Dos años después de su secuestro, así logra Boko Haram que las niñas de Chibok sean terroristas suicidas

Dos años después de su secuestro, así logra Boko Haram que las niñas de Chibok sean terroristas suicidas
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Hoy se cumplen dos años del secuestro de las niñas de Chibok por Boko Haram. La acción, que ocupó en su momento la primera página de la actualidad mediática gracias a la campaña #BringOurGirlsBack, ha pasado a un segundo plano. Desde entonces, las más de 200 escolares raptadas por la organización no han sido rescatadas, y muchas de ellas han sido obligadas a convertirse en terroristas suicidas, en monedas de cambio o en esposas esclavas de los soldados integristas. ¿Pero cómo logra Boko Haram exactamente que sus rehenes acudan a campos de refugiados o a lugares públicos a inmolarse?

Antes, algo de contexto. ¿Qué es Boko Haram? Nace a principios del siglo XXI como una organización yihadista asentada en Nigeria, pero comienza a tomar relevancia a partir de 2009, cuando ejecuta cada vez acciones más violentas en el norte del país. Poco a poco crece. ¿Cómo lo consigue? Se suman varios factores. El principal, la pobre implantación del estado nigeriano, y sus consecuentes disfuncionalidades, en el norte, donde la población es mayoritariamente musulmana y pobre (frente a los cristianos, algo más ricos, del sur). Boko Haram se arma, recluta soldados y se establece como un ejército en un territorio.

Ese territorio, hoy, es Borno, una gigantesca región habitada por varios millones de personas al noreste de Nigeria. Allí, Boko Haram ha declarado un califato, emulando aquel que existió antes de la ocupación británica a principios del siglo XX. Este es un punto relevante para entender el propósito de Boko Haram: al igual que ISIS, aspira de forma expresa a eliminar de raíz cualquier conato de cultura occidental en el territorio que controla. Su propio nombre, traducido libremente del hausa como "la educación occidental está prohibida", lo indica. Para ello, se vale de la extrema violencia frente al estado nigeriano y sus aliados.

En el universo radicalizado de Boko Haram, "aliados" significa cualquier grupo social, etnia o asociación política que esté mínimamente desviada de los presupuestos extremos de su ideología. Nigeria es el país más poblado de África y también uno extremadamente diverso, en el que se juntan centenares de lenguas y diversas culturas en apenas un puñado de miles de kilómetros de este a oeste y de norte a sur. El conflicto no es sólo musulmanes vs. cristianos, y Boko Haram no tiene reparos en atacar mezquitas o a musulmanes.

El cómo diferencia a Boko Haram de los demás

En ese sentido, podría interpretarse a Boko Haram como una organización yihadista más operando en un país de alta inestabilidad y poca implantación estatal. Sería un error. Pese a sus vínculos con Al-Qaeda y a su abierta pretensión de fundar un califato en el corazón de África, el factor diferencial de Boko Haram es su método. Al igual que ISIS, opta por la ocupación territorial y no por las acciones insurgentes o terroristas. Pero al contrario que ISIS, se vale de una violencia más extrema. Es aquí donde entran en juego los protagonistas mediáticos hace dos años: las niñas empleadas por Boko Haram para cometer atentados.

A principios de este mes, el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, anunciaba "la derrota" de Boko Haram en Borno. El ejército nigeriano (y otros aliados de países vecinos a los que Boko Haram ha amenazado o invadido) lleva más de año y medio combatiendo en el norte, y ha debilitado a la organización, además de recuperar parte de su terreno. Fue un error, como indicaron en Chicago Tribune: Boko Haram podía seguir atacando. Lo hizo, pero con atentados suicidas. En uno de ellos, mandó a tres mujeres con cinturones explosivos a un campo de refugiados. Dos se inmolaron y mataron a 58 personas.

Una de ellas, adolescente, se negó.

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Los enfrentamientos entre el ejército nigeriano y Boko Haram han dejado imágenes como esta.

"La niña confesó a nuestros operativos de seguridad que estaba preocupada por si al seguir adelante y llevar a cabo el ataque pudiera matar a su propio padre, del que sabía que estaba en el campo", explicó a los medios poco después del atentado un voluntario contra-insurgente de los que se vale el gobierno nigeriano para luchar contra Boko Haram. Al parecer, la adolescente trató de convencer a sus dos compañeras, sin éxito. Tanto ella como las otras temían las represalias que podían esperar si no cumplían su misión. Para huir y despojarse de los explosivos, tuvo que esperar a ser abandonada en el campo. A su suerte.

El detalle de la niña desvela algo: las víctimas suicidas de Boko Haram saben cuál es su destino. ¿Pero cómo llegan hasta ahí?

El secuestro y el proceso de "lavado de cerebro"

Hace ya casi dos años, una campaña viral demandaba acción internacional para frenar la oleada de secuestros masivos ejecutados por Boko Haram. Tanto en enero como en abril de 2014, el grupo insurgente entraba en aldeas, arrasaba, masacraba y secuestraba a un centenar de mujeres. La campaña #BringBackOurGirls fue apoyada por Michelle Obama y otras grandes celebridades, y colocó a Boko Haram, por primera vez, en la escena mediática internacional. El secuestro de 276 niñas escolares parecía merecerlo.

El ruido mediático inicial ensordeció otras campañas posteriores de Boko Haram. Poco después, el grupo secuestraba a otros 90 escolares en el norte de Nigeria. A lo largo de 2014 algunos medios de comunicación, en base a informantes sobre el terreno, hablaban de alrededor de 600 niñas o adolescentes capturadas por el grupo insurgente. Aunque no todas han corrido el peor de los destinos y pese que, de forma paralela al retroceso de la capacidad operativa de Boko Haram se ha logrado salvar a muchas de ellas, otras continúan desaparecidas o en sus manos. ¿Qué está sucediendo con ellas?

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La historia de las niñas de Chibok, las víctimas del secuestro que motivó la campaña #BrinBackOurGirls, sí tuvo cierto seguimiento. Un año después, y con más de doscientos escolares desaparecidos o aún en manos de Boko Haram, supimos que parte de ellas habían sido obligadas a convertirse al Islam (bajo pena de muerte: algunas de ellas, incapaces de recitar el Corán, eran asesinadas por los insurgentes). Boko Haram tenía diversos planes: algunas fueron ofrecidas al gobierno como forma de intercambio por sus prisioneros. Otras fueron compradas por los propios soldados para casarse con ellas.

Las niñas de #bringbackourgirls fueron torturadas, violadas, convertidas y utilizadas como terroristas por Boko Haram

De este modo, las niñas eran forzadas primero a perder su fe y a abrazar una nueva por la fuerza y, segundo, a formar parte de facto de la organización. Al menos 130 de ellas aparecieron un año después vestidas con un niqab en un vídeo propagandístico de Boko Haram. Según recogió The Guardian, otros prisioneros de la organización que habían logrado sobrevivir habían observado como las propias niñas, "con el cerebro lavado", formaban parte del modus operandi de Boko Haram. Cometían asesinatos o atentado en público.

Según otros testigos sobrevivientes, Boko Haram empleaba a las niñas secuestradas, ahora convertidas, como elemento simbólico para cometer sus matanzas. En una aldea los soldados se encargaban de reunir a todos los hombres cristianos que vivían allí y de someterlos. Al parecer, quienes finalmente se encargaban de arrebatarles la vida eran sus mujeres, muchas de las escolares secuestradas en Chibok. Lo hacían con armas cortantes y cortándoles el cuello a sangre fría, forzadas por la propia organización.

Violadas, vendidas como esclavas, inmoladas

Sólo en 2014 Human Rights Watch contabilizaba más de 2.000 mujeres secuestradas por Boko Haram. Los testimonios recopilados tanto por la BBC como por The Guardian provienen de supervivientes y liberadas. Muchas de ellas eran primero amenazadas con la muerte en caso de que no se unieran a la organización. Después, como las niñas de Chibok, eran obligadas a convertirse y a casarse con los soldados del grupo. En el transcurso, todas ellas eran violadas y abusadas, además de torturadas. Las que peor destino corrían eran asesinadas. Otras muchas también fueron vendidas o utilizadas como esclavas sexuales.

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El territorio en el que se distribuyen las acciones de Boko Haram se ubica, principalmente, al noreste de Nigeria.

Ahora, según parece, Boko Haram está empleando a sus secuestradas como terroristas suicidas. No todas se rinden y tratan de escapar, como la niña de la que hablábamos más arriba. Los ataques de niños suicidas llevan registrándose más de un año. En febrero de 2015, por ejemplo, Time explicaba cómo la progresiva defunción operativa de Boko Haram les obligaba a utilizar a niñas de sólo ocho años de edad como herramienta ofensiva. La niña se acercó a un control de seguridad en Potiskum y acabó con la vida de cinco personas.

La utilización de niñas como terroristas suicidas se ha convertido en estrategia habitual de Boko Haram durante el último año y medio

En Damaturu, un pueblo de una región vecina de Borno, los atentados suicidas con niñas secuestradas han sido frecuentes. En julio del año pasado, una víctima de diez años era lanzada con cinturones explosivos cerca de un mercado lleno de gente, matando a 16 personas. Con anterioridad, se habían repetido escenas semejantes en la misma región. En diciembre otra niña fue enviada por Boko Haram a un pueblo de la región de Borno, matando a ocho personas. Las escenas se han repetido a lo largo del país desde 2014.

Al igual que la niña de esta semana, no todas son capaces de hacerlo. Hace un año, Al Jazeera recogía una historia semejante: una niña de 13 años cuyo padre la había entregado a Boko Haram tras unirse él mismo a la organización decidió acudir a la policía en vez de detonar los explosivos. Su testimonio quizá sirva para entender mejor cómo logra la organización utilizar a niños suicidas: bajo amenazas de ser enterradas vivas o por pura coacción y adoctrinamiento ideológico. La mayor parte de esas mujeres secuestradas sólo tienen dos posibilidades: inmolarse o ser torturadas, violadas y asesinadas por Boko Haram.

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Más de dos millones de personas se han visto desplazadas por la violencia de Boko Haram.

Su problema es triple. Como recoge The New York Times esta semana, cuando las niñas liberadas vuelven a sus comunidades, son rechazadas de plano por su círculo social. Son mujeres de soldados de Boko Haram, acusadas de tener "mala sangre" heredada de sus progenitores o estigmatizadas por su captura. Es sólo la arista final de un drama que se alarga ya dos años en el tiempo y que afecta a miles de mujeres nigerianas.


Imagen | Cordon Press

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