido y solitario, pero su intuición casi nunca le falla, ni siquiera cuando parece que se enfrenta a un caso de vampirismo. Cada vez que tiene que abandonar París e investigar un caso en zonas rurales, el talento de Vargas para los personajes ligeramente excéntricos y las situaciones extrañas sale a relucir en todo su esplendor.

Martin Beck

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Peter Haber, protagonista de la serie 'Beck'

El padre de todos los detectives nórdicos actuales, incluido el Wallander de Henning Mankell, es este detective de Estocolmo creado a partir de ‘Roseanna’ por Maj Sjöwall y Per Wahlöö, que aplicaron los principios de la novela negra estadounidense de Hammett y Chandler a una Suecia que, en los 60, vivía una época próspera e idílica. Los dos, movidos por un fuerte compromiso político (estaban afiliados al partido comunista), crearon a Beck para contar a través de sus casos todo lo que estaba mal bajo esa fachada de aparente perfección de la sociedad sueca, todas las actividades criminales y perversiones que se llevaban a cabo por debajo.

Beck, que ha conocido varias adaptaciones al cine y la televisión, siempre está agobiado por el trabajo y deja que éste se vaya comiendo otras facetas de su vida. Su método es ser metódico y no dejar piedra sin mover, y ha resuelto algunos casos realmente ingeniosos, incluyendo una variación del clásico problema de la habitación cerrada.

Lew Archer

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Además de Dashiell Hammett y Raymond Chandler, el otro gran clásico del noir americano y, más concretamente, californiano es Ross MacDonald, pseudónimo de Kenneth Millar, un autor que ha quedado injustamente ensombrecido por la fama de los otros dos, y que creó a un detective tan memorable como Lew Archer. Afincado en el Los Ángeles de después de la Segunda Guerra Mundial, en el que muchos ex soldados se buscan la vida como buenamente pueden, y muchas chicas de provincias llegan allí persiguiendo el sueño de Hollywood sólo para ser engañadas, Archer se parece un poco a Marlowe, pero es menos cínico y se permite empatizar más con sus clientes o con algunas de las personas involucradas en sus casos.

Se da cuenta que el mundo está echado a perder y no es raro que su visión de la vida no sea demasiado optimista, y siempre acaba descubriendo cosas terribles en pueblos de la costa californiana en los que no es extraño que haya gente que se crea por encima de todas las cosas sólo por tener dinero. El peso del pasado es también muy importante en sus historias. Su primera novela es ‘El blanco móvil’, y también ha conocido traslado a la gran pantalla, en este caso como Lew Harper e interpretado por Paul Newman en ‘Harper, investigador privado’ y ‘Con el agua al cuello’.

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