Los españoles de hoy pasamos 300 horas menos al año trabajando que hace cuatro décadas. Es una buena señal

Los datos de la OCDE sobre productividad son muy indicativos de la salud económica de un país

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¿Cuánto trabajas al día? La respuesta, invariablemente, es unánime: demasiado. Pero lo cierto es que hay lugares en los que la medida varia de forma sustancial. En México, por ejemplo, "demasiado" son más de 2.225 horas al año, la cifra más alta de todos los países de la OCDE. En Alemania, por su parte, la consideración es sustancialmente más baja: apenas 1.300 horas laboradas a lo largo de doce meses. Un informe de la organización deja claras las enormes disparidades entre países, pero también la evolución histórica de cada uno.

300 horas menos. Cuarenta años dan para mucho, especialmente en España. El país es uno de los que más ha reducido su carga laboral durante las últimas cuatro décadas: si el español medio trabajaba alrededor de 1.950 horas al año en 1979, hoy tan sólo acumula 1690. Casi trescientas menos en una reducción drástica que cuenta con pocos referentes en el resto de naciones de la OCDE. Poco a poco, España ha necesitado menos horas para producir más.

Algo raro. Sólo otro puñado de países cuentan con reducciones igual de drásticas. Suiza se plantó en las 1.580 horas anuales en 2015, cuando en 1979 trabajaba las mismas que España. El caso de Chile es aún más espectacular: de 2.422 horas en 1990 a 1.974 en 2016. Otros, como Suecia, se han vuelto menos productivos: laboraban 1.530 horas en 1979 y 1.621 en 2016. Los campeones de la reducción son Francia y Alemania, eso sí: los germanos se han ido quitando cien horas anuales por década, pasando de las 1.528 en 1995 a las 1.363 hoy.

Nadie trabaja menos. El alemán medio acumula 170 jornadas laborales completas (ocho horas) en un año. El español, 211. El mexicano, 278.

El método. ¿De dónde surgen las diferencias? La metodología es relativamente simple: la OCDE recoge la información proporcionada por cada organismo nacional sobre el volumen total de horas laboradas anualmente, y después las divide entre el número total de empleados. Aquí, como es obvio, influye el volumen de altas y bajas en la Seguridad Social (los desempleados quedan al margen). También el tipo de trabajo que se desempeñe, ya sea a tiempo completo o parcial.

La lectura. ¿Qué significa esto último? Primero, que es una panorámica, útil para establecer diferencias entre países, pero poco práctica para analizar cada caso de forma individual. Segundo, que puede haber distorsiones. En España podemos interpretar los datos desde otro punto de vista: la reducción de horas recientes no está relacionada con la mayor productividad por empleado, sino por el altísimo volumen de trabajos parciales (se fraccionan las jornadas laborales entre varios empleados) o con la reducción de jornada de algunas administraciones (a 35 horas).

Una evolución. Esto último casaría bien con la tendencia reciente del mercado laboral español: estacionalidad y temporalidad. En cualquier caso, la imagen que refleja la OCDE sí es sintomática: la economía española se ha vuelto más productiva y rica, y los trabajadores españoles más eficientes (pese a que siguen siendo poco productivos). No es casualidad que casi todos los países que trabajan pocas horas al año en promedio sean muy ricos y muy avanzados. Al parecer, la riqueza y la felicidad de un país está lejos del trabajo: cuanto menos tiempo invirtamos en él, mejor.

Imagen | Tim Gouw/Unsplash

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*Una versión anterior de este artículo se publicó en enero de 2018

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