¿Han sido limpias las elecciones en Venezuela? Qué dicen gobierno, oposición y Zapatero

¿Han sido limpias las elecciones en Venezuela? Qué dicen gobierno, oposición y Zapatero
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Venezuela celebró ayer las que posiblemente sean las elecciones más controvertidas de su muy controvertida historia electoral reciente. Convocadas por el gobierno de Maduro con varios meses de antelación a lo previsto, los comicios se saldaron con una arrolladora victoria del chavismo... En un contexto de bajísima participación, abierta ausencia de oposición y acusaciones tan graves como variadas de fraude electoral. Un capítulo negro, otro más, en el último año de Venezuela.

¿Pero qué dice cada facción y qué pinta, sorprendentemente, el expresidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero? Para entender el marco general del país venezolano hay que comprender que, de un tiempo a esta parte, no hay visiones neutrales, y sólo relatos interesados. Tanto desde la oposición como desde el chavismo. Por lo que el mejor modo de aproximarse al fenómeno es recogiendo las críticas y las versiones de cada uno.

El chavismo: todo en orden

Tras un año repleto de enfrentamientos violentos y conflictos callejeros, Nicolás Maduro necesitaba un espaldarazo a su liderazgo mediante unas elecciones presidenciales. Llegaron en mayo, finalmente, cuando estaban previstas para abril. Lo hicieron pese a las críticas de la oposición, que pactaron los comicios a finales de este año. Maduro optó por convocarlas ahora. El resultado, según el gobierno chavista, avala la posición de su gobierno e ilustra que Venezuela, elecciones mediante, no es una dictadura.

Maduro habló al término de la jornada electoral de una "victoria popular permanente". Obtuvo alrededor de cinco millones de los votos (según los datos publicados por su gobierno) con una participación del 46%. Durante las jornadas previas, Maduro había dibujado una dicotomía en el voto: "Tu voto decide, voto o balas, patria o colonia, paz o violencia, independencia o subordinación". Su victoria, en sus palabras, encamina a Venezuela a una etapa de "estabilidad política".

Las elecciones han puesto punto y aparte a un ciclo político en el que diversos brotes de violencia han salpicado la vida política venezolana. El veto judicial a la participación del principal partido opositor, la MUD, la situación de permanente escasez y la gravísima crisis económica, agudizada por una inflación histórica, provocaron que Maduro utilizara el adelanto electoral como una forma de refrendarle en un contexto muy delicado. Las elecciones eran, de este modo, claves.

La oposición: fraude a gran escala

Opuesta postura mantiene la oposición. Tanto el principal candidato que acudió a las elecciones, Henri Falcón, como los grupúsculos opositores cercanos a la MUD (el partido cuyo principal líder político, Henrique Capriles, quedó inhabilitado por disputadas acusaciones de corrupción política) han denunciado numerosas irregularidades y fraude a gran escala. La sospecha de un voto amañado empujó a la MUD a llamar a la abstención. Con éxito: la cifra más optimista (la de Maduro) indica que el 54% de los venezolanos no votó; la menos, que el 83% se quedó en casa.

Zapatero Y Maduro
Zapatero y Maduro, poco antes de las elecciones. (Ariana Cubillos/AP)

Falcón compareció ante los medios para anunciar que "desconocía" el resultado. La oposición acusa al chavismo de una estrategia de coacción a gran escala mediante los más de 12.000 "puntos rojos" desplegados junto a los colegios electorales. Los puntos son pequeñas avanzadillas afines al gobierno que, según las acusaciones, dirigirían el voto haciendo proselitismo político dentro de los recintos. También "acarrearían" (trasladarían) a numerosos electores de sus casas a los centros de voto.

En el centro de las acusaciones se colocan los "carnés de la patria", una suerte de tarjeta social paralela al documento de identificación nacional que Maduro puso en marcha en 2017. Los carnés incluyen un código QR y han servido para entregar las ayudas monetarias de las "misiones bolivarianas", destinadas a familias sin recursos. El gobierno pidió a todos los votantes que se acercaran a los colegios electorales portando el carné de la patria, innecesario para el voto.

Según la oposición, tras haber cotejado, localizado y transportado a los votantes, el gobierno transferiría cierta cantidad de dinero a aquellos electores que acudieran a las urnas con el carné de la patria. Un ejemplo, a su juicio, de chantaje y compra ilícita de votos.

Qué pinta Zapatero en esto

En España gran parte del ruido mediático generado por las elecciones presidenciales ha venido de la mano del expresidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Sensiblemente desaparecido de la escena política desde que abandonara la Moncloa, Zapatero ha tenido, sin embargo, un papel de relativa importancia en las negociaciones políticas entre el chavismo y la oposición. Ha sido instrumental a la hora de acercar posiciones y buscar soluciones políticas al conflicto.

Su éxito ha sido moderado, por decirlo suavemente. Pese a que logró que ambas partes entablaran conversaciones para un adelanto electoral, la decisión unánime del chavismo de colocarlo en primavera y no a finales de año, como se había acordado con anterioridad, rompió las relaciones una vez más. Zapatero sin embargo ha dado validez al proceso electoral, lo que para la oposición ha representado una señal inequívoca de su compromiso y apoyo a Nicolás Maduro.

De ahí que cuando ayer acudió a un colegio electoral en Caracas en calidad de "observador", Zapatero fuera recibido con abucheos y protestas a su salida. Un intento de agresión precipitó su marcha protegido y escoltado en un todoterreno. Más tarde, Zapatero recogería las acusaciones de la oposición y llamaría a sintetizar sus reclamaciones a través de los "cauces que estén contemplados", recalcando la necesidad del gobierno chavista de dar un "giro radical" a la situación política y económica del país.

Qué dicen otros observadores

Hay variedad de opiniones, aunque en general prima tanto la denuncia como la censura. Es el caso de los gobiernos estadounidenses y europeos y de la Unión Europea en su conjunto. Sólo un puñado reducido de estados han sancionado positivamente los comicios venezolanos, otorgándoles su reconocimiento. Entre ellos, el más destacado es el ruso. En Latinoamérica, sólo los gobiernos de Bolivia y de Ecuador han apoyado y reconocido la elección de Maduro.

Organismos supranacionales como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas o Comisión Interamericana de Derechos Humanos también han mostrado su rechazo a las numerosas irregularidades registradas en las elecciones. Lo hicieron antes de la jornada electoral (por el veto a la MUD y la ausencia de una competencia electoral justa durante la campaña) como después, por las numerosas acusaciones vertidas por la oposición.

Imagen | Ariana Cubillos/AP

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