Todos contra todas: cada vez más voces reclaman acabar con la categoría "femenina" en el deporte

Laurel Hubbard y Lia Thomas.
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La biología no siempre importa. Pero a veces importa demasiado. El revuelo que se ha formado alrededor de Lia Thomas es la prueba. Esta estudiante de la Universidad de Pensilvania es una excelente nadadora, no hay duda de ello. A menudo supera a sus rivales por decenas de segundos, batiendo récords. Pero su éxito se basa en tres cosas. Uno es el talento natural. Otro es el entrenamiento implacable. Y la tercera es biología. Esta nadadora transgénero (biológicamente nació con el sexo masculino) ha arrasado en la prueba de 500 yardas en los campeonatos organizados por la NCAA en Estados Unidos. Un hecho que no ha sucedido antes y que ha provocado polémica en el país.

El problema. El éxito de Thomas ha levantado un enorme revuelo, enmarcado dentro de las luchas internas del feminismo por la cuestión trans y de quienes no aceptan el triunfo de Thomas porque consideran que no compite en igualdad de condiciones. Existe un gran debate sobre en qué categoría deben competir las mujeres trans (si como mujeres por su género autodeterminado o como hombres por sus características biológicas), y la solución de una parte del feminismo es aboliendo las categorías o creando nuevas. Pero lo cierto es que cada vez hay más voces que reclaman acabar con las categorías en el deporte.

¿Son inadecuadas dos categorías deportivas? Algunos investigadores piensan que el futuro está en crear más, mientras que otros proponen cambiar las reglas de competencia para que todos puedan jugar unos contra otros. En un intento por un alto el fuego, los investigadores de todo el mundo están proponiendo opciones para eliminar el binario.

La razón es básicamente que en muchas competiciones, hay un amplio número de competidoras intersexuales, que han vivido sus vidas como mujeres pero nacieron con una de las diversas diferencias en el desarrollo sexual. Estos incluyen el síndrome de insensibilidad parcial a los andrógenos y otras mutaciones genéticas, como la deficiencia de 5-alfa reductasa, que les dan algunas características físicas típicamente asociadas con los hombres, y una ventaja competitiva percibida.

¿Justicia? Algunos partidarios de los deportes femeninos dicen que si las diferencias no se pueden controlar con medicamentos, las mujeres intersexuales deberían competir contra los hombres en aras de la justicia para otras mujeres. Pero otros alegan que las mujeres intersexuales no deberían ser ridiculizadas o excluidas por sus características naturales, cuando los deportes de élite están repletos de ejemplos de injusticia congénita (envergadura de nadadores o altura en baloncesto).

Estudios. Científicos y académicos defienden que los rasgos biológicos típicamente relacionados con el sexo masculino, como niveles más altos de testosterona, estructura ósea más fuerte, pulmones más grandes y más masa muscular, seguirán explicando por qué algunos atletas superan a otros. Pero, dicen, es probable que la ciencia evolucione para capturar con mayor precisión qué rasgos relacionados con el sexo son más importantes para el rendimiento.

La testosterona en el punto de mira. La testosterona, y sus beneficios percibidos para el rendimiento atlético, actualmente impulsa muchas de las definiciones actuales para los deportes femeninos, con un límite superior que excluye a algunas mujeres intersexuales y transgénero de la categoría, a menos que sigan los pasos para reducir sus niveles. World Athletics exige que los niveles de testosterona en la sangre de los atletas caigan por debajo del doble del rango femenino típico.

Pero no todos creen que la testosterona, o "T", sea tan importante, mientras que otros investigadores dicen que sus efectos sobre la fisiología durante la pubertad son permanentes sin importar lo que suceda a continuación. El resultado es que casi nadie está satisfecho con las reglas, que están bajo constante apelación. Alan Rogol de la Universidad de Virginia y Myron Genel de la Universidad de Yale, ambos endocrinólogos pediátricos, creen que la influencia de la “T” es menos importante que la suma de hormonas, genética, entrenamiento, equipo, personalidad y oportunidad entre otras cosas. Por ejemplo, actualmente no se sabe cuánto de ventaja tendría una persona que pasó por la pubertad como un niño y luego hizo la transición sobre una mujer que no la ha hecho.

Soluciones. En última instancia, dicen algunos investigadores, la respuesta a largo plazo puede estar en expandir las categorías más allá de las de hombres y mujeres. "El problema es el género binario en el deporte", explicaba Lynley Anderson, bioética de la Universidad de Otago, en este reportaje de The Wall Street Journal. Y propone al menos cuatro divisiones de competencia basadas en la fisiología. No es descabellado. Ya existen categorías de edad en las carreras, categorías de peso en el boxeo y la lucha, y clasificaciones basadas en la discapacidad en los paralímpicos.

A favor de categorías segregadas. Medios de comunicación como The Economist se han posicionado agresivamente en que es injusto permitir que mujeres transgénero competir en deportes femeninos. Apelan a las ventajas que otorga la pubertad masculina, que según ellos son tan grandes que ninguna cantidad de entrenamiento o talento puede permitirles a las atletas femeninas superarlas. El récord mundial de velocidad de 100 metros de Florence Griffith Joyner se ha mantenido durante tres décadas. En 2016, en un evento estadounidense para estudiantes de secundaria, cuatro de los ocho chicos en la final de 100 metros corrieron más rápido.

En este otro artículo de The Guardian, la periodista de deportes Tanya Aldred, expresaba en un artículo de opinión que al combinar género y sexo socavamos la competencia deportiva. "La equidad está en el corazón del deporte y sin categorías separadas para los sexos no habría mujeres en las finales olímpicas". Y no es solo atletismo. Si bien la brecha de rendimiento más pequeña entre los sexos se presenta en eventos de carrera, remo y natación (11-13 %), esto sube hasta el 16 %-22 % en ciclismo de pista, y entre el 29% y el 34% cuando se trata de cricket o levantamiento de pesas.

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