AirBnb permite cámaras en salones y cocinas: la letra pequeña que está provocando quebraderos de cabeza

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Esta semana ha aparecido otra noticia más de un huésped de AirBnb que descubre, para su desdicha, que está siendo grabado. El neozelandés Andrew Barke y su familia se instalaron en el piso alquilado, y en el momento en el que el padre analizaba el estado de la red inalámbrica para conectarse a la Wifi, vio que había registrado un dispositivo más, una cámara. Allí la vieron, en el salón, grabándoles a todos.

La familia denunció el asunto y AirBnb dijo estar estudiándolo, pero sólo después de que consiguiesen hacer viral en Facebook un post personal con el tema AirBnb vetó definitivamente al anfitrión de su sistema. Habían pasado 33 días y otros 10 huéspedes por el piso del dueño “espía” sin que estuviesen al tanto.

Una de tantas: mismo fenómeno le había ocurrido previamente a una pareja estadounidense que detectó una cámara oculta simulando ser un detector de humo, a un chico que descubrió lo que había dentro de un falso detector de movimiento, a otro que encontró una en una cesta al lado de la cama y a muchos más. Se trata de un incidente poco usual, pero es el tipo de incidentes que no quieres que ocurra ni una sola vez.

“Términos y condiciones”: lo que muchos inquilinos están descubriendo amargamente ahora es que AirBnb sí contempla que el dueño instale cámaras en sus pisos. Hay dos condiciones: que no haya cámaras instaladas en “espacios privados” (baños y dormitorios) y que los anfitriones hayan informado al inquilino de que puede ser grabado. Pueden grabarte en los exteriores del hogar y en los pasillos de la casa, así como terrazas, salones, cocinas, salas de juegos, etc.

¿Qué es darse por enterado? Todos estos casos comenzaron en 2016, lo que llevó a la compañía a empezar a tener normas al respecto. Hasta comienzos de 2018 el anfitrión podía alegar que el invitado había visto las cámaras en las fotos de los anuncios, y de no haberse fijado, era su problema, por lo que AirBnb no actuaba para ayudar al cliente. Desde 2018, en teoría el potencial huésped verá un pop-up con la advertencia de cámaras antes de confirmar su reserva, una forma de garantizar que el futuro huésped es consciente. 

Sin embargo, muchas cámaras seguían pasando por el sistema ignoradas por la plataforma, quien no hace un seguimiento exhaustivo del estado de las propiedades que allí se listan. 

¿Y qué es ayudar a solucionar el problema? Y de ahí a casos como el de los neozelandeses de esta semana: a los inquilinos se les devuelve el dinero y se les busca otro alojamiento, pero no se sanciona y banea al anfitrión hasta que el cliente la lía en redes. Fue la misma experiencia para Jeff Bigham, quien encontró cámaras no advertidas en la propiedad. Primero le dijeron que fue negligencia suya por no verlas en las fotos del anuncio, pero después de que Bigham postease sobre el tema le dieron la razón. La discrecionalidad es total.

Es más, AirBnb aún no cuenta con protocolos claros sobre qué hacer con el material grabado. Hay cámaras que graban y retransmiten en streaming, que pueden girar y hacer zooms en tiempo real. Y si eres proactivo y te llevas contigo la tarjeta SD del dispositivo de reproducción, puede que tengas que devolverlo, que es lo que le ocurrió a Max Vest cuando fue a denunciar a la policía de Miami el asunto, ya que, desde su punto de vista, su estancia en AirBnb no era oficial, con lo que él pasaba como un posible allanador de morada que encima había robado propiedades del dueño.

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