Un mes más de verano, un mes menos de invierno. El efecto del calentamiento global en Australia

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Una de las consecuencias más nítidas del cambio climático es el aumento de la temperaturas en todos los rincones del planeta. Pese a que algunas regiones geográficas están sufriendo el calentamiento global con especial intensidad, los años son cada vez más y más cálidos. En el proceso, los inviernos se están suavizando y los veranos se están prolongando. Uno de los mejores ejemplos de ello es Australia.

Más días de calor. Lo ilustra un reciente estudio elaborado por el think tank Australian Institute. Entre 1998 y 2018 las temperaturas veraniegas se prolongaron durante 31 días más que la media registrada en el siglo XX, y las invernales 23 días menos. Es decir, el invierno ha perdido en torno a un mes durante las últimas dos décadas, y el verano ha ganado uno. El cambio climático está alterando las estaciones.

El doble. La tendencia, remarcan los investigadores, se ha recrudecido. Entre 2014 y 2018, los últimos cuatro años de la serie, los veranos australianos duraron el doble que los inviernos. Una dinámica experimentada por todas sus ciudades, aunque con desigual intensidad. Localidades como Port Macquarie pasan hoy hasta siete semanas más al año bajo temperaturas veraniegas en comparación a los años '50 o '60.

¿Qué significa? Que las fronteras estacionales son cada vez más difusas a causa del calor. "Las temperaturas que antes se consideraban normales durante los tres meses de verano ahora abarcan desde principios de noviembre hasta mediados de marzo (las estaciones se invierten en el hemisferio sur)", ha explicado investigador del Australian Institute.

Consecuencias. Efectos perniciosos de lo anterior: más calor en agregado a lo largo del año, y más riesgos para un país presto a los incendios y a las sequías. 2019 fue el año más cálido de la historia de Australia, con algunos días superando los 40º C en todos los puntos del país, el séptimo más grande del planeta. El extraordinario calor ha contribuido a recrudecer una sequía que y a empeorar la habitual temporada de incendios del país.

Las llamas han devorado 18 millones de hectáreas entre noviembre y febrero, en el conocido ya como el "Verano Negro". Las altas temperaturas están recrudeciendo los fuegos en todo el mundo.

Menos invierno. Sucedió el año pasado y ha vuelto a suceder este. Europa está observando cómo sus inviernos se amilanan y suavizan. Valencia ha alcanzado los 29º C en febrero, en este caso a causa de la oscilación ártica, mientras que gran parte del continente registró temperaturas hasta 12º C por encima de lo normal hace doce meses. Es el "invierano", un puñado de semanas de frío real y a partir de ahí tibieza, cuando no calor.

Todo ello en un contexto de veranos cada vez más drásticos.

Imagen: Dietmar Rabich

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