China no aguanta más bromitas sobre Winnie the Pooh y prohíbe el estreno de su próxima película

China no aguanta más bromitas sobre Winnie the Pooh y prohíbe el estreno de su próxima película
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Winnie the Pooh es el principal enemigo animado del Gobierno chino. Esto, que podría parecer una exageración, no es así. Una popular imagen de una reunión entre el líder chino y Obama de 2013 circuló como meme al asemejarse la postura de los dos políticos con los personajes de la serie del oso en una viñeta de su serie infantil. Desde entonces todo lo relacionado con esta obra ha sido censurada, especialmente en Weibo, el Facebook chino, y WeChat, su WhatsApp. Pese a los intentos por bloquear la comparación (o igual precisamente por ello), el chiste ya se ha extendido a toda la población, y cada tanto aparecen nuevos memes de de Xi the Pooh.

El osito opositor: Christopher Robin es la película de Disney de reciente estreno que protagoniza un Winnie the Pooh de CGI. Esta revitalización de la franquicia prometía ser uno de los monstruos en taquilla del gigante del entretenimiento, pero China ha bloqueado su exhibición. Según Hollywood Reporter no se ha dado ninguna razón pública concreta para su ausencia en las carteleras. Aunque es cierto que China tiene un limitadísimo filtro de 34 estrenos extranjeros al año, las películas de Disney suelen pasar casi ineludiblemente este corte. No ha sido este caso.

John Oliver: para reforzar la idea de una persecución estatal de los amigos del bosque de Los cien Acres, China también ha bloqueado desde hace dos semanas los comentarios en redes sociales en alusión al programa Last Week Tonight y el acceso a la web de la cadena HBO justo después de que se emitiese un programa del conocido showman británico en el que hacía un especial repaso de las nuevas políticas represoras del país… y sí, se hacían chistes sobre la obsesión de Xi Jinping por evitar que le comparen con el pequeño bonachón aficionado a la miel.

China más totalitaria: en estos últimos tiempos los poderes del dirigente chino se han multiplicado, entre otros, el de poder ostentar el cargo a los mandos del partido único de modo vitalicio, haciendo un gobierno más personalista, que exige (aunque tenga que ser a la fuerza) un culto al líder mayor para el resto de la población, como ya hemos visto ocurrir en otros Estados comunistas fallidos. De ahí que cualquier posible símbolo de rebelión o de burla al sistema tenga que ser fuertemente castigado, bien sea Winnie the Pooh o Peppa Pig.

La película da mal rollo. ¿Serán las detalladas texturas del tejido peluchón del oso y sus animales? ¿Esos pequeños botones cosidos de negrura infranqueable que hacen de ojos? ¿La inocente mirada de una criatura que, pese a toda lógica, está viva? Al menos los chinos no tendrán pesadillas con mundo de fantasía en el que palpita un lado siniestro siempre a punto de estallar, como sí le está pasando a muchos otros espectadores.

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