Ahora Carmen mata a Don José: la nueva versión de la ópera es un manifiesto contra la violencia machista

Ahora Carmen mata a Don José: la nueva versión de la ópera es un manifiesto contra la violencia machista
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La historia de Carmen, la célebre ópera compuesta por Georges Bizet y popularizada en los teatros europeos gracias a su punto de comedia, drama, exotismo ibérico y romance, es bien conocida: un soldado raso de Sevilla se enamora locamente de una gitana local, y cuando esta le abandona por un prestigioso torero, la asesina. Así ha sido, al menos, durante el último siglo y medio.

Sucede que los tiempos cambian, y con ellos hasta los clásicos. Ahora, el director italiano Leo Muscato ha optado por reinventar el final de la historia en su nueva iteración, estrenada este pasado fin de semana en la ópera de Florencia. Carmen ya no es víctima del colérico ejercicio de violencia de José, sino que acaba con la vida de su agresor de un certero disparo. De la violencia machista a la legítima defensa de la mujer maltratada.

La idea de Muscato ha abierto algunas heridas en el circuito teatral y, ante todo, ha espoleado un debate relativamente frecuente durante los últimos años: ¿qué deberíamos hacer socialmente con las obras clásicas, hijas de su tiempo, que representan una violencia contra la mujer, una condonación de la discriminación racial o, en términos generales, una forma de remarcar estereotipos o perpetuar ideas xenófobas o discriminatorias contra según qué colectivos?

La discusión es explosiva, obviamente, por su carácter revisionista. Para Muscato la respuesta debía ser clara: tras un 2017 en el que el feminismo se ha configurado definitivamente como una de las cuestiones políticas más cruciales de nuestro tiempo (fruto, en gran medida, de escándalos de acoso, violaciones y abuso sexual como surgido al albur de Harvey Weinstein), Carmen no podía terminar como Bizet la imaginó. Carmen debía dejar de ser hija de su tiempo y actualizarse a la contemporaneidad.

"Creemos que es importante que el teatro no sea un espacio de la cultura musical conservador, que no sea un museo. Es un lugar donde un debate puede ser iniciado. Carmen fue escrita hace 150 años en un contexto cultural muy diferente. Los tiempos cambian", ha explicado a The Telegraph Paolo Klun, potavoz de la ópera fiorentina. Tanto la institución como Muscato son los responsables de que la popular obra haya sido modificada por primera vez en su historia.

Una Carmen adaptada a su tiempo

Para Cristiano Chiarot, director del teatro, es imposible mantener el final de Carmen en un contexto de altísima presión social contra la lacra del feminicidio: "En un momento en el que nuestra sociedad tiene que enfrentarse al asesinato de las mujeres, ¿cómo podemos permitirnos aplaudirlo (en la ópera)?". Al igual que España, donde sólo en 2017 hubo 48 mujeres muertas a manos de sus parejas, Italia registra feminicidios mensuales. Un escándalo público al que la ópera no es ajeno.

De forma paradójica, era el propio Muscato el que más reticencias ofrecía a la muerte inversa de Carmen cuando los programadores del teatro fiorentino se lo propusieron: "El tema de la muerte en la ópera tiene un fuerte componente masculino, la mujer debe sacrificarse a sí misma para ser libre. Es un punto de vista que hoy en día no tiene sentido alguno". En consonancia, bienvenidos a Carmen, 2018, una mujer que toma las riendas de su destino matando a su agresor.

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Originalmente, era Carmen la que moría.

Tales presupuestos han resultado explosivos. En Francia, país natal de Bizet en el que Carmen es toda una institución cultural, la cuestión ha sido tildada de "sacrílega". El lavado de cara de la obra es total: la acción ya no transcurre en la fantasiosa y exótica Sevilla del siglo XIX, sino en las afueras de Florencia, en un campamento gitano, y Carmen trabaja en una factoría local en condiciones precarias. José es un policía local de la ciudad, ambientada en los años '80 del siglo XX.

La cuestión es transversal al rol de muchas mujeres en la ópera teatral. Carmen ha sido interpretada históricamente como una mujer fuerte, de carácter áspero y de sensualidad apabullante, casi intimidante, y su asesinato se interpretaba en tales términos. Muscato aspira a revertir la lectura y a dibujar a una Carmen víctima de una relación abusiva y obsesiva por parte de Don José, un giro que plantea una cuestión brutal al espectador: ¿aplaudes a la mujer fuerte de trágico destino o a una víctima del machismo estructural, de los celos del hombre irracional?

Como es habitual, no han faltado las referencias a la "corrección política" que supuestamente inunda la escena cultural y pública del presente. Otros periodistas y agitadores culturales han señalado que, de seguir esta senda, serán muchas las óperas, novelas y obras teatrales que deberán ser reinterpretadas para adaptarse al sino de su tiempo. No en vano, son numerosos los cánones literarios en los que la mujer es un mero objeto de pasión definido meramente por su relación con el protagonista.

Tenga o no la discusión un carácter exagerado, lo cierto es que la redefinición de las obras teatrales y su adaptación al cine o a los escenarios en nuevas y vanguardistas formas es una constante en la historia de las artes escénicas y audiovisuales. El escándalo sólo brota por el claro mensaje político de la nueva Carmen y por el carácter icónico de la obra de Bizet. De una Carmen, ahora sí, superviviente y no víctima de los celos de su expareja.

Imagen | Marco Brescia/AP

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