El acuerdo entre Grecia y Europa explicado para quien ha estado desconectado del tema las dos últimas semanas

El acuerdo entre Grecia y Europa explicado para quien ha estado desconectado del tema las dos últimas semanas

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El acuerdo entre Grecia y Europa explicado para quien ha estado desconectado del tema las dos últimas semanas

Ya es oficial, habrá un tercer rescate a Grecia. La posibilidad de que Grecia salga del euro está más lejos. Las dos últimas semanas han sido muy movidas y hemos estado realmente cerca de que Grecia se saliera del Euro. La tensión en las negociaciones ha sido muy alta y parece que por fin hay un acuerdo.

Pero, ¿qué ha pasado en todo este tiempo? ¿Por qué la tensión ha llegado a un punto en el que parecía que no habría retorno? ¿Cuál ha sido la cronología de la crisis? Vamos a ver con detalle lo que ha pasado.

El fin del segundo programa de rescate

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Syriza llegó al Gobierno de Grecia a finales de enero, tras una victoria clara (pero no por mayoría absoluta) en las elecciones generales que ellos provocaron al bloquear el nombramiento del Presidente de la República en el parlamento en la anterior legislatura (requiere mayoría amplia y si no se obtiene se convocan elecciones).

Su mandato era claro: los rescates a Grecia eran un fracaso y había que buscar una solución con una quita de la deuda y el fin de la austeridad. Sin embargo los prestamistas, instituciones internacionales como el FMI y Estados europeos, no lo tenían tan claro.

El segundo programa de rescate a Grecia se firmó en 2012 y finalizaba en diciembre de 2014 pero se extendió hasta el 28 de febrero debido a las elecciones en Grecia. Una vez llegó Syriza al poder se volvió a extender hasta el 30 de junio debido a que llevaban poco tiempo en el Gobierno y las negociaciones estaban avanzando muy lentamente.

El mes de junio fue muy agitado. Lo primero que hizo Grecia es agrupar todos los pagos que tenía pendiente con el FMI durante junio y los fijó todos el 30 de junio, para estirar al máximo la negociación. Esto, aunque no es un impago, sí se vio como una medida de presión, ya que si no llegaba a un acuerdo podría haber un impago por parte de Grecia (cosa que, por cierto, sucedió). Pero la verdadera juerga empezó hace dos semanas.

El fin de la negociación

La última semana antes del 30 de junio fue una locura. Las reuniones del Eurogrupo para negociar una extensión del tercer rescate, con nuevas medidas que solicitaba Europa para desembolsar más dinero, eran bastante tensas. Todo se discutía punto por punto, un tira y afloja continuo.

Sin embargo el acuerdo estaba cada vez más cerca. Sólo quedaban algunos flecos por rematar. La reforma de las pensiones, subida del IVA, el superávit primario que debía de tener Grecia para pagar la deuda... todo estaba más o menos fijados pero había pequeñas diferencias sobre las cifras.

Y entonces estalló la bomba. Grecia se retiraba de la mesa de negociación el día 27 de junio y convocaba un referéndum para el día 5 de julio sobre si aceptar las últimas condiciones de la Troika (FMI, BCE y CE). Syriza, el partido del gobierno, hacía campaña por el No.

Referéndum y corralito

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El problema de convocar un referéndum tan tarde era claro: el rescate expiraba el día 30 de junio y la votación se produciría el 5 de julio, con el rescate expirado. Grecia pidió una prorroga del plan de rescate hasta después de la votación pero muchos líderes europeos estaban hartos y dijeron no.

Además en los últimos meses la fuga de depósitos de los bancos griegos fue muy abultada. Si la banca griega no quebraba era simplemente porque el BCE estaba metiendo liquidez de emergencia (ELA). Ante la convocatoria del referéndum el BCE decidió no ampliar el programa de liquidez de emergencia y por tanto había que establecer el control de capitales (corralito).

Durante la semana de campaña por el referéndum los bancos permanecieron cerrados y los griegos sólo podían sacar 60 euros diarios. El pago con tarjetas seguía siendo válido (aunque algunos comercios no las admitían) y realizar transferencias internacionales requería autorización previa. Grecia impagó al FMI el día 30 de junio.

A pesar de las amenazas de Europa y del corralito (que dificulta mucho la vida de los griegos) el resultado fue un claro NO, con un 61,31% de los votos. Syriza ganó. Y Grecia quería volver la mesa de negociación con una postura clara: el pueblo griego no quiere seguir con esta dinámica, necesitamos una quita de la deuda y el fin de la austeridad.

Vuelta a la mesa y postura dura de Alemania

Después del referéndum las posturas parecían muy enfrentadas. Alemania ya daba por perdida a Grecia, se empezaba a hablar claramente de salida de Grecia del Euro. El segundo rescate ha concluido y si quieren algo tendrán que solicitar un tercer rescate pero no hay confianza en que cumplan las condiciones. Y sin embargo hubo un gesto por parte de Grecia de que querían volver a negociar: el Ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, dimitía (según él porque la Troika había pedido su cabeza). Si la Troika pide algo es porque hay un espacio para el encuentro.

El martes 7 hay una nueva reunión del Eurogrupo y a pesar de la clara victoria del NO el corralito ha hecho mella. Grecia se pliega a las exigencias del Eurogrupo, presentará un plan detallado de las reformas a implementar. No se habla de quita de deuda. El Eurogrupo amenaza: si el domingo no se cierra un nuevo plan Grecia saldrá del Euro.

El miércoles Grecia presenta oficialmente una solicitud para el tercer rescate. Los detalles se conocerán el jueves. Los bancos siguen cerrados, a pesar de los mensajes previos a la votación en el referéndum que decía que una vez ganado el NO en un par de días estaría todo resuelto.

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El jueves se presenta el plan de Grecia. Es un plan de ajuste mucho más duro que el que votó en contra el pueblo en referéndum hace menos de 7 días. Se vota en el parlamento Griego y gana con amplia mayoría pero con algunas abstenciones y oposiciones de diputados de Syriza, el partido del Gobierno.

El sábado 11 se reúne el Eurogrupo. Grecia parece dispuesta a ceder en todo, pero la agresividad de Alemania y otros países (Finlandia y Holanda, por ejemplo) en contra del plan asusta. No es suficiente, dicen. La economía griega está muy deteriorada por el corralito y hacen falta ajustes más severos. Además rápidos. Y esta vez primero las reformas y luego el dinero.

El domingo se reúne de nuevo el Eurogrupo y luego por la tarde Cumbre del Euro. Más tarde una reunión del Consejo Europeo con todos los países de la UE, no sólo del euro. A mitad de la mañana se suspende la reunión del Consejo Europeo, buena noticia porque ahí tenía pinta de que se iba a debatir la expulsión (temporal) de Grecia de la UE (no solo del Euro, cosa que no se puede hacer).

Las reuniones han acabado bien entrada la mañana de hoy lunes 13 de julio. Y por fin hay acuerdo. Un acuerdo muy duro para Grecia, algunos dicen que incluso humillante. Lo que votaron el domingo pasado los griegos no ha servido para nada.

Acuerdo definitivo e incertidumbre

El acuerdo es brutal. Primero por las cosas en las que ha cedido Syriza. Segundo, por la rapidez de las medidas a desarrollar. Básicamente hubiera sido mucho más leve que Syriza hubiera aceptado lo que tenía encima de la mesa el día 28 de junio cuando decidió convocar un referéndum y levantarse de la mesa.

Las próximas 48 horas serán cruciales. El parlamento griego tiene que reformar las pensiones, el mercado laboral, elevar impuestos... ya os adelanto que en España legalmente es imposible hacer eso en tan poco tiempo.

Pero lo más duro, lo que ha retrasado todo tanto tiempo es el fondo de privatizaciones que tiene que crear Grecia en Luxemburgo. Ahí transferirá activos por valor de 50.000 millones de euros para recapitalizar la banca y avalar el rescate. Es una medida sin precedentes. Desde el norte de Europa no se fían de Syriza. Y no, no habrá quita de la deuda, aunque sí ampliación de los plazos de devolución.

Aunque hay acuerdo hay incertidumbres. ¿Logrará Syriza aprobar todo esto en el parlamento? ¿Cumplirán su palabra? ¿Soportará Grecia la humillación de que Europa les haya puesto contra las cuerdas? Es difícil de decir. Pero una cosa está clara: es la última oportunidad. Muchos países, los que más dinero aportan a Europa, están hartos de esta situación.

Imagen | Atli Harðarson | Cordon Press

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