Leo más de 200 libros al año. Y tú también puedes hacerlo si sigues todos estos consejos

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Una versión anterior de este artículo se publicó en 2017.

Tengo que hacer una confesión: leo 200 libros al año y estoy seguro que tú puedes hacerlo también.

Siempre me ha gustado leer, he tenido mejores y peores épocas pero siempre he considerado que es la afición con la que más me divierto por encima de otras. Cada vez que empiezo un nuevo libro siento un nerviosismo, el de saber que me voy a involucrar en un nuevo mundo, en una nueva historia, en un refugio ante una vida que, muchas veces, soy incapaz de comprender.

Corría el año 2012 cuando me decidí a lanzar un blog de literatura. Coincidió con el momento en que estaba realizando la carrera de Filología inglesa, carrera que decidí cursar únicamente porque me encantaban los libros y así podía leerlos en su lengua original, y sentí la necesidad de compartir mis lecturas. Qué mejor forma de hacerlo que así. Empecé a moverme y descubrí las redes sociales y, especialmente, un lugar para guardar mis lecturas: GoodReads.

Siempre apuntaba mis lecturas, año a año en papel. Así sabía que rondaba siempre las cuarenta o cincuenta lecturas (nada mal). Con GoodReads podía tener mi biblioteca ordenada desde el principio. Costó ponerla en marcha pero valió la pena y la sigo actualizando desde aquel día. Ese mismo año me apunté al reto de GoodReads de libros leídos y, oh, sorpresa, resulta que leía muchos más. A partir de entonces la cantidad fue aumentando paulatinamente hasta llegar a esa cifra mágica de unos 200 libros al año donde ya me he estabilizado, parece un límite razonable.

¿Parece ciencia ficción? No lo creo. De hecho he estado pensando en una serie de ideas que te pueden ayudar a conseguirlo, ideas que, por otra parte, me han servido a mí pero no tienen por qué valer a todo el mundo. Espero que alguien pueda encontrar algo útil de ellas.

1. Busca tiempo, lucha por conservarlo

Es lo que más me costó hacer en un momento inicial pero es imprescindible. Encontrar el mismo momento todos los días. Un momento que seguro que vas a dedicar específicamente a leer. Una vez tengas la rutina, ya no costará. Mi caso particular: dejé el coche y empecé a ir a trabajar en transporte público, lo que supone siempre tres horas seguras al día.

Hagamos cuentas: 3 horas por 7 días por 52 semanas = 1092 horas; normalmente consigo 50 páginas a la hora (según el libro), lo cual supone unas 54600 páginas. Si tomamos como referencia que el libro medio en mi caso suele ser de 280 páginas, el resultado es 195 libros. Esto es orientativo, no uso el transporte en fin de semana y ahí pierdo un poco de tiempo.

(Alice Hampson/Unsplash)

Una vez tengas lo anterior, es fácil que se te ocurran otros huecos a lo largo del día; todo lo que saques aparte suma. En mi caso, siempre dejo una hora por la noche, antes de acostarme y cada vez que voy al servicio me llevo el libro (no es broma, se saca mucho en ese rato íntimo).

Más cuentas. Sería fácil sacar una hora y media así pero no quiero ser demasiado exigente, con una hora más estaría bien: 1 hora por 7 días por 52 semanas nos dan 364 horas extras, si multiplicamos por 50 páginas y dividimos por el libro típico de 280 páginas nos salen 65 más.

2. Intenta llevar siempre un libro encima

Nunca sabes cuándo va a surgir un hueco excepcional para leer. De verdad. Cuando vas al médico es habitual, pero no olvides echar un libro en tu bolso, que sea un compañero con el que vives, yo siempre lo llevo en el mío. Así consigues sacar los momentos extras de los que hablaba más arriba. Una página es una página.

Y esto un apéndice del anterior: siempre llevo dos libros (por lo menos). El miedo a no tener un libro para leer es especialmente terrorífico en mi caso. Una vez se me olvidó coger uno de repuesto y conseguí superar el terror inicial acercándome a propósito a un quiosco y comprando otro. Fue un momento duro, durísimo.

3. Alternar y dejar lecturas (cuando sea necesario)

Nunca leas dos lecturas muy duras seguidas. Lo notarás por su densidad, leerás menos páginas por hora. Dar variedad es una necesidad porque ganas ritmo de lectura, y para ello tienes muchas posibilidades: cómics, policíaco, terror, ciencia ficción... No desdeñes ninguna posibilidad. Por ejemplo, Pynchon es genial, luego puedes coger un manga de Takahashi y volver a un Delillo para seguir con Chandler. Verás cómo tu ritmo de lectura permanece constante.

En su ensayo Como una novela el gran Daniel Pennac daba un montón de consejos fuera de lo común a la hora de afrontar la lectura. Uno de los que me causó más impresión fue el de abandonar un libro si no te llenaba. No hay que obcecarse. Se deja y listo. Anda que no hay lecturas esperándote. A lo mejor, vuelves a él incluso más adelante.

Gestiona el próximo hype: piensa en el futuro próximo, escoge próximas lecturas. Siempre piensa en tres o cuatro cosas que te gusten. Es fundamental crearte tu propio hype. Que sea dinámico, añade y quita libros sin miedo. El estatismo cansa. No temas abrirte, salir de tu intervalo de comodidad. Normalmente tengo una pila de pendientes próximos y otras "pilas" más lejanas que se van intercambiando según mis apetencias o adquisiciones.

4. Tu mayor enemigo es el teléfono móvil

Esto va a ser un poco impopular pero, según mi experiencia, ayuda a no dispersarse. No pierdas tiempo siguiendo a mucha gente para elegir lo que quieres leer (o sacar ideas de lecturas), escoge dos o tres fuentes fiables, en este caso fiable es que cuadre con tus gustos. Consejo más allá de esto: sigue a gente que lea cosas distintas de los habituales best-sellers y listas de ventas. Descubrir tu camino lector (único e intransferible) es imprescindible.

(Tought Catalog/Unsplash)

Olvídate del teléfono móvil cuando estés leyendo. El hueco que tengas aprovéchalo y no lo interrumpas con otros temas. El móvil es, probablemente el mayor come-tiempo que existe y te distrae muchísimo. Las redes sociales te absorben. No pierdas tiempo diciendo lo que lees, solo lee. Hasta la música suele distraerme. Cuando leo me gusta sólo leer, cualquier otra actividad suele desviar la atención. Los ratos que leas, que sean exclusivos.

No solo el móvil es un sacrificio, dedicar tiempo a la lectura es ingrato. Sobre todo al principio. Necesitas muchas horas para conseguir leer mucho. No podrás estar al día de las series que sigue todo el mundo, ni las películas que se estrenen, ni de todos los realities de la tele... Con el tiempo, verás que vale muchísimo la pena dedicarle ese tiempo.

5. Recuerda: literatura es diversión

Último consejo/idea fundamental: pueden venderte que con la literatura te formas y te haces mejor persona (desde luego puede suceder), pero nunca hay que olvidar que leer es para divertirse. Si no te diviertes, no vale la pena y es muy probable que lo dejes con el tiempo. Lo demás es accesorio. Esto lo digo porque no, a todo el mundo no le tiene por qué gustar leer, por mucho que se lo digamos. Esas personas tienen otras aficiones disponibles. Pero si tú eres de los que disfruta leyendo tienes un caudal inagotable de alegrías.

¿A que leer tantos libros no es tan imposible? Espero que alguna de las ideas las puedas poner en práctica y luego podamos comentar libros y más libros. Ese incalculable placer que nunca te abandona, que lo necesitas como el respirar. Cuando un día no leo, siento que me falta algo, es como si perdiera mi equilibrio personal. Sólo me pasa con esta afición, no es casualidad.

Imagen: Blaz Photo/Unsplash

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