Los centros comerciales ya estaban muriendo. Ahora el coronavirus les ha dado la puntilla

Vista de un centro comercial.
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No han sido pocos los sectores que han sufrido un estrepitoso batacazo a raíz de la pandemia del coronavirus. Pero uno de los grandes afectados ha sido, sin duda alguna, el centro comercial. El cierre de establecimientos por miedo y las restricciones de movilidad han sido el chispazo y la mecha para que el sector haya sufrido su mayor devaluación de activos inmobiliarios de su historia. Un derrumbe que podría alcanzar el 16% de activos en 2021.

Si a eso añadimos el cambio de consumo de los clientes y el vuelco al digital, podemos anticipar que el centro comercial siente ya en sus pieles el crepúsculo de sus días.

Tendencias. Según refleja el informe Un nuevo horizonte inmobiliario, elaborado por la consultora inmobiliaria CBRE, los centros comerciales en ubicaciones prime o los regionales continuarán con un descenso de activos en 2021 hasta situarse en rangos de entre el -4% y el -10% respectivamente. Los situados en áreas secundarias podrían alcanzar el -15% a cierre de año, según las previsiones de CBRE, un escenario aún peor.

Antecedentes. Pero el verdadero problema viene de mucho antes. A todos nos suena el famoso boom de los centros comerciales, ya sea por series ochenteras como Stranger Things o películas gamberras como Mallrats: aquellos grandes malls que atraían a familias y amigos, como si de un parque de atracciones se tratara. En 1975 los centros comerciales representaban el 33% de todas las ventas al por menor en Estados Unidos. En la década de 1980 comenzaba su edad de oro.

Los informes mostraban entonces que los consumidores tenían un 50% más de probabilidades de comprar algo en un centro comercial lleno de zonas de entretenimiento que en tiendas retail. Esto hizo que continuaran construyéndose a un ritmo de más de 1.000 por año. En 1986, Consumer Reports nombró al centro comercial (junto con la píldora, los antibióticos y el ordenador personal) una de las 50 maravillas que había revolucionado la vida de los consumidores. Pero todo tiene su final.

Consumo. Ya en 2017 un estudio de Credit Suisse estimaba que uno de cada cuatro centros comerciales de Estados Unidos cerraría en 2022. A medida que menos personas mostraban interés en ir hasta ellos (la mayoría alejados de los centros de las ciudades), los promotores empezaban a creer que la gente ya no iba tanto a comprar, sino a disfrutar de las extravagantes experiencias que ofrecían: boleras, laser tags, go-karts y otras actividades que solo se podrían encontrar fuera de casa.

Caída. Conforme la década de los '00 llegaba a su fin, los hábitos de consumo se fueron alejando de los grandes almacenes. Macy’s, uno de los mayores centros comerciales de Estados Unidos, ha estado cerrando tiendas desde 2015, la mayoría de ellas en centros comerciales. Clausuró 75 en 2017. Y 125 en este 2020 sobre un total de 775 tiendas. En España, de acuerdo con la consultora Locatus, el 17% de los locales de los centros comerciales cerró en 2019, dejando una cifra de 578.

¿Resistencia? No obstante, España es uno de los países que seguía apostando por ellos antes de la pandemia. La Asociación Española de Centros Comerciales estima que se abrieron 17 centros solo 2019. Y que desde 2011 hasta 2019 se abrieron 41. Una línea de salvación: aquel año el 96% de las compras en nuestro país se realizaron en tiendas físicas. Además, los "parques comerciales" del consumo españoles ofrecen un atractivo extra en forma de restaurantes, ocio, cines o salas recreativas.

Las vacantes de las tiendas por departamentos son difíciles de llenar, y con otros centros comerciales tan cerca, es poco lo que se puede hacer para salvar un complejo que fracasa, razón por la cual ya se han declarado muertos cientos de ellos. Algunos artistas, como el fotógrafo Seph Lawless, quisieron ilustrar el "ocaso" de los malls de forma gráfica.

 

La epidemia. Y entonces llegó el coronavirus. En un mundo de cierres y distancia social, incluso los centros comerciales están tambaleándose. En junio, Mall of America, uno de los más grandes del mundo, fue incapaz de cumplir con los pagos de su millonaria hipoteca por segundo mes consecutivo. Acabó despidiendo a 100 empleados. En España, la afluencia de personas ha registrado ocho meses de retrocesos. En febrero cayó -1,3%; en marzo se incrementó hasta un -42,2%; y en abril llegó a la brutal cifra de -89%, según datos de ShopperTrak.

Digitalización. Lo cierto es que los hábitos de consumo estaban cambiando ya antes de la pandemia y no podemos únicamente achacar a ella el derrumbe de los centros comerciales. Los centros comerciales han estado viendo sus ventas caer debido a la competencia de las ventas en plataformas como Amazon, algo que las generaciones más jóvenes adoran. La evolución tecnológica ha dado como resultado un consumidor más digital, y esto no hace sino acelerar la transformación del sector.

Un cambio de paradigma que se traduce en una concentración de ventas online en Europa del 15%, frente al 10% previo al coronavirus, según Moody's Inverstors. No sorprende así marcas como Inditex ya hayan invertido 1.000 millones de euros para dar impulso a su actividad online y otros 1.700 millones de euros para incorporar nuevas herramienta tecnológicamente avanzadas en sus tiendas.

Futuro. Es innegable que el sector retail y la vida de los centros comerciales está viviendo una evolución que sitúa al e-commerce como el nuevo director de orquesta. ¿Se perderán las antiguas relaciones sociales de cualquier tienda tradicional? No es de extrañar que en unos años las única conversaciones comerciales que existan sean con chatbots. Las tiendas serán automatizadas, sin dependientes ni cajeros. Y los almacenes, robotizados. Al final, es el pan de todos los días: adaptarse o morir.

Imágenes: Pixabay

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