Consecuencias indirectas del 8M: ahora las mujeres directivas perciben más brecha de género en sus empresas

Consecuencias indirectas del 8M: ahora las mujeres directivas perciben más brecha de género en sus empresas
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El recién publicado tercer informe ESADE Gender Monitor (hecho por esta escuela de ADE de la Universidad Ramon Llull y una de las “Business Schools” más importantes del país) acaba de arrojar unos resultados interesantes. Un año después de la manifestación feminista más multitudinaria de la historia de España, y sin que haya ocurrido entre tanto ninguna hecatombe social, las percepciones de las altas directivas en lo tocante a los síntomas sexistas de la cultura de sus empresas se ha hecho de repente mucho mayor.

Las mujeres reaccionan: parece que en 2018 hay muchas más barreras de género en sus empresas que en 2017. Si antes sólo un 27% de ellas creía que sus centros manifestaban problemas en cuando a la conciliación familiar, ahora lo cree así un 46%. Ocurre lo mismo en la brecha salarial: antes el 33% las percibía, ahora son un 40%. En 2017 un 26% de ellas encontraba que no se reconocían sus tareas en la misma medida que las de los hombres. Ahora piensan eso mismo un 34%.

Un despertar de consciencia: hay dos formas de interpretar los resultados. O bien las condiciones se han endurecido para las mujeres en este tiempo, o el calado de la ideología feminista es mayor. Ocurre lo mismo con las cifras de asaltos sexuales: no es una proporción exacta, pero sí hay una tendencia a que en aquellos países en los que se hacen más políticas activas por abordar el sexismo son mayores las denuncias de acoso y la percepción de desigualdad.

España morada: un reciente barómetro realizado por el medio CTXT con ayuda de 40dB mostraba que un 58.6% de mujeres y un 45% de hombres se considera “muy” o “bastante feminista”. Una media del 52% de la población. Del total de hombres y mujeres, un 29.5% se consideran “un poco” feministas, y un 11% “nada”. Son las jóvenes generaciones las que más están adoptando este mensaje.

El camino de las empresas: del informe de ESADE se extrae que apenas una de cada diez compañías españolas contaba en 2017 con una presencia equilibrada entre mujeres y hombres en su Comité de Dirección. Las directivas denuncian que las empresas hacen poco o nada efectivo por mejorar sus porcentajes. La medida más recurrida por las empresas para ayudar a las mujeres es la implantación de horarios flexibles, algo que por sí mismo no es una medida enfocada a ninguno de los dos géneros. El 58% de las entrevistadas considera como la mejor opción el asociacionismo con otros grupos de mujeres.

Los laberintos de cristal: anteriormente ya hemos hablado de las dificultades de las medidas de igualdad empresarial o de los billones de dólares anuales que colectivamente nos cuesta la desigualdad. También hay que señalar la extendida idea de que los altos puestos, masculinizados, los copan los más profesionales, cuando las encuestas muestran que tan solo entre el 20% y el 30% de los miembros de los órganos de decisión empresariales son seleccionados por criterios profesionales, por lo que los méritos profesionales de los administradores masculinos actuales no parece que respondan a criterios objetivos.

Pero hay otras nuevas formas de actuar: si en los países desarrollados el gran rasgo de desigualdad son los hijos, los permisos de paternidad igualados recién aprobados por el Gobierno podrían ayudar a paliar esta distancia.

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