El día en que Netflix decidió traspasar el último límite español en publicidad: ETA

El día en que Netflix decidió traspasar el último límite español en publicidad: ETA
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El guionista Borja Cobeaga lo expresaba así en Twitter. Sólo hay dos diferencias importantes entre el lanzamiento actual de su última comedia para Netflix y los sketches que realizaba para el programa Vaya semanita, y son que ETA en aquellos tiempos seguía en activo y que en 2003 no existía Twitter.

Si no te has enterado ya es probable que lo hagas en los próximos días. Con motivo de la presentación en el Festival de San Sebastián de la película la cadena ha cubierto toda la fachada de un edificio de la ciudad vasca con un cartel que lleva escrito: "Yo soooy, españoool, españoool, españooooool". Tachados en rojo cual lista de objetivos a eliminar. Y mientras algunos usuarios ofendidos vilipendian a la compañía por redes sociales y braman darse de baja del servicio a modo de aireado boicot, los medios corren a recoger el Trending Topic y a rellenar sus secciones culturales y virales con el gesto de los ofendidos.

Y estamos hablando de una película que todavía no se ha estrenado y que por tanto la gente todavía no sabe cómo se retrata a la banda terrorista en ella.

Es decir, que Netflix está consiguiendo exactamente lo que se proponía: llegar a muchísimo más público del que llegaría con una simple valla publicitaria, encender los pilotos de atención ante su última comedia y exprimir como nadie el clima político en su propio beneficio.

Paso número uno: Netflix como la niña bonita de los medios de cine y series

Eso sí, se trata sólo de su última propuesta mediática en una trayectoria de riesgos creativos crecientes que convierten a esta plataforma en el rey del márketing. Piénsalo, que tengas o no una cuenta en la plataforma de contenidos VOD es casi lo de menos. Con la única excepción de las producciones de HBO (Juego de Tronos, Big Little Lies), los Netflix Originals son los que le ganan una y otra vez la mano a la prensa, los que generan ruido dentro de un mercado hipersaturado como lo es el de las series.

Y somos todos los demás los que le hacemos el juego a la compañía picando como moscas ante algunos de sus lanzamientos.

¿Te imaginas que algunos medios tuvieran artículos continuamente programados sobre qué podrás ver en tu plataforma en los próximos meses según si te interesan estrenos, comedias o películas de terror? ¿Por qué crees que existe el Gallo de Netflix pero no el de Prime Video o Movistar?

Paso número dos: activar el resorte local ofendiendo sólo a unos pocos

Pero volvamos con la publi. Puede que muchos de nosotros hagamos bromas entre amigos sobre la corrupción del PP, pero hasta ahora ninguna gran empresa, mucho menos de las series o el cine, se había atrevido a llevar esos chascarrillos a lonas de varios metros en el centro de Madrid.

Que Netflix compare a uno de los mayores capos de la droga de la historia con Rajoy o Cospedal, libros de cuentas mediante, en un guiño nacional que todos somos capaces de captar a simple vista, probablemente ponga en su contra a algún que otro votante popular, pero todos los ajenos a esa categoría lo verán como un juguetón paso al frente con respecto a uno de los temas que más preocupan a la sociedad española.

Han llevado a cabo una campaña que ha pringado al PP, pero en la que han dejado claro que cualquier partido político puede salir escaldado. Y con todo esto se han ganado el tanto de la honestidad conectando de lleno con su audiencia, eminentemente joven.

Paso tres: no es el producto, es el juego con el medio del mensaje

Aunque en realidad la cadena ha puesto con sus campañas de Narcos toda la carne en el asador, y la coca también ha sido fuente constante de chanzas en su creativo márketing. Hubo a quien la Blanca Navidad de Escobar de la Puerta del Sol le parecía la apología de la drogadicción. El “No te pases de la raya” o las pegatinas sutiles en las zonas habituales de consumo tampoco se quedaban cortos.

La plataforma ha experimentado con la provocación en multitud de ocasiones, arriesgando con campañas que debían convertirse en virales y ganando la apuesta. Algún que otro alemán se ofendió al ver su currywurst convertida en materia prima de chistes caníbales en el centro de Potsdamerplatz para promocionar Santa Clarita Diet. Francia se unió durante el lanzamiento de la compañía que iba cambiando los GIFs de sus stands publicitarios en función del último acontecimiento relevante de la actualidad gala.

Y por si no lo viste, en su pasada edición Netflix logró monopolizar toda la conversación alrededor del festival de cine más importante del mundo.

Paso cuatro: nada tan invicto como un buen uso de Twitter

Miremos, por último, a su community manager. Dalas, uno de los youtubers que más pasiones levanta entre su público adolescente y el centro de críticas constante de la mitad de la twittersfera española. ¿Cómo salir del paso si alguien hace un montaje donde la compañía se había metido supuestamente con el comunicador? Hacer ver a la comunidad que no sólo estás al tanto de la polémica, sino que, de un modo muy sutil, estás a favor de arremeter contra el youtuber.

Por cierto, ¿te acuerdas de cuando Stranger Things, probablemente el mayor hype mediático del año pasado, se convirtió en una página con la que hacer cartelitos lumínicos personalizados?

strangergif.com

Hasta una herramienta que valía casi exclusivamente para el trolleo se convertía en un triunfo social de la compañía.

Paso cinco: repetir hasta conquistar el mercado doméstico del mundo

Acaban de ser los Emmys, los premios más importantes del año del formato serial, y las grandes triunfadoras de este 2017 han sido The Handmaid's Tale y Big Little Lies, dos series ajenas a la plataforma. Lo supieran de antemano o no, lo cierto es que se aseguraron que los medios volvieran a hablar de ellos en esta ocasión, usurpando parte del foco que deberían haber recibido esas dos producciones, mediante otra brillante estrategia.

Unas enigmáticas vallas en Estados Unidos mostraban en un minimalista montaje visual que “Netflix es una broma”. Cabía la posibilidad de que fuese un hater profesional de la compañía o incluso alguno de sus rivales.

Pero no. El giro se ha revelado la misma noche de la ceremonia, donde se ha pasado un clip con estrellas de la talla de Jerry Seinfeld, Dave Chappelle o Ellen DeGeneres con el que descubrimos que la broma a la que se referían los carteles no era otra que a los programas de comedia stand up con que Netflix ha nutrido su plataforma en los últimos tiempos. El clip publicitario se pasa durante la ceremonia y ya no importa si sus ficciones se llevaban estatuillas o no, la garantía de que Variety, Hollywood Reporter y el resto de medios en cascada iban a tener en agenda hablar de Netflix en su especial de los Emmys.

Aunque Netflix es opaco a la hora de mostrar el éxito de audiencia de sus programas, todo lo descrito son ideas que dan resultados comprobables en el balance de cuentas. La compañía gastó en 2015 714 millones de dólares en publicidad (más que en 2014, que fueron 533). Esto, según lo que sabemos, supondría aproximadamente el 10.5% de su presupuesto.

La estrategia tiene que funcionar, ya que en ese mismo período sus suscriptores crecieron en más de un 40% a nivel mundial, una cifra que sigue superando las expectativas trimestrales de los inversores y que, sumado al progresivo incremento de precio de cuotas mensuales que pretenden imponer, hará que la compañía crezca hasta ser la reina del contenido doméstico. Siempre que Amazon no le arrebate el puesto antes.

Después de mucho pensarlo, en la redacción nos hemos recordado de apenas una serie original de Prime Video.

En fin, Amazon, sé fuerte.

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