Tesla ya está conquistando el único país que hasta ahora se le había resistido: China

Tesla China
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Elon Musk siempre tuvo una visión triunfante de Tesla en el mercado chino. Al igual que el presidente Xi Jinping prometió desafiantemente hacer de China el futuro centro industrial y de innovación del mundo. La clave de su plan era Elon Musk. Xi Jinping vio al empresario nacido en Sudáfrica como un utópico tecnológico y a su Tesla Inc. como una punta de lanza que podría convertir a China en una potencia en coches de nueva energía. Tanto, que el gobierno chino reescribió las reglas para permitir que las empresas extranjeras tuvieran propiedad exclusiva para que Musk abriera una fábrica de vehículos eléctricos en Shanghái.

Allí encontraron una competencia férrea. Pero les ha ido realmente bien.

Las cifras. Tesla vendió 70.847 vehículos fabricados en China el pasado mes de diciembre, la cifra más alta desde que comenzó a producir en Shanghái en 2019, según datos de la Asociación China de Vehículos de Pasajeros (CPCA). Las ventas de diciembre de Tesla—que incluyen 245 unidades para la exportación— fueron casi tres veces más que las logradas en el mismo mes de 2020 y 34% más que las de noviembre.

No sólo eso. También elevó las ventas totales de autos fabricados en China durante el año pasado a 473,078, según Reuters. Esto supone cerca de la mitad de los 936.000 vehículos que la automovilística entregó en todo el mundo el año pasado. La fábrica de Shanghái concretamente produce los  eléctricos Model 3; también los deportivos Model Y. Y estos se destinan a los mercados nacionales e internacionales, incluidos Alemania y Japón.

La situación. La firma ha sido capaz de superar los problemas de la cadena de suministro que sufren sus rivales. Con ello, logró registrar entregas trimestrales récord. El mercado chino de vehículos eléctricos está dominado por marcas nacionales como BYD y Wuling, una marca local que forma parte de General Motors. Y Tesla es la única marca extranjera entre las 10 primeras, según la consultora Automobility.

Todo esto es operativamente "impresionante", dado que la fábrica de Shanghái tiene la capacidad de hacer unos 42.000 vehículos al mes de media y que la misma CPCA decía hace unos meses que las ventas de coches fueron de un 7.7% menos que el año anterior.

Un cambio de paradigma (y con competencia). El factor determinante es que la mayoría de los vehículos que Tesla produjo en China en diciembre se destinaron a clientes chinos. Tesla sirve a los mercados europeos y chinos desde esa planta y, por lo general, Tesla completa los pedidos europeos a principios de un trimestre y los pedidos chinos más tarde. Eso hace que la participación de mercado en ambas regiones fluctúe de un mes a otro. Tesla ha podido vender todos los vehículos que puede fabricar.

Las ventas minoristas chinas alcanzaron alrededor de 2,1 millones de unidades. Y eso que, tal y como hemos comentado antes en Magnet, en el país asiático han surgido en los últimos años alternativas de EV mucho más baratas y prácticas. Razón por la que el Tesla más barato se vendía allí. Las ventas de vehículos eléctricos ascendieron a 475.000 unidades. La penetración de mercado alcanzó casi el 23% de las ventas: una cifra mucho más alta que en Europa y EEUU que muestra que los principales compradores de coches se pasaran al eléctrico en cuanto puedan.

¿Por qué China es tan importante para Elon Musk? Podemos decir que las autoridades lo colmaron de terrenos baratos, préstamos a bajo interés e incentivos fiscales, esperando a cambio que Tesla preparara a los proveedores locales y reforzara a las empresas chinas rezagadas de vehículos eléctricos. De hecho, se ha comentado en medios que los líderes chinos se habían sentido frustrados con el desempeño de las compañías nacionales de vehículos eléctricos y vieron a Tesla como una oportunidad para reiniciar la industria automotriz del país.

A su vez, la llegada de Tesla despertó el interés de la gente en los EV. El lanzamiento en 2019 del Tesla Model 3 fabricado en China ayudó a convencer a los consumidores de que estos vehículos eran una alternativa viable a los automóviles de gasolina. "El papel de China no es dejar que Tesla gane", decía Bill Russo, fundador de Automobility, si no que "la industria nacional compita".

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