Farage, Vox y el nacionalismo belga: los incómodos compañeros de viaje de Puigdemont en Bruselas

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Tras dos años de intrigas judiciales, Carles Puigdemont ha debutado hoy en el Parlamento Europeo. Su intervención ha tenido poco de extraordinario en lo retórico, si bien supone un símbolo para la causa independentista. En gran medida porque permite visibilizar en la Eurocámara un conflicto político, el procés, hasta ahora ausente, marginal en el mejor de los casos. Eso sí, con extraños, muy extraños compañeros de viaje.

Rechazo. Tanto Puigdemont como Toni Comín, los dos diputados de Junts per Catalunya en la Eurocámara, han solicitado su entrada en el grupo de los Verdes, una de las principales fuerzas parlamentarias de Europa. Sucede que los Verdes la observan con recelo por diferencias ideológicas. "Su adhesión supone un problema", ha explicado el líder ecologista, Philippe Lamberts.

Ambos seguirán como diputados no adscritos.

¿Por qué? Por sus estrechos lazos con el nacionalismo flamenco. Uno de los principales aliados del independentismo catalán en la Eurocámara es N-VA, partido conservador con escasos espacios de afinidad con los Verdes. Bélgica ha sido uno de los países más desinteresados en la causa de Madrid contra el procés. Desde su llegada, los líderes de N-VA han acogido a Puigdemont y han tratado de visibilizar su causa en el parlamento europeo.

Problema. Tan sencillo como acudir al grupo parlamentario de N-VA, ¿verdad? No. Paradojas de la convivencia política europea, eso obligaría a Puigdemont a compartir espacio con... Los tres diputados de Vox, encuadrados en el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (liderado a su vez por Ley y Justicia, la formación ultraconservadora al frente de Polonia). Circunstancia inasumible para todos los presentes.

Farage. Y en este confuso contexto, el Brexit. Nigel Farage ha querido mostrar su solidaridad con Carles Puigdemont con una fotografía de ambos en el hemiciclo y el siguiente mensaje: "Los separatistas catalanes han sido tratados de forma terrible. ¿Esto se debe a que son euroescépticos?". Una idea que, de calar en el imaginario continental, supondría un problema para Puigdemont y el nacionalismo catalán, decididamente pro-europeo.

Roces. El vodevil ilustra la relativa soledad del independentismo catalán en la Eurocámara. Sus apoyos más firmes provienen de partidos nacionalistas pero de carácter conservador o ultraderechista, lejos de las aspiraciones transversales del independentismo y cerca del espacio natural de Vox en el continente. Y su aliado más poderoso contra el status quo europeo, el brexitismo, cuestiona de raíz la UE (y se marcha en enero).

A la espera de la resolución de los Verdes, Puigdemont está solventando el círculo como "no adscrito".

Imagen: Francisco Seco/AP

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