El YouTube de Bob Ross es el faro de luz que necesitas para sobrellevar la decadente realidad

El YouTube de Bob Ross es el faro de luz que necesitas para sobrellevar la decadente realidad
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Nuestro mundo carece de sentido y es una ruina. El flujo de noticias parece acomodarnos en el sentimiento de alarma, en la catástrofe permanente por la que las respuestas son atentados, asesinatos masivos, cambio climático o terror financiero. Allá donde miremos todo es susceptible de generarnos ansiedad, un malestar profundo inherente a la vida moderna. Por suerte, la inocencia no ha muerto. Por suerte tenemos a Bob Ross.

“Recibí hace un tiempo una carta que decía: ‘Bob, todo en tu mundo parece feliz’. Sí, así es. Por eso pinto. Porque de esta forma puedo crear un tipo de mundo que me gusta, un mundo tan feliz como yo quiera”. No es una cita de Bob Marley ni tampoco de algún antiguo personaje interpretado por Chris Pratt. Es del famoso paisajista Bob Ross, el más famoso divulgador de cursos de pintura en Estados Unidos entre los años 80 y 90 y una persona que perfeccionó el arte del gozo ajeno. Ver su programa, perderse en sus sinuosas explicaciones y en su excitante peinado, era comprar un ticket de visita al Edén de media hora de duración.

De Twitch a YouTube, Internet se está refugiando en Bob Ross

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Y aunque durante los años de emisión de The Joy of Painting (El placer de pintar) sus escenarios kitsch reconfortaron las meriendas de muchos niños y adultos, el pintor no alcanzó un espacio que probablemente le habría servido como plataforma idónea: Internet. A eso se dedicaron varios usuarios hace dos años cuando una fiebre rossiana asoló a Switch. La plataforma de difusión de contenido en streaming (y eminentemente enfocada al juego en directo) vio cómo un maratón de los viejos programas de Ross alimentaron la ilusión de miles millones de personas.

La periodista Lauren Orsini de Forbes advirtió: más de 40.000 personas simultáneas se fusionan en un coro de broma sarcástica y pura candidez. Los comentarios de “buen juego”, “pinta con el color ocre orco” o “me pregunto si Ross está viendo esto” se sucedieron durante días.

Pero la broma no quedó ahí. El icono de la bondad, el tío más amable a uno y otro lado de la historia televisiva, ha sido recuperado para estos tiempos convulsos desde Internet. Reddit es uno de sus bastiones principales, y el juego se ha puesto aún más serio ahora que YouTube ha confirmado hace dos días que se han subido ya de forma completa los más de 400 episodios del programa El placer de pintar en un canal hecho por y para la memoria de Ross. Y tienes (tienes) que verlo.

El entusiasmo por el programa nunca vino exactamente de la mano de la calidad estética de sus cuadros. Es más, muchos de ellos podrían pasar perfectamente como paisaje de relleno de láminas del todo a 100, y se le ha cuestionado desde muchos espacios y discursos. También en FiveThirtyEight han criticado (con muchísimo rigor) la falta de originalidad de sus estampas. Como calcularon en un maravilloso trabajo de datos, el sonriente señor de pelo rizado tenía una variedad de registros de lo más modesta.

Un alma pura que resistió a la corrupción humana y viene ahora a rescatarnos

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La clásica cabaña rossiana.

No, Bob Ross importa por otros motivos. Porque logró crear un espacio seguro. Un pequeño universo confesionario que, gracias a la sincera bondad que logró transmitir durante su emisión, se ha convertido en un poderoso objeto que atesorar, un antídoto contra el mal irónico que sufren las personas de todas las generaciones (baby boomers o millennials) de hoy en día.

Lo explica un usuario de Reddit: hay en la cuarta temporada un momento especialmente conmovedor. Ross recibió el mensaje de uno de sus seguidores. “Ross, me encanta tu programa pero soy daltónico. ¿Cómo puedo aprender a pintar?” La respuesta del presentador fue montar todo un episodio mediante el que explicarle a la gente daltónica cómo podían pintar ajustándose a su rango de colores. Los que recuerdan el programa y los que lo ven ahora por primera vez pensarán lo mismo: este tío es genuinamente buena persona y nada de lo que diga podrá hacerme sentir mal.

Como muchos han indicado, ya han empezado a ver sus programas en tanda. Tanto los que se ponen The Joy of Painting como sonido de fondo a modo de video ASMR para intentar relajarse y dormir como los que quedan hipnotizados por los trazos de sus pinceles y no pegan ojo están sintiendo una calma que no les da ningún otro canal en este momento. La fiebre nostálgica por Bob Ross no parece tener fin en un futuro cercano. Y tal vez eso es lo mejor que nos podía haber pasado en este mundo lleno de oscuridad.

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