Autobús urbano bajo demanda: el Uber del transporte público ideado por una ciudad canadiense

Autobús urbano bajo demanda: el Uber del transporte público ideado por una ciudad canadiense
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Enciendes tu teléfono, descargas una aplicación desarrollada por el ayuntamiento y solicitas al servicio público de transporte un bus que te recoja en la puerta de tu casa y te deje en tu café favorito. Marcas la fecha y la hora idónea y, voilà, al día siguiente un autobús urbano cumple tus órdenes. Es el modelo que ha permitido a Uber y Cabify expandirse por medio mundo, y en un futuro no muy remoto podría llegar también a los autobuses públicos de cada ciudad.

En Belleville, Canadá, ya lo están probando.

¿Cómo? Hasta ahora, todas las líneas de autobús seguían rutas fijas y regulares: pasaban por los mismos puntos a las mismas horas, al margen del número de pasajeros que circularan a bordo o del destino al que desearan llegar. Belleville ha elegido su ruta nocturna para rediseñar la concepción tradicional del transporte urbano: ahora las rutas quedarán fijadas en función de las preferencias bajo demanda de sus usuarios, escogiendo los trayectos más óptimos en cada momento.

Ha entrado en servicio este mes.

¿Quiénes? La empresa responsable del experimento es Pantonium, una tecnológica basada en Toronto. Como explican aquí, el reto ha consistido en diseñar un algoritmo capaz de diseñar rutas en tiempo real para una ciudad de 55.000 habitantes con varios hipotéticos servicios de autobús al mismo tiempo. La app recoge las localizaciones de sus usuarios y de sus autobuses, y escoge los caminos más rápidos capaces de satisfacer las necesidades de todos sus pasajeros.

Es un modelo similar al empleado por Google Maps a la hora de calcular los trayectos más rápidos, sólo que mucho más complejo.

¿Por qué? Por eficiencia. Los conductores ya no tendrán que recorrer la ciudad hasta que se topen con un potencial pasajero, sino que irán directamente a sus puntos de recogida. Es un ahorro significativo de tiempo y recursos, además de un servicio más apetecible para los vecinos. Las rutas, al diseñarse a medida a través del algoritmo, serán más rápidas y cómodas (adiós a pasar cincuenta minutos en un bus vacío que da vueltas en círculos), por lo que podrían disparar el uso del autobús urbano frente a alternativas privadas (como Uber o el coche).

¿Hay más? Belleville reclama orgullosamente el hallazgo para sí, pero otras ciudades han experimentado con anterioridad con sistemas similares. El caso más célebre en Estados Unidos es el de Austin, cuyo servicio, Pickup, estaba destinado a espacios urbanos a los que no llegaba el autobús público por ausencia de demanda o amplia dispersión demográfica. Helsinki operó durante años Kutsuplus, minibuses que hacían las veces de taxis para grupos pequeños en las afueras.

La diferencia del servicio planteado por Belleville es su carácter integral: para toda la ciudad, para cualquier pasajero, siempre bajo demanda. Por el momento, el bus-à-la-Uber paseará por las nocturnas calles de la ciudad canadiense durante un año. Más tarde, la ciudad decidirá.

Imagen: Pau Casals/Unsplash

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