"Help Catalonia": un hito de la propaganda viral tan inquietante como los vídeos de Kony y el Maidán

"Help Catalonia": un hito de la propaganda viral tan inquietante como los vídeos de Kony y el Maidán
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A estas alturas de la tarde es improbable que no te hayas cruzado con el vídeo de "Help Catalonia", un apasionado, emocional alegato de tres minutos y medio en el que una joven catalana explica al mundo por qué los acontecimientos en su región son tan graves y por qué necesita la ayuda de toda Europa, de todo el mundo. Top #1 en vídeos del momento de YouTube España, acumula más de 400.000 visitas.

El vídeo, innegablemente, es un éxito. Ha logrado colarse en el debate público de tal modo que todos los medios hemos tenido que hacerle caso. Ya sea aplaudiendo sus virtudes comunicativas o desmontando los múltiples hechos dudosos cuando no falsos que se vierten en su guión, "Help Catalonia" tiene el potencial viral para recorrer las cuatro esquinas de Europa y continuar ganando la batalla del relato a nivel internacional.

Producido por Òmnium Cultural menos de veinticuatro horas después de que su presidente haya sido enviado a prisión provisional por la Audiencia Nacional, hecho resaltado en el vídeo, "Help Catalonia" busca activar los resortes emocionales de su audiencia para que, en última instancia, se movilice en su favor. Es el último ejemplo de las virtudes (y de las muchas sombras inquietantes) de la propaganda política viral en pleno siglo XXI: el heredero de una larga tradición.

No hace falta remontarse demasiado en el tiempo para recordar vídeos semejantes. Òmnium no se ha comido la cabeza y ha generado un copycat de otro vídeo producido en su día por el Euromaidán.

Yo soy ucraniano. ¿Y tú?

Era 2014 y los activistas pro-democráticos de Kiev, que habían pasado meses ocupando las plazas de la capital ucraniana en protesta contra el gobierno de Yanukovych, tuvieron una idea brillante: ¿por qué no ganar el relato internacional tirando de todos y cada uno de los resortes de lo viral? Surgió así este vídeo, en el que una joven ucraniana, en perfecto inglés, mostraba la desesperación de la lucha democrática emprendida por el pueblo ucraniano.

Aquella producción necesitaba de pocos aderezos democráticos: por aquel entonces Kiev vivía [escenas de violencia](https://en.wikipedia.org/wiki/Listofpeoplekilledduring_Euromaidan inauditos en la Europa del siglo XXI (francotiradores y barricadas mediante) y el país se abocaría posteriormente a una larga y aún no resuelta guerra civil en el este que costaría la vida de más de 10.000 personas. Los hechos de Ucrania, por su violencia, por su carácter revolucionario, por su capacidad de teletransportarnos a una época ya superada, conmocionaron al mundo.

El vídeo, además, era muy inteligente: buscaba la pura empatía audiovisual a través de un guión simplificado interpretado por una joven cosmopolita con la que medio mundo podía identificarse. No era un relato gubernamental, no eran hechos crudos, no eran datos estadísticos: era un drama cotidiano enmarcado en palabras irrechazables como "libertad" o "democracia". El Maidán estaba pasando a la vuelta de tu esquina, venía a decir, y también te podría pasar a ti. Ponte en mi lugar.

Naturalmente, los hechos de Ucrania y de Cataluña poco o nada tienen que ver. Por un lado, los enfrentamientos entre el gobierno ucraniano y los manifestantes fueron extremadamente graves: el Maidán contabilizó 130 muertos y dejó escenas de batallas callejeras cuya iconografía remitía a la Gran Guerra Patriótica. La represión fue dura, tanto a nivel policial como militar, y en el plazo de tres meses la presión local e internacional provocaron la caída de Yanukóvich, que huyó del país.

El discutido golpe de Estado posterior, la creación de un nuevo régimen político y el estallido de la guerra en el Donbás redondearon una revolución trágica.

Ayúdame, soy como tú, sólo quiero libertad

Muy al contrario, la masiva movilización independentista catalana había causado cero problemas de orden público hasta el 1 de octubre de este mismo año. Cinco años de manifestaciones, protestas y votaciones libres en las que una parte de la población pudo expresar su voluntad sin cortapisas gubernamentales. La tónica cambió hace varios domingos, con las ya inolvidables imágenes de la Policía Nacional cargando en colegios plagados de votantes.

Fue un hecho aislado y, aunque violento, de una intensidad represiva baja (o al menos similar) en comparación con otros hechos acaecidos en la Europa moderna, como el propio Maidán, la movilización militar en el Ulster o las generalizadas protestas anti-globalización.

Made
¿Cómo vas a estar en contra?

"Help Catalonia", sin embargo, utiliza los mismos resortes emocionales que el vídeo del Maidán: utiliza a una chica al punto del llanto que explica al mundo cómo una protesta pacífica y legítima, como es el derecho a votar en un referéndum libre, se ve coartada por un gobierno represor. Al igual que su inspiración ucraniana, presenta la lucha de un pueblo oprimido contra unas élites sordas. Y te apela a ti, porque, aunque no lo creas, te podría pasar a ti también.

De ahí que su mensaje tenga éxito (o pueda tenerlo) fuera de nuestras fronteras: su evidente simplificación de los hechos se traduce en píldoras emocionales, en imágenes de personas mayores sangrando a causa de los porrazos de los antidisturbios, fácilmente consumibles. Es una versión de los hechos con la que se puede empatizar. Con la que deseas empatizar. Que deseas comprar. Y que estás dispuesto a difundir.

Audiovisualmente, ni el Maidán y "Help Catalonia" han inventado nada. Los orígenes de tan impresionante, compartible y discutible práctica hay que buscarlos en el primer gran vídeo de manipulación política que utilizaba las herramientas de lo viral (empatía, universalidad, llamada a la acción), Kony 2012.

Kony: el origen del viral político-emocional

Aquel breve documental de treinta minutos irrumpió como un maremoto en las (snif) ingenuas redes sociales de 2012. Alcanzó los 70 millones de visitas en YouTube mucho antes que virales de reconocimiento histórico como el de Susan Boyle o el del oso panda estornudando, y se coló en la agenda mediática internacional con tamaña ubicuidad que, hoy, cinco años después de su fenómeno, lo recordamos más por su efecto/polémica que por los hechos que pretendía denunciar.

En Kony se juntaron las injusticias narradas por los documentales sobre África de siempre: violaciones, asesinatos, dictadura, un mundo en ruinas, pobreza extrema, el eterno sentimiento de culpabilidad del blanco occidental para con el continente africano, un malvado dictador fácilmente parodiable y un relato simplificado de fácil consumo que no exigía mayor documentación paralela. Envolvía un hondo problema político y social en una píldora memética emocional que invitaba a compartir.

Delia Rodríguez analizó en su momento las claves del éxito del vídeo en El País: la narración en primera persona, la lucha binaria entre el "bien" y el "mal", la utilización de las masas y las manifestaciones públicas en estadio reivindicativo y festivo, la explicación para niños de una problemática compleja y con múltiples aristas, y, ante todo, la apelación a las emociones a través de imágenes de opresión, injusticia, violencia policial, etcétera.

Todo ello también está presente en "Help Catalonia", además de los vectores básicos que han movido la imagen del procés de puertas hacia afuera: el "derecho a decidir" (un derecho es intrínsecamente positivo), la "democracia" (que nadie o casi nadie rechaza), y la "libertad" (code name para "independencia", mucho más universal y compartible). "Help Catalonia" es otro hito de la viralización del mensaje político y de la propaganda emocional.

De ahí que lleve instalado en los Trending Topics de Twitter desde el principio de la mañana. Da igual que sus hechos sean rebatibles, que su interpretación sea sesgada o que su manipulación sentimental, con la actriz al borde del llanto durante los tres minutos del vídeo, roce lo autoparódico. Su éxito radica en su viralidad. Y precisamente por eso es un éxito tan inquietante: porque desvela que el mensaje da igual, lo importante para el triunfo viral es el formato. Únicamente el formato.

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