El mayor hito del Renacimiento no fue ni el David ni Botticelli: fue el helado

El mayor hito del Renacimiento no fue ni el David ni Botticelli: fue el helado
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Desde los sabores clásicos hasta las más barrocas derivas tipo "mondongo con sabor a oreo y kinder". Para muchos el rey de los dulces, el helado tiene una historia que se remonta al Renacimiento italiano.

Bien es cierto que la historia del "hielo con cosas" parte casi de los inicios de la civilización. Los antiguos griegos, los persas o los chinos, ya dominaban el arte de refrescarse utilizando hielo picado mezclado con frutas, miel o zumo, un antecedente de lo que actualmente consideraríamos un sorbete, que se diferencia del helado en que no contiene ingredientes mantecosos.

Como todas las cosas que se hacen desde tiempo inmemorial, no está muy claro cómo llegó la idea a Italia, si desde China a través de la ruta de la seda o si por Sicilia gracias a la influencia árabe.

De los lejanos antecedentes a Italia

Lo que sí sabemos es que el helado se popularizó en Europa gracias a Cosme I de Médici, una de las figuras clave del siglo XVI (no confundir con Cosme de Médici a secas, fundador de la dinastía y conocido popularmente como Cosme el Viejo porque no era cuestión de calentarse mucho los cascos son el sobrenombre).

Cosme I se hizo con el poder en 1537, convirtiéndose con 17 años en Gran Duque y mandamás de Florencia. Cosme decidió hacer suyo aquello de "el mejor alcalde, el rey" y, además de llevar a cabo una exitosa política económica y militar, renovó completamente la administración florentina (básicamente concentrando todo el poder en sus manos) e impulsó el florecimiento de las ciencias y las artes en la ciudad (a él debemos, por ejemplo, la construcción de la Galería Uffizi).

Cosdme
Cosme en armure is not amused. Bronzino,1545.

Y es que Cosme I acabaría pasando a la historia, sobre todo, como un gran mecenas que acogió y financió a pintores, escultores, arquitectos, astrónomos y un larguísimo etc. Uno de ellos sería Bernardo Buontalenti, inventor, arquitecto, escenógrafo, diseñador, ingeniero y chico para todo de la corte florentina. Por lo visto, unos invitados de la corte española se presentaron por sorpresa, así que Cosme encargó a Buontalenti (que lo mismo te diseñaba una fortaleza que te hacía un postre) algo para sorprender a los españoles durante el banquete de bienvenida.

Buontalenti ya había conseguido conservar la nieve que traían de las montañas en cámaras bajo tierra aisladas con madera y corcho, así que se marcó un postre mezclando nieve con leche, huevos, limón, naranja, bergamota y endulzándolo con miel o azúcar (las versiones difieren). Por supuesto, aquello fue un exitazo y en la corte florentina empezaron a haber tortas por probar el prodigioso invento.

Helado
"¿Y no te hace un helao?" Paul Emil Jacobs, circa 1840.

A día de hoy, el mayor festival a nivel europeo dedicado al helado se celebra cada año en la ciudad de Florencia, donde además de a Buontalenti también se homenajea a Ruggeri, un vendedor ambulante de gallinas que unos años antes que el propio Buontalenti había ganado un concurso de cocina presentando un postre hecho a base de nieve y fruta congelada.

Italia, cuna de la civilización moderna.

Siguiente parada, Francia

Por alguna razón que nadie en su sano juicio podría explicarse, los españoles no tuvieron el tino de llevarse la receta a casa y es en Francia donde se da el siguiente capítulo en la historia del helado.

Catalina de Médici, pariente de Cosme I (intenta rastrear la relación en el árbol familiar, si es que puedes) contrajo matrimonio en 1533 con Enrique II de Orleans, convirtiéndose así en reina de Francia en uno de los periodos más convulsos de su historia. Fue reina consorte hasta la muerte de su marido, con el que no se llevaba nada bien, y luego reina regente al ser aún muy pequeño su hijo Francisco II, que además tenía una salud muy frágil y el cual falleció al poco tiempo a causa de una otitis.

Catalina Buena
Catalina de Médici pasa total de la gastronomía francesa. François Clouet, anterior a 1559.

Así pues, Catalina pasó a ser la regente de su segundo hijo, Carlos IX, gobernando durante diez años hasta que este finalmente tomó posesión de la corona. No obstante, Catalina también sobreviviría a Carlos, convirtiéndose así en consejera de Enrique III, su tercer hijo y siguiente rey de Francia. Quizá Catalina te recuerde a alguien.

Volviendo al tema que nos ocupa, Catalina, además de un animal político era, al igual que Cosme I, una convencida humanista y gran mecenas de las letras y las artes (patrocinando, por ejemplo la construcción de las Tullerías). Catalina fomentó las artes en Francia pero no olvidó sus raíces italianas, por lo que la influencia de elementos italianos en la corte francesa fue notable.

Entre otras muchas cosas traídas de Italia, Catalina logró poner de moda el helado en Francia, lo cual favoreció su expansión europea

Gracias a Catalina se introdujo en Francia el ballet y fue también en parte responsable de la popularización de la commedia dell'arte, aunque no fue la primera en presentarla en el país galo.

En consideraciones más prosaicas, también decidió que la cocina francesa era un desastre y llenó la corte de cocineros italianos, llevando ingredientes como el aceite de oliva, las alcachofas, las judías, las anchoas, la pasta y un largo etc. Además enseñó a los franceses a utilizar el tenedor y, por supuesto, puso de moda el helado. Y lo hizo nada más y nada menos que llevándose a Ruggeri, el pollero reconvertido en cocinero a la corte francesa. Tremendo plot twist.

De la corte francesa al cielo

Durante las décadas y siglos posteriores, la expansión del helado es imparable (¿cómo no iba a serlo?). En 1686, Francesco Procopio dei Coltelli se muda de Palermo a París y abre el Café Procope, considerado el más antiguo de Francia y en el que se servían cafés y helados y se daban cita para tomarse un cucurucho nombres de la talla de Rousseau, Voltaire, Diderot, Balzac, Victor Hugo, George Sand, Napoleón Bonaparte e incluso Oscar Wilde, que era muy de irse a Francia de vez en cuando a sus cosas. Si te interesa, todavía puedes acudir a tomarte algo.

Dsc
Qué gustito apretarse un helado después de unas cuantas conjuras políticas.

A lo largo del siglo XVII se van publicando numerosos libros de gastronomía que incluyen la receta del famoso helado italiano y a finales del XIX los inmigrantes italianos introducen la receta en Nueva York (los estadounidenses, a su vez, cogerían una receta de miles de años de antigüedad e inventarían el Sundae). En cuanto a España, según la Asociación Española de Fabricantes de Helados, el consumo se popularizó en el siglo XVII, abriéndose las primeras horchaterías ya en el XIX. En la actualidad, puedes visitar en toda la geografía heladerías con más de 75 años de antigüedad.

Así que la próxima vez que vayas a tomarte un helado, ya sea en una heladería de playa o sentado en una terraza intentando escapar del calor infernal, piensa que puede que el ser humano haya provocado el cambio climático, pero también hemos inventado un manjar de dioses.

Una publicación compartida de Ana Vigueras (@anikaviro) el

Imagen | Ilya Ilyukhin/Unsplash

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