Personalidad múltiple: una historia de la fascinación y el maltrato de un raro trastorno mental

Personalidad múltiple: una historia de la fascinación y el maltrato de un raro trastorno mental
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Como decía Charlie Kauffman en uno de sus guiones, "la única idea de la que se ha abusado más que de los asesinos en serie es la personalidad múltiple". Al menos desde que Stevenson triunfó con su Doctor Jekyll y Mister Hyde, la cultura occidental ha tenido una fascinación total y absoluta con las personalidades múltiples. "El club de la lucha", "Psicosis", "El increíble Hulk" o "Múltiple", la última película de Shyamalan, son buena muestra de ello.

Y es que el trastorno disociativo de la identidad es, pese a su rareza, uno de los trastornos más cinematográficos que existen. Aunque, con alguna excepción, siempre tiene la misma orientación: algo oscuro, violento y peligroso. ¿Qué es la identidad disociada? ¿Qué hay de cierto en ese cliché cultural?

La fascinación de lo que no entendemos

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'Doctor Jekyll y Mister Hyde' son un buen ejemplo de la relación íntima que existe entre la ciencia y la ficción. Aunque Stevenson lo negó en varias ocasiones, la mayor parte de especialistas (y hasta su mujer) reconocen que la idea de la historia surgió de un artículo que el psicólogo Frederic Myers publicó el mismo año y en el que relataba dos casos franceses muy conocidos de este trastorno.

Porque efectivamente, este rarísimo trastorno existe. En general, estamos hablando de personas que tienen al menos dos identidades distintas y estables que se muestra alternativamente en su comportamiento. Esas identidades o personalidades están encapsuladas de tal forma que una no puede recordar lo que le sucede a la otra.

Es un trastorno polémico porque es tan raro que disponemos de muy poca información sobre él. En general, se suele considerar como una ruptura patológica de la continuidad de la identidad personal.

Cuando la identidad se disocia

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La personalidad, en general, es un concepto extraño. Describe nuestros repertorios conductuales, nuestros estilos cognitivos y nuestras diferencias individuales o, por decirlo de una forma menos técnica, nuestro estilo personal de hacer las cosas.

Todos tenemos diversas formas de ser: no nos comportamos igual en el trabajo que con nuestros amigos o nuestros padres. Pese a esas diferencias normalmente se puede intuir un estilo personal de hacer las cosas que transciende cada contexto.

De hecho, la personalidad sobresale cuando afrontamos situaciones nuevas y no reguladas socialmente. Y surge del proceso de desarrollo personal: un toma y daca entre el patrimonio genético, la estructura social y el azar.

La integración de toda nuestra historia personal acaba generando una forma única de ser. Pero a veces, usualmente por un trauma (aunque esto es polémico), esas formas de ser se separan radicalmente. Es muy raro, porque nuestro ambiente cultural nos entrena insistentemente contra ello, pero ocurre.

Múltiples personalidades

James Mcavoy

Aunque parezca extraño tratándose de un thriller de terror, hay cosas en 'Múltiple' que están bien encaminadas: usa una terminología correcta, explica que el origen del problema es traumático y, de hecho, incluye a un médico para explicar y contextualizar el trastorno.

Evidentemente, hay otras muchas cosas que no lo son. Una de las premisas centrales de la película, que las personalidades cambiarían la química del organismo, son más discutibles. "Más discutibles" por no decir propias de la ciencia ficción.

En el filme hay personalidades que son diabéticas o alérgicas y, por decirlo de forma elegante, sobre esto ni hay casos documentados, ni sabemos cómo sería posible. Sí, podría darse el caso de algunos cambios a nivel psicofisiológico. Pero, en ningún caso, nada tan exagerado.

"El cerebro humano es el objeto más complejo del universo", dice el guion. Hay que tener en cuenta que, en el fondo, nuestro organismo no es estable, sino que se encuentra inserto en un complejo sistema biosocial que le exige ajustarse constantemente. El mero hecho de que existan hiperenlaces en un texto cambian funcionalmente el modo en que procesamos la información.

Esto, si entendemos que forma parte de la "ciencia ficción" de la película, no es problemático. El problema es otro. Que reincide una y otra vez en la idea de que los trastornos psiquiátricos son siempre peligrosos y amenazantes. Y ese estigma, si no nos apresuramos a desmentirlo, sí que puede ser peligroso.

"Es una ficción"

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Normalmente, cuando hablamos de las ideas, imágenes y estigmas que promueven las películas se acaba diciendo que, en fin, se trata de una ficción. Es verdad, no voy a negarlo. Pero desgraciadamente no podemos sustraernos del impacto que tiene la ficción en la sociedad.

Volvamos a Jekyll y Hyde: la historia de Stevenson causó tal impresión cuando fue llevada al teatro que el primer actor que lo interpretó, Richard Mansfield, fue sospechoso de ser el mismísimo Jack el Destripador.

Como hemos explicado en otras ocasiones, los enfermos mentales son menos violentos que la media de la población y el estigma de peligrosidad que solemos atribuirles es la peor política de salud pública que existe. A mayor rechazo social, más invisibles se vuelven. A mayor impresión de peligrosidad, más personas sufren en silencio los problemas de su trastorno.

Quizá el reto que nos queda por delate es ser capaces de hablar en el cine, la televisión o la literatura de las enfermedades mentales como un elemento más de la sociedad en la que nos movemos y el recurso dramático permanente para generar miedo en el espectador. A fin y al cabo, ninguno de los grandes 'asesinos' de la humanidad (los que sí tendríamos que temer) tuvo una enfermedad mental.

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