Mazdeístas, antiguos griegos y una tribu austral: buscando el origen genético de los Reyes Magos

Mazdeístas, antiguos griegos y una tribu austral: buscando el origen genético de los Reyes Magos
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Si hemos de hacer caso al Evangelio de Mateo, la única fuente bíblica que hace referencia a los Magos de Oriente, podemos afirmar que no eran reyes (ni, técnicamente, magos... los especialistas en historia bíblica los consideran "magi", esto es, sacerdotes mazdeístas) y que en ningún sitio se dice que fueran tres (la cifra se deduce del mero hecho de que llevasen tres regalos).

Fue durante la Edad Media cuando la tradición puso nombre a los tres personajes que hoy conocemos como Reyes Magos y que son los responsables de traer los regalos a los niños en nuestro país: Melchor, Gaspar y Baltasar. Esa misma tradición también asignó a cada uno de ellos un origen distinto: Melchor, el europeo; Gaspar, el asiático (de Oriente Medio); y Baltasar, el africano. La simbología que se buscaba con ello era clara: recalcar la catolicidad (universalidad) de la fe cristiana, y la condición de Jesús como Rey de Reyes ("Y póstrense ante él todos los reyes de la tierra; Sírvanle todas las naciones", Salmos 72:10-11).

Pero, claro, ese simbolismo parece ser incompatible con una de las pocas afirmaciones claras que la Biblia realiza sobre ellos: que provienen "de Oriente" (es decir, de tierras al este de la actual Palestina). Obviamente, este dato sólo sería compatible con el personaje de Gaspar (y podríamos pensar que ni aún así, dado que acostumbramos a representarlo como pelirrojo o castaño).

¿O quizá todo esto no es tan obvio, y sólo nos lo parece porque partimos de unos presupuestos erróneos (pero muy extendidos) sobre la historia de las "razas" humanas, y de un cierto desconocimiento sobre la diversidad étnica del continente asiático? Tranquilos, no vamos a tratar de demostrar la historicidad de los Reyes Magos, pero sí los usaremos como excusa para una pequeña clase de historia y geografía humana.

Para saber si la existencia de un posible Melchor o Gaspar fue históricamente factible, toca dar un repaso a la historia de las poblaciones humanas, de sus diferenciaciones (como producto del aislamiento) y de sus posteriores migraciones y mestizajes. Partamos de la base de que siempre habrá polémica cuando se trate de categorizar étnicamente a los humanos. En unos casos será por razones sociopolíticas diversas, en otros por disputas entre científicos... dar con una "clasificación" ajena a la polémica será siempre complicado.

Eso por no mencionar a la gente que, sencillamente afirma que ninguna categoría tiene sentido porque sólo existe la especie humana.

Rey Mago
(GTRES)

Bien: es cierto que, normalmente, los términos raciales (como "raza blanca" o "raza negra") que usamos en nuestro día a día carecen de sentido, bien por agrupar grupos humanos excesivamente diversos, bien por establecer separaciones artificiales en base a criterios extragenéticos (lingüísticos, culturales o religiosos). Pero, por lo general, las poblaciones humanas con un fenotipo (aspecto físico, que no meramente exterior) similar tienden a mostrar una mayor cercanía genética.

Aclarado esto, pasemos a hablar de Elizabeth Taylor.

¿Qué hace un europeo como tú en un Oriente como éste?

Cuando hace varios años se anunció que el actor Jake Gyllenhaal interpretaría al protagonista en El príncipe de Persia, hubo cierta polémica al respecto: había quien pensaba que quizá un actor blanco de apellido sueco no era la mejor opción para encarnar a un persa. Varias décadas antes, la designación de Elizabeth Taylor para hacer de Cleopatra en el film homónimo no despertó ninguna polémica en su momento, pero hoy en día mucha gente considera que la piel clara y los ojazos azules de la actriz no parecen cuadrar de todo con el personaje. Desde entonces otras polémicas han salpicado proyectos semejantes, bajo la etiqueta de "whitewashing".

Y sin embargo, quizá esa gente tenga que repensar qué significa ser "blanco" y qué relación tiene ese fenotipo con Oriente Medio.

Es habitual (lo habremos oído cientos de veces en películas estadounidenses) hablar de "caucásicos" como forma de referirse a lo que en nuestro día a día llamamos, sencillamente, "blancos". Ciertamente, todos los "blancos" son caucásicos (o "caucasoides", como prefieren decir algunos científicos para evitar la confusión con los actuales habitantes del Cáucaso), pero no a todos los caucásicos les atribuimos esa etiqueta.

Lo cierto es que desde el norte de Noruega a Pakistán y desde las Canarias hasta Rusia, las poblaciones humanas que consideramos "originarias" de toda esa extensa área son caucásicos: eslavos, europeos mediterráneos, árabes, judíos, persas, etc. Y, en la mayor parte de esas zonas, las migraciones y mezclas se llevan dando desde hace milenios. Echemos ahora un vistazo a estas fotos:

Eurooriente
El actor Jake Gyllenhaal (Imagen 1), chicas iraníes (imágenes 2 y 3), el actor Rami Malek (imagen 4).

Jake Gyllenhaal (quien, por cierto, es de familia materna judía) ya no parece una elección tan extraña como príncipe persa una vez sabemos qué podemos entender como "persa". Y aunque no hubiera sido así, lo cierto es que entre el cúmulo de profundas incoherencias histórico-culturales de aquella película, la melanina del pobre Jake sería casi un asunto menor.

Rami Malek, por otro lado, es un actor de moda tras haber interpretado a Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody. Mercury, nacido Farrokh Bulsara, era farsi (hindú de orígenes persas y religión mazdeísta, como los Magos de Oriente), pero Malek en realidad es copto (descendiente de los antiguos egipcios, convertidos en minoría étnica y religiosa a partir de la invasión árabe de Egipto en el 642). No vamos a decir que Elizabeth Taylor fuera la mejor opción para el papel, pero desde luego por sus ojos claros no será (y recordemos además que la dinastía ptolemaica que finalizó con Cleopatra tenía su origen en Macedonia).

Fui por las batallas y me quedé por la gente

En Pakistán existen actualmente dos pueblos (los hunza, o buruso, y los kalash) de rasgos europeos a los que la tradición presenta como descendientes de los ejércitos del macedonio Alejandro Magno. No es algo tan extraño: su imperio se extendía desde los Balcanes al río Indo y, tras su muerte, sus tropas se instalaron en el corazón de Asia, fundaron varios imperios de habla griega e influyeron en el desarrollo del budismo. En la época del nacimiento de Jesús aún existía en Oriente, en el noroeste de la India, un reino gobernado por griegos.

Pero los ejércitos romanos también anduvieron por allí... Y puede que aún más lejos. La historia cuenta que, en el 53 AC, el general Craso (compañero de triunvirato de Julio César) resultó muerto en la batalla de Carras contra los partos, quienes ofrecieron a los soldados romanos supervivientes servir como guardianes de su frontera oriental (en el actual Turkmenistán) a cambio de evitar la muerte o la esclavitud.

Cuando, décadas después, Roma pudo forzar un tratado de paz que permitiera el retorno de sus legionarios, fue imposible dar con ellos, y se forjó la leyenda de la Legión Perdida. En 1955, un historiador estadounidense afirmó haber encontrado su rastro en la comarca china de Li-Jien, en la que sus habitantes tienen rasgos similares a los europeos.

Chino Liquian
Ciudadano chino de Li-Jien (Jonathan Kos-Read/Flickr).

Las investigaciones genéticas concluyeron que, ciertamente, los hunza cuentan con griegos entre sus antepasados, pero no así los kalash. Las investigaciones en torno a los habitantes de Li-Jien confirmaron su parentesco con las poblaciones europeas, pero sin evidencias de tipo arqueológico no hay modo de confirmar su vínculo con la legión de Craso.

Así que... ¿de dónde proceden los kalash, si no es de Grecia? ¿Y de dónde pueden proceder los rasgos europeos de los habitantes de Li-Jien más que de Roma? Para responder a esa pregunta habrá que viajar unos miles de años más en el pasado. Según las hipótesis más extendidas, en las estepas que rodean el río Don (Rusia) vivió hace 6.000 años un pueblo nómada que hoy conocemos únicamente como la Cultura de los Kurganes.

Pese a carecer de escritura, los filólogos han podido reconstruir su lengua gracias a los paralelismos que siguen existiendo entre los numerosos idiomas derivados de ésta: desde el hindi al español, pasando por el inglés, el polaco o el kurdo (es decir, los idiomas indoeuropeos). Las distintas oleadas de pueblos indoeuropeos se expandieron durante los 3.000 años siguientes desde las Islas Británicas hasta la India; y fue gracias a dos innovaciones fundamentales: el carro y la domesticación del caballo.

Mientras una de estas oleadas se dirigía a conquistar Europa, otra se dirigió al sureste, hacia Oriente Medio, siendo la que dio forma a los pueblos indoiranios, que posteriormente se dividieron en dos grandes ramas: iranios (persas) de religión mazdeísta (sí, como los Reyes Magos y Freddie Mercury) y los hindúes. Otra rama indoeuropea, la cultura de las Momias de Tarim, llegaría incluso a establecerse en China.

Ahed Tamimi
Ahed Tamimi. Palestina y pelirroja. (Diario de Madrid/Commons)

Espero que si has aguantado leyendo hasta aquí, estés ya más o menos convencido de que, quitando la corona y el armiño, es factible que alguien que coincida con nuestra imagen del rey Melchor llegase desde Oriente a la Palestina de comienzos de nuestra era buscando a un niño mesías. Sobre si Gaspar podía ser oriundo de aquella zona y aún así ser rubio o pelirrojo, te animo a buscar fotos de la activista palestina Ahed Tamimi o del ex-general iraquí Izaat Ibrahim al-Douri.

Sí, lo de Gaspar también era posible. Vamos a por Baltasar.

Los "negritos" no son del África tropical

Aparentemente, la cosa se complica un poco a la hora de buscar explicaciones para la presencia de un "rey" mago negro.

  • Podemos destacar a los siddis de Pakistán y la India, descendientes de esclavos bantúes, pero su llegada es muy posterior a la época de los Reyes Magos: descartado.

  • Podríamos hablar también los akhdam de Yemen, a quienes la tradición vincula con el reino etíope de Aksum, cuyos reyes (que se reivindicaban descendientes de Salomón) llegaron a dominar parte del sur de la Península Arábiga. Pero siendo honrados nadie en Belén describiría a un viajero procedente de esta zona como "de Oriente", sino "del Sur". Así que tampoco nos sirve.

Viajemos un momento hasta las Filipinas del s. XVI. Allí, los misioneros españoles están empezando a explorar las islas en busca de tribus a las que evangelizar. Sorprendidos, encuentran en varias de ellas a nativos de aspecto reconociblemente africano y de un talla similar a los pigmeos, deciden bautizarles como "negritos". Con el avance de las exploraciones, empiezan a descubrirse más tribus similares por todo el sur de Asia, como Malasia y las islas Andamán, pertenecientes a la India.

Una de estas islas, Sentinel, es famosa por permanecer aún hoy aislada del mundo: todos los que han intentado acercarse han caído bajo las flechas de los sentineleses.

Jarawa
Jarawa de las Islas Andamán. Y negro. (Commons)

Hoy en día, a este conjunto de tribus se les sigue aplicando, incluso en ámbitos científicos, el término "negritos" (así, en español) como denominación genérica, y se les considera parte del conjunto de poblaciones austro-melanesias, como los papúes, los aborígenes australianos o ciertas tribus del interior de la India. Pero su similitud física con los subsaharianos es aún mayor; su pelo no es liso ni ondulado (como el de otros austro-melanesios), sino encrespado, y son las únicas tribus fuera del África subsahariana que presentan casos de esteatopigia.

Un tremendo reto para los antropólogos, que no terminan de ponerse de acuerdo sobre los pormenores de su historia genética. A los austro-melanesios se les agrupó en el pasado en la categoría de "negroides", junto a varios grupos étnicos africanos, pero los estudios indican que son un linaje humano diferenciado, posiblemente el primero que abandonó África (y, puede, el primero que llegó a América).

Se cree que dominaron el sur de Asia hasta la llegada desde el norte del continente de las etnias mongoloides (término científico usado para agrupar a asiáticos, polinesios, esquimales y nativos americanos). ¿A qué conclusión deberíamos llegar, entonces? ¿A que sería factible que Baltasar fuera un mazdeísta austro-melanesio, quizá originario de la India? Parece algo cogido por los pelos, es cierto. Pero, como teoría, nos ha permitido repasar brevemente la historia de nuestra especie, más intrincada y diversa de lo que podría parecer a primera vista. Podemos quedarnos con eso.

Imagen: GTRES

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