No sólo con #acentúate y Twitter, el español tiene más problemas con las nuevas tecnologías

No sólo con #acentúate y Twitter, el español tiene más problemas con las nuevas tecnologías
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Fundéu se ha cansado de que no acentúes tus hashtag. En rigor, Fundéu se ha cansado de que creas que las nuevas tecnologías son una excusa para descuidar tu lengua. Hoy lo podemos ver en Twitter: una campaña con el hashtag #acentúate con el objetivo de recordar a todos los usuarios que el acento tiene un efecto neutro en las búsquedas y los caracteres, y que por tanto deberías utilizarlo. No por capricho, sino porque tu idioma los requiere. Aunque algunos se estén marchando (o no).

Nos enfrentamos al enésimo caballo de batalla de la Fundación del Español Urgente y, de forma paralela, de la Real Academia Española. La pregunta a la que tratan de responder todas estas iniciativas es la misma: ¿qué hacemos con el español ahora que está siendo transformado por la realidad de las nuevas tecnologías? O mejor dicho: ¿cómo adaptamos ese nuevo universo a nuestro idioma? Sin embargo, las respuestas no siempre son rotundas. Malas traducciones, nuevas palabras, jergas y un descuido generalizado por la limpieza del idioma. La lista es larga.

De tuit a tabléfono: ¿cómo adaptamos el inglés?

Casi tanto como la de palabras que tanto Fundéu como la RAE han tratado de incluir en el léxico diario de los españoles para denominar nuevas realidades tecnológicas. En el fondo, el problema de base es obvio: ¿qué nombre le pones a aplicaciones o actividades que antes no existían, que han sido bautizadas en inglés (por haber sido creadas en un país anglosajón) y que ahora se están introduciendo en España? La tendencia de la RAE y de Fundéu ha sido la de uniformizar y adaptar. Nada de palabras en inglés: en la medida de lo posible, castellización de las mismas.

Algunos ejemplos que han funcionado: tuit, selfi, ¿guglear? Lo cierto es que son los menos, y el listado de términos castellanizados que no han calado entre el léxico diario de los españoles es bastante, bastante más amplio

El resultado no siempre es satisfactorio, como pudimos comprobar en Xataka. Algunos ejemplos que han funcionado: tuit, selfi, ¿guglear? Lo cierto es que son los menos, y el listado de términos castellanizados que no han calado entre el léxico diario de los españoles es bastante más amplio: cederrón (!), narcodrón (un drone que trafica con droga, se entiende), amigovio (frente al más popular follamigo), cámara rápida (por time lapse), tabléfono (digno del Inspector Gadget), etcétera.

Manten Calma Acentua

Como vimos en su momento en este reportaje en el que charlamos con tres expertos lingüistas, es un problema relativo. El español, como cualquier lengua moderna, es un idioma en constante evolución. No hay que ser demasiado alarmistas en relación a la progresiva adquisición de palabras de raíz inglesa. Sin embargo, sí es recomendable reflexionar sobre el uso que damos al lenguaje: hay veces que la equivalencia es imposible (tuit es un claro ejemplo); aunque hay otras en que no lo es tanto y sí existen palabras en nuestro idioma que pueden cumplir la misma función.

Sin embargo, sí es recomendable reflexionar sobre el uso que damos al lenguaje: hay veces que la equivalencia es imposible; aunque hay otras en que no lo es tanto

El problema, según apuntaron los expertos a los que consultamos, es la pereza. Este artículo de El País es un buen ejemplo de ellos: más de una cincuentena de términos en inglés que se están colando día a día en las oficinas. Los entornos empresariales cada vez están más en contacto con compañías internacionales, y el inglés se está colando de forma alborotada en la jerga de oficina. Workshop, meeting, business review, sales department, break, attachment, forward, briefing, partner. Son palabras que sí tienen una traducción sencilla al castellano, pero que se utilizan por tendencia.

De las palabras a las tildes: ¿cómo puntuamos?

Fundéu lleva tiempo luchando con mayor o menor éxito contra el fenómeno, pero ahora se ha fijado en los signos de puntuación. Cualquiera que pase mucho tiempo en redes sociales lo habrá descubierto: las tildes no siempre se utilizan (o se utilizan correctamente). No es una dinámica que se limite al hashtag (otra palabra sin traducción útil, por cierto), sino al lenguaje escrito informal. Y sucede algo parecido con los signos de apertura de interrogación y exclamación. ¿Se pierden?

De forma progresiva. Al igual que las tildes, no son prácticas en el torrente de conversación diaria que nos asalta en las redes sociales (más aún si tenemos en cuenta que es más complicado utilizarlas desde dispotivos móviles). Desde ese punto de vista, Fundéu está optando por concienciar a través de la imagen. El lenguaje dice tanto de nosotros como nuestra foto de perfil:

El asunto concreto de las tildes en las etiquetas, aunque es importante, es solo un ejemplo, un modo de llamar la atención sobre la ortografía en las redes. Es casi un tópico el cuidado con el que solemos elegir nuestra foto de perfil en las redes en un intento por dar la mejor imagen de nosotros; la idea de esta campaña y de nuestro trabajo como fundación en relación con las redes es poner el mismo cuidado con el uso del idioma, que es, al fin y al cabo, el vestido de nuestro pensamiento.

Las palabras anteriores pertenecen al director general de Fundéu, Joaquín Muller. Para intentar solucionar este tipo de dinámicas, tanto Fundéu como la cuenta oficial de la Real Academia Española participan de forma activa en Twitter, donde es posible lanzarles preguntas y más que probable obtener una respuesta sobre una cuestión lingüística concreta. No sólo sobre la traslación de términos anglosajones al español, sino también dudas sobre cualquier otro aspecto del idioma.

Lo cierto es que la no utilización de tildes revela otro problema de adaptación de nuestro idioma a las nuevas tecnologías. ¿Qué hay de las direcciones web, por ejemplo, donde es imposible utilizar tildes o la letra "ñ"? Es obligatorio pasarlas por alto. Y la tendencia se da en otros sitios y formularios digitales que, por motivos del sistema, obvian las tildes. El problema, huelga decir, no es único del español: catalán, francés, húngaro, checo, danés, polaco. Todos ellos acentúan.

Llegados a este punto y visto que la propia RAE ha propuesto eliminar algunas de las tildes por redundantes (pese a la fuerte oposición popular, que ha logrado recuperar "sólo"), cabe plantearse qué sentido tienen las tildes. En caso de que sea necesario recordarlo, es útil recurrir a este artículo de El Mundo donde se explica su origen y función. Como nota de interés, provienen directamente del italiano (que además tiene tildes graves), que a su vez lo tomó del griego y del latín.

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