Si la energía solar quiere triunfar, va por buen camino: es ya un 89% más barata que hace diez años

Energia Solar Caida Barta
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Vivimos en una era donde los combustibles fósiles dominan el suministro de energía mundial. Las renovables jamás han podido acaparar más que una pequeña parte del pastel. ¿Por qué, si el sol, el agua o el viento son recursos inagotables? La razón es que hasta hace muy poco la electricidad de los combustibles fósiles era mucho más barata que la energía proveniente de fuentes renovables. Pero esto ha dejado de ser así. Y las nuevas cifras muestran un descenso sorprendente: la electricidad solar cuesta un 89% menos desde 2009.

Durante la última década, en la mayoría de los lugares del mundo, la electricidad proveniente de las renovables es ahora más barata que la de los combustibles fósiles. Lo que nos presenta un cambio de paradigma que podría, entre otras cosas, reducir el gasto energético de los hogares o ayudar a reducir las emisiones de CO2. ¿Suena bien, no? Veamos qué ha sucedido con los precios y por qué la electricidad de la energía solar ha pasado de costar la friolera de 297€ por MWh a costar solo 33€.

A bote pronto, el presente sigue siendo gris. Metafórica y literalmente. Los combustibles fósiles siguen siendo la fuente de energía más utilizada en la mayor parte del mundo. En 2019, el carbón fue, con mucho, la fuente más importante, al suministrar el 37% de la electricidad global; el gas se colocó como la segunda, suministrando el 24%; y la nuclear quedó en tercera posición, rondando el 11% (su posición es intermedia, dado que no es un combustible fósil pero tampoco es renovable).

Los datos de último informe de Lazard sobre el consumo energético mundial ofrecen algunas pistas sobre la dirección que ha emprendido el globo. El coste de la nuclear aumentó un 22% a lo largo de la pasada década; los del carbón se mantuvieron prácticamente igual; y sólo el gas natural redujo sustancialmente su precio, hasta un 37%. Lo ilustra este gráfico elaborado por Max Roser en Our World in Data.

Evolución del precio de la electricidad producida en las nuevas plantas de energía.
Evolución del precio de la electricidad producida en las nuevas plantas de energía.

¿Y qué ha sucedido con las renovables? Hace apenas 10 años, era mucho más barato construir una nueva planta de energía que quemara combustibles fósiles que construir una nueva planta solar fotovoltaica (PV) o eólica. Esta última, de hecho, disparaba su precio un 22% por encima de las centrales térmicas o de ciclo combinado, mientras que la solar resultaba hasta un 223% más cara. Pero en los últimos años esto ha cambiado por completo.

Lo más sorprendente es que la energía producida por plantas solares fotovoltaicas, cuyo precio rondaba los 297€ por MWh a finales de la pasada década, ahora sólo cuesta 33€. En diez años, el precio real disminuyó en un 89% y el real cambió. Es decir, la construcción de nuevos parques requiere de una inversión más baja (o más rentable) que la de las centrales térmicas, lo que ha abaratado sus precios. La eólica también registró una caída similar, de hasta el 70% (de los 111€ por MWh a los 33€).

Evolución del precio de la electricidad producida en las nuevas plantas de energía.
Evolución del precio de la electricidad producida en las nuevas plantas de energía.

Producción en masa y más eficiencia

El coste decreciente de las renovables no es un misterio si analizamos cómo han evolucionado la inversión asociada a la construcción de nuevas plantas de energía. El coste de la térmica o de la nuclear depende de dos factores: el precio del combustible que queman y los gastos operativos de la planta de energía. Sin embargo, las plantas renovables son diferentes: sus costes operativos son comparativamente bajos y no necesitan pagar por el combustible, dado que se genera de forma natural.

Así las cosas, lo que determina el dinero requerido para operar un parque eólico o solar es el coste de la planta en sí mismo, o lo que es lo mismo, de su tecnología. Para entender por qué la solar se ha vuelto tan barata tenemos que entender por qué su tecnología redujo su precio y disparó su efectividad a lo largo de los últimos diez años. Retrocedamos algo en el tiempo.

En el año 1956 el coste de un solo vatio de capacidad solar fotovoltaica era de 1.541€. Un vatio no es mucho. Hoy en día, un solo panel similar a los utilizados por los propietarios para su autoconsumo produce en torno a los 320W de energía, a razón de unos 300€ por metro cuadrado instalado. Aquellos precios implicaban décadas más tarde que un módulo solar actual se disparaba hasta los 493.000€. Casi medio millón de euros por un sólo panel. La energía solar era irremediablemente débil a la hora de competir con los combustibles fósiles.

¿Por qué la historia de la tecnología solar no terminó ahí? Primero por una cuestión de escala. La industria se hizo más efectiva ajustando costes y beneficios conforme fue produciendo más y más módulos solares. La nueva producción en masa también permitió aprender a mejorar la tecnología fotovoltaica, lo que al mismo tiempo incrementó la demanda. Las placas solares duplicaron su productividad a cada célula de cada panel, en un círculo virtuoso que ha ido desplomando los precios. Hoy coste por vatio sale a poco más de 1,2€. Si una instalación de 3,2 kWp (kilowatio pico) costaba en 2007 unos 30.000€... Hoy apenas requiere de 5.000€.

Tasa de muertes derivadas de la polución del aire y emisiones de gases de efecto invernadero.
Tasa de muertes derivadas de la polución del aire y emisiones de gases de efecto invernadero.

Este proceso ha incentivado la solar y tiene el potencial de reducir la importancia de los combustibles fósiles. Hoy en día representan el 64% de la producción mundial y ello trae consigo efectos secundarios desastrosos, como un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero del 87% . Además, la quema de combustibles fósiles mata prematuramente a 3,6 millones de personas en todo el mundo cada año.

La tendencia pro-solar la lideran, por el momento, un puñado de países. Israel es el mayor entusiasta de energía solar entre los países miembros de la OCDE, con un 8,7% de su mix energético. La cifra es resultado del ambicioso plan del Ministerio de Energía que destina 80.000 millones de shekel (18.850 millones de euros) a aumentar la importancia de la solar durante la próxima década. Alemania le sigue en tercera posición (8,6%). El líder global está fuera de la OCDE (Honduras, con un 14%).

Su abaratamiento y la creciente conciencia medioambiental ha hecho que países como China o la India se lancen a una carrera energética por las renovables. En solo el primer cuarto de 2018, China instaló la potencia equivalente a diez centrales nucleares en parques solares. Una cifra abismal en comparación con el resto de países y un 22% más de lo que China ya invirtió el año anterior. Sólo en 2017 los GW instalados se dispararon a los 52, y en 2018 el gobierno chino incluyó otros 45 GW en la red eléctrica del país.

energía solar
(Science in HD)

En el caso de la India, la capacidad de energía renovable aumentó a 86 GW en 2019, según datos de JMK Research & Analytics, con el añadido de 7,5 GW de nueva capacidad solar a gran escala. Es decir, un aumento del 14% con respecto a 2018. Y 2,4 GW de nueva capacidad eólica. Los motivos son claros: reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

Pero lo que ilustran los cambios en los precios de la electricidad es que tenemos una opción clara frente a nosotros con la que podemos hacer avances importantes. Las tecnologías bajas en carbono que eran tan caras hace solo unas décadas han bajado constantemente de precio y ahora proporcionan la electricidad más barata del planeta (lo que implica que ahora son la fuente de energía más barata que jamás haya existido y a la que la humanidad haya tenido acceso).

Reducir el coste de las energías renovables es clave para un futuro verde y con bajas emisiones de carbono, pero también tiene un gran beneficio para las personas del planeta. Básicamente porque su ingreso real es la relación entre lo que ingresan y el precio de los bienes y servicios por los que pagan. Y una caída de los precios de la energía significa que la renta disponible de las personas estaría aumentando.

Imagen: Max Roser

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