La extrema derecha odia a Soros. Ahora alguien le ha puesto una bomba en el buzón de su casa

La extrema derecha odia a Soros. Ahora alguien le ha puesto una bomba en el buzón de su casa
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No están siendo buenos tiempos para Soros. Primero, el húngaro tuvo que trasladar por primera vez la sede de su organización Open Society Foundation desde su país natal a Alemania por presiones del gobierno ultraconservador de Viktor Orban. Más tarde el Gobierno le obligó a cerrar la Universidad Centro Europea, fundada por él mismo. Pero las cosas se han puesto serias. Esta misma semana la policía de Nueva York ha encontrado un paquete bomba en el buzón de su casa.

El banquero bueno: George Soros tiene 26.300 millones de dólares, es la vigesimotercera persona más rica del mundo según Bloomberg. Y es de izquierdas. O, al menos, todo a la izquierda que se puede estar dentro del esquema liberal. Esto es lo que le hace distinto de la mayoría de sus compañeros en las listas de hombres poderosos. Como han apuntado algunos, no existen problemas si los hermanos Koch queman camiones de billetes a favor de causas republicanas, pero que uno de los suyos invierta en medidas progresistas lo convierte en un blanco de oscuras especulaciones.

¿Y cuáles son esas conspiraciones? Veamos algunas de ellas: él es el titiritero en la sombra de la primavera árabe, de Occupy Wall Street, del Maidán ucranio, de la crisis de refugiados, de haber pagado a perros contra el Gobierno rumano, de haber financiado un golpe de estado eslovaco… La última es que la “migrant caravan”. Es este judío el que está movilizando a 4.000 inmigrantes de Honduras que ya han llegado a México y que van hacia Estados Unidos.

Y las influencias reales: pese a que ha generado una nutrida literatura conspiranoica, no todo es ningún invento. Es un lobista reconocido y público de diversas causas humanitarias, en especial consonancia con el partido demócrata estadounidense, pero también intervino en los países satélites de la órbita soviética para que abrazasen los sistemas y valores democráticos, a veces creando organizaciones de presión ideológica.

Recientemente ha financiado a organizaciones científicas y feministas que han protagonizado la Women’s March y la Science March, da enormes cantidades de dinero a organizaciones que apoyan la reforma democrática de EE.UU., ha financiado al Remain del Brexit, ha apoyado a Hillary, y entre sus intereses está el acceso al aborto o la eliminación de fronteras migratorias. Desde 1979 ha gastado más de 12.000 millones de dólares de manera altruista, un poquito menos al equivalente del PIB anual de España.

Capitalismo salvaje: hoy prácticamente sólo se dedica a las labores humanitarias, pero tampoco hay que olvidar que se hizo famoso y logró su fortuna gracias a esquemas de acción bursátil arriesgados y revolucionarios. No dudaba en ir contracorriente, puesto que en situaciones de crisis, según su teoría, cualquier inclinación mínima de la balanza puede revertir la tendencia. Soros selló su éxito en 1990, cuando de la noche a la mañana hundió el sistema monetario británico y ganó en una sola jornada 1.000 millones de euros. Algo parecido hizo más tarde durante la crisis financiera asiática, y Malasia le acusa de haber empobrecido de forma directa a su país en más de un 15%.

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