¿La religión más perseguida del mundo? Sri Lanka y la realidad del acoso a las minorías cristianas

Sri Lanka Bombardeo
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290 personas fueron asesinadas ayer en Sri Lanka durante la celebración de la Pascua Cristiana. Los autores de los atentados, aún desconocidos, detonaron diversos artefactos explosivos en varias iglesias católicas del país. Son los peores ataques en la historia de Sri Lanka, una nación salpicada de violencia interétnica y religiosa a lo largo del siglo XX, y los más sanguinarios de la última década en el sudeste asiático.

Su objetivo, la minoría cristiana de la isla, ha reavivado un viejo debate: ¿qué pasa con la persecución a los cristianos en el resto del mundo?

Las cifras. El cristianismo tiene presencia en 197 naciones de la Tierra, pero no en todas ellas disfruta de una posición mayoritaria. En al menos 71 estados los cristianos componen minorías con mayor o menor grado de penetración y protección en la esfera pública. Muchos de ellos sufren diversas formas de discriminación: según Pew, los cristianos son objeto de acoso o persecución en 107 países.

¿La más perseguida? El informe, publicado el año pasado, computa numerosas formas de "hostigamiento" sufridas por las minorías religiosas de todo el mundo, una horquilla que va desde las leyes que prohíben la práctica litúrgica hasta los comentarios hostiles de alguna figura pública. En 2016, los cristianos habían sido hostigados en más países que los musulmanes (en 97) o los judíos (en 66). 

Para muchos analistas o activistas, las cifras remarcan una realidad soterrada y acallada en los medios occidentales: la religión cristiana es la más perseguida en el mundo.

¿Es así? Es relativo. El estudio de Pew diferencia entre hostigamiento social y gubernamental. En este último las minorías musulmanas sufren más las acciones represivas de los estados (en 127) que las cristianas (en 114). Las cifras son gruesas y no gradúan entre los distintos tipos de violencia o represión sufridas por cada grupo social: contabilizan tanto el genocidio roghingya como la oposición nepalí a los enterramientos protestantes.

Por último, ninguna religión disfruta de tanta presencia y seguimiento mundial como el cristianismo y el islamismo. Otras más minoritarias, como los yazidíes o los drusos, no son objeto de tantas persecuciones en bruto; a nivel relativo, sin embargo, son muchísimo más vulnerables.

En Sri Lanka. Esto no significa que la persecución afrontada por las minorías cristianas no sea real y muy grave. Sri Lanka es un buen ejemplo. La población católica representa el 7% de total, y se reparte tanto entre la minoría lingüística tamil como entre la mayoría cingalesa. El hostigamiento formal e informal hacia cristianos y musulmanes (8%) ha sido la tónica común de Sri Lanka durante la última década.

El año pasado la Alianza Cristiana de Sri Lanka denunció 86 casos de amenazas, discriminación y acoso. Las iglesias cristianas han sido hostigadas durante los últimos once domingos del año; en 2019 ya se han registrado 26 incidentes.

Contexto. Sri Lanka es uno de los muchos laberintos etno-religiosos del sudeste asiático. La mayoría del país es budista y habla cingalés, pero una reseñable minoría habla tamil y se adscribe al hinduismo. Durante décadas Sri Lanka se desangró en un conflicto civil entre las autoridades budistas y los Tigres de Eelam Tamil, un movimiento insurgente que ansiaba la creación de un estado independiente tamil en el norte de la isla.

La guerra pasó factura tanto a la minoría católica, hostigada por el nacionalismo budista, como en especial a la musulmana, tamil-parlante.

En el mundo. El caso ceilandés mimetiza la situación de numerosas minorías cristianas más allá de Europa y América. En Egipto, los coptos han sido objeto de repetidas masacres y persecuciones. China ha redoblado su represión contra las minorías cristianas aún existentes dentro del país. El gobierno uzbeko ha permitido el registro indiscriminado de viviendas evangélicas y ha coartado su libertad de culto.

Son unos pocos ejemplos de muchos.

En Occidente. Para muchos líderes y opinadores occidentales, las persecuciones revelan la precaria situación del cristianismo en el mundo. Según Open Doors, la discriminación ha ido al alza en los últimos años. Es una idea que goza de gran popularidad en Estados Unidos, y que a menudo se entremezcla con supuestas persecuciones ideológicas impulsadas tanto en Europa como en América.

Así, en Occidente, la vulnerabilidad de las comunidades cristianas opera como reacción narrativa a las guerras culturales, a las políticas de identidad, a la islamofobia y a la tibieza de algunas figuras liberales, como Barack Obama, en la denuncia de su persecución. En Sri Lanka, lejos de ello, el problema es real. Y se ha cobrado la muerte de 290 personas.

Imagen: Chamila Karunarathne/AP

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