China y Estados Unidos ya están oficialmente en guerra (comercial)

China y Estados Unidos ya están oficialmente en guerra (comercial)
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Tras meses de tentativas, sanciones preventivas, anuncios inesperados y, sí, un montón de productos marcados con aranceles, China y Estados Unidos han asumido la nueva realidad de sus relaciones bilaterales: la guerra. No la militar, por supuesto, pero sí la comercial y la económica. Al último paquete de aranceles aprobado por la Casa Blanca contra una amplia panoplia de productos chinos le ha seguido, como era de esperar, una reacción igual de contundente en Pekín.

Y unas palabras que oficializan una nueva fase.

"Es la guerra". Han sido las palabras de ministro de Comercio chino, Zhong Shan, a las pocas horas de conocer los nuevos aranceles impuestos por Trump: "Estados Unidos acaba de iniciar la mayor guerra comercial de la historia hasta la fecha". Palabras escasamente tranquilizadoras y completadas con otra resonante resolución: las medidas estadounidenses implican una "grave amenaza" a la industria global, a los mercados, a la recuperación económica y a las cadenas de suministros. Es decir, al planeta.

La respuesta china. Y en ese contexto, China no desea quedarse de brazos cruzados. En un abrir y cerrar de ojos ambos países impusieron aranceles a exportaciones mutuas por un valor aproximado de 35.000 millones de dólares. Se trata de la enésima vuelta de tuerca al tenso clima económico entre Pekín y Washington, tras los primeros aranceles declarados por la Casa Blanca el pasado mes de abril (y por valor de unos 50.000 millones de dólares en exportaciones chinas).

Son medidas que dañarán con nitidez a ambas economías.

El papel de Pekín. Ante la perspectiva de sufrir aranceles en productos por valor de ¡500.000! millones de dólares (amenaza explícita de Trump), China necesita marcar músculo. "Si Estados Unidos está determinado a escalar conflictos con China, que así sea. Quizá la administración Trump sólo aclare sus ideas tras una pelea", se puede leer hoy mismo en el Global Times, que como todos los medios de comunicación chinos, proyectan las visiones del gobierno del Xi Jinping.

¿A qué afecta? Originalmente, los aranceles buscaban penalizar el acero y el aluminio de importación china: Trump siempre ha blandido un mayor proteccionismo industrial para contentar a su base electoral en los estados del medio oeste. Las sucesivas escaladas consecuentes a toda guerra comercial han abierto el foco de las tarifas. En este artículo de NBC se hace un análisis pormenorizado de casi todos los sectores de consumo afectado por las mismas.

Hay de todo, aunque la peor parte, a día de hoy, se la llevan elementos de alta tecnología muy dependientes del aluminio como las turbinas, los equipamientos eléctricos, la maquinaria o los elementos relativos a la industria del motor. En esencia, productos que China produce de forma más barata que sus competidores estadounidenses.

¿Y ahora qué? Malas noticias para todos. No está claro que los aranceles tengan efectos positivos en las economías globales de uno u otro país, más allá de sectores específicos como la producción de acero estadounidense. Y es posible que la escalada continúe. De momento Trump se lo puede permitir: la economía sigue caminando viento en popa a toda vela. Pero la experiencia cercana recuerda que la última vez que Estados Unidos inició una guerra comercial salió escaldada.

Otro paso hacia un escenario global de radical cambio económico. La administración Trump ya optó por ir a la guerra (comercial) con la Unión Europea y con México. El paso chino se descontaba, pero no por ello deja de ser igualmente relevante.

Imagen: Zhang jiancheng/AP

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