La obsesión por el selfie moderno en sus nueve momentos clave

La obsesión por el selfie moderno en sus nueve momentos clave
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Una inmensa masa de seguidores bajo el mismo techo que su candidata presidencial. Hillary Clinton, a unos metros de la multitud, completamente sola y subida a una tarima. Cientos, tal vez miles de personas dándole la espalda. ¿Están pasando de la líder demócrata? No, están capturando el momento. Cada persona con su móvil, intentando retratarse junto a esta política que, dado el lugar en el que se realizó, un acto oficial de campaña, es probable que sea una persona a la que admiran.

Como foto es una bomba, y tal y como dijo retrató Víctor Ng, miembro del equipo de campaña de Clinton, “esto es 2016, gente”. Por el momento su tuit con la foto se ha compartido más de 17.000 veces en menos de 24 horas, y miles de personas han reaccionado a ella de diversas maneras, algunas favorables y otras no tanto.

Pero este selfie de proporciones desmesuradas que tanto nos choca visualmente en un primer momento es, si lo pensamos, sólo la última muestra de la cultura del autorretrato. Puede que este sea sin duda uno de los momentazos que marcarán el recuerdo de las elecciones norteamericanas de este año, pero fuera de su contexto se convierte exclusivamente en el novísimo hito del selfie ultramediático, un universo al que ya podemos dar cuerpo en forma de cronología moderna.

El selfie más internacional

Algunas de las personas más famosas del globo terráqueo se hacen una foto como la que podríais protagonizar tú y tus amigos. Salvo por que se realizó en mitad de la ceremonia de los Oscar y que, bueno, ni tú ni tus colegas sois Jennifer Lawrence ni Ellen DeGeneres. Esta instantánea también pasará a la historia por ser uno de los momentos más retuiteados de la plataforma del pajarito (y, ejem, también por ser una campaña promocional fallida).

El selfie pillado

Original

Aquí el acto se traslada. No son famosos simulando ser gente normal, sino famosos haciendo algo normal y siendo captados por un paparazzi externo al acto de realización de la foto. La imagen, además, derivó en una polémica sobre si Obama estaba pasando de la Primera Dama o si simplemente era un momento descontextualizado.

La sublimación del selfie llano

#NoFilter

Una foto publicada por Kim Kardashian West (@kimkardashian) el

En representación de los millones de mujeres que cada día se retratan a sí mismas quedará esta instantánea postparto de la mujer que mejor partido ha sabido sacarle a la imagen y el culto a la superficialidad en el siglo XXI. Puede que el “selfie de enseñar un poco de cacho” sea el escalón más bajo de esta cultura, pero dentro de esta categoría el de Kim es su obra magna de referencia.

El selfie cuenta con la bendición divina

De acuerdo, es posible que en un mundo en el que todo el mundo porta una cámara de fotos encima, las figuras públicas hayan perdido el control de su imagen en espacios abiertos. Es por eso que la mejor manera de aceptar los nuevos tiempos, dentro de lo posible, sea abrazar la cultura del selfie. Los seguidores ya no van a querer pedirte un autógrafo, ya seas Chris Pratt o el mismísimo Papa. Aquí el líder de la tradicional iglesia católica acepta de buen grado esta nueva cultura y permite que los seguidores guarden un bonito recuerdo de su visita.

La cultura del yo en las otras especies

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Cada vez que alguien dice que la cultura de los selfies es la enfermedad de la humanidad, es fácil que se aparezca en nuestra mente la imagen de Naruto, el mono que decidió grabarse a sí mismo para la inmortalidad. Esta foto es importante por el carisma que derrocha el primate, pero también por la problemática legal que desató: ¿a quién pertenecen los derechos de reproducción de esta captura? ¿Al fotógrafo humano que le prestó la cámara? ¿Al autor de la imagen, es decir, al mono? ¿A nadie por tratarse de una situación inaudita y tener ante sí un agujero jurídico? En este caso, la justicia le dio la razón al fotógrafo. Reivindicad vuestros derechos, animales del mundo.

Rendirte ante tu público

¿Acaso iba a ser Clinton la primera persona en permitir que todos sus fans pudieran adorarla retratándola desde un lugar elevado de la habitación? Por supuesto que no, y nadie mejor que Kanye West para marcar el hito por el que la celebrity admite su condición de tal y simplemente permite que la masa de discípulos le fotografíen mientras posa. Nadie puede ponerle trabas al culto de Jeezus. Mucho menos él mismo.

El infinito amor del selfie del jubilado

Una foto tan tierna que es posible que, dentro de otro buen puñado de retuits, acabe implosionando de pura dicha. Un señor sube a Amazon una crítica a un palo de selfie junto con una foto ilustrativa. En la descripción unas simples palabras: “incluyo yo he podido hacerme mi mejor foto en 50 años”. Los corazones de miles de internautas estallando ante lo que la cultura del selfie es: una bonita forma de querernos a nosotros mismos, da igual si eres Kim Kardasian o un profesor de historia retirado de Illinois de 70 años.

El selfie interplanetario

Si el de Ellen DeGeneres y compañía es el selfie más importante de la tierra, el de la NASA es el más importante del universo. Al menos de la parte que conocemos. Y sí, si miembros de la agencia espacial norteamericana se hacen autorretratos en el espacio como si nada, tal vez es porque esta práctica está del todo normalizada.

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