Cómo "Psicosis" (y el miedo al spoiler) cambió para siempre el funcionamiento de las salas de cine

Psycho
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Se ha escrito mucho sobre el impacto de Psicosis, una de las obras más apabullantes del maestro Alfred Hitchcock y es imposible negar la relevancia actual de la película en el cine moderno. Ha influido en los cineastas de todas las generaciones y ha generado secuelas, imitaciones y, cómo no, el miedo a la ducha y a los moteles de quienes vivieron aquel fenómeno de masas en 1960. Pero con su obra, Hichcock no sólo impactó con lo que aparecía en pantalla, sino cómo se decidió a cambiar los hábitos de la audiencia de aquella época. O mejor dicho, cómo acabó con la manía de llegar tarde al cine cuando la película ya había empezado.

Para entender el fenómeno hay que saber que en aquel entonces la gente solía entrar a las proyecciones cuando quería, daba igual que la película estuviera empezada. Los patrones de este ritual se resumían en un eslogan que alguna vez incluso llegó a ser común y que ahora es desconocido para los cinéfilos de cierta edad: "Aquí es donde entramos". A lo largo de la era clásica de Hollywood, los espectadores acudían a la proyección de una película cuando les apetecía, sin prestar atención al progreso de la narrativa. Lo que hacían era básicamente entrar a mitad del largometraje y verlo hasta el final, ver el noticiero previo, el corto animado y de comedia que se emitían al principio y volver a empezar la película hasta el punto donde habían llegado.

En ese momento, el espectador le susurraba a su acompañante: "Aquí es donde entramos", y entonces salían de la sala. Cuesta de creer, pero era así. Hasta que llegó Hitchcock.

Algunos cinéfilos se quedaban embobados y se sumergían en la película más de una vez. Aunque los fans ya contaban con que el precio de la entrada era un pase de acceso abierto, muchos expositores (que querían un control de las multitudes) y cineastas (que querían una audiencia cautiva desde la apertura de los créditos hasta el final) lo desaprobaron. Los directores odiaban que los espectadores irrumpieran y rompieran, o nunca experimentaran, el hechizo y la magia de la película. A Cecil B. DeMille le molestaba especialmente el hecho de que los espectadores, y no él, decidieran cómo vivir sus films.

En 1950, el productor de Twentieth Century-Fox, Darryl F. Zanuck, y el director Joseph L. Mankiewicz, se dieron cuenta de lo difícil que era cambiar el reloj de los espectadores estadounidenses. Sabiendo que tenían algo especial en sus manos, le pidieron a los expositores de los grandes cines que quisieran reservar Eva al Desnudo que firmaran un contrato según el cual “ningún cliente debe sentarse después de que comience la película" y "al final de cada función, el teatro debe estar despejado". Dado que el comienzo de esta película es el final, estropearía el disfrute de cualquier audiencia de no verla desde el principio, estaba claro.

Pero después de sólo cuatro días, Fox dejó atrás la propuesta. ¿Por qué? Muchos cines atraían generalmente a un gran número de peatones embelesados por las exhibiciones del vestíbulo. Los cinéfilos impulsivos simplemente se negaban a esperar el próximo pase y se iban a los cines cercanos, que amablemente los dejaban entrar.

Y entonces llegó Hitchcock

Era el terrorífico acontecimiento del año. 1960. Familias, parejas, amigos, todos abarrotaban las salas, gritaban y se lanzaban a los brazos del otro. Pero esta vez iba a ser diferente. Hitchcock y el equipo de producción de Psicosis hicieron un esfuerzo de marketing (tráiler y carteles incluidos) para que los expositores cerraran sus puertas a los espectadores que llegaban tarde. "Nadie ... PERO NADIE ... será admitido en el teatro después del inicio de cada función de PSICOSIS", rezaban los posters, que mostraban al mismo Hitchcock señalando su reloj como si advirtiera a los estudiantes de que no llegaran tarde a clase. De las muchas "primicias" cinematográficas atribuidas a Psicosis, el cambio de los hábitos fue sorprendente.

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En realidad la idea fue de Jerry Pickman, vicepresidente de publicidad de Paramount, quien quería "proteger el giro y el final de la historia" y crear la mejor atmósfera para que Hitchcock asustara a la gente. "El disfrute de la película se vería disminuido a menos que los clientes la vieran desde el principio", decía Pickman. Hitchcock, que siempre fue su mejor cómplice publicitario, siguió el plan de su colega. "Me doy cuenta de que este es un concepto revolucionario, pero hemos descubierto que Psicosis es diferente a la mayoría de las películas. No mejora cuando se ve de otra manera", explicaba el director.

Si conoces la película, entonces sabrás que toda la trama recae en torno al giro en el que Marion Crane es asesinada al final del primer acto, y toda la película luego va encaminada a cuando su hermana y su pareja van a buscarla al Motel Bates. Este giro conduce a la revelación aún más impactante de que Norman Bates se viste como su madre y es el que está matando. Y claro, si entrabas al cine durante la mitad o el final, lo habrías echado todo a perder.

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El 16 de junio de 1960, después de una campaña exhaustiva, los cines DeMille y Baronet en Nueva York estrenaron Psicosis con el edicto de verla desde el principio. Los exhibidores empujaban al público hacia adentro y hacia afuera con eficiencia militar (los horarios escalonados, cada dos horas para la película de 109 minutos).  Una vez que Alfred Hitchcock los puso en fila, el público sabía que la mitad de la película ya no era el lugar donde entrar. Sesenta años después de Psicosis, los guardias ya no tenían por qué bloquear las entradas a los cines. Y hoy en día, nadie en su sano juicio entraría a mitad de proyección en cualquier cine.

Un pionero contra los spoilers

Pero eso no es todo, Hitchcock también fue un pionero en prevenir spoilers. Hace unos años, con el estreno de Vengadores: Endgame, los directores de la película, los hermanos Russo publicaban una declaración oficial: "Cuando veas Endgame en las próximas semanas, por favor, no se lo estropees a los demás, de la misma manera que no querrías que te lo estropeen a ti. Recuerda, Thanos todavía exige tu silencio". Marvel incluso se adelantó y compró un emoji para el hashtag #DontSpoilTheEndgame.

Pero esto ya ocurrió mucho antes, de la mano del mismo hombre que exigía llegar pronto a las películas. Alfred Hitchcock hizo todo lo que estaba en su mano para asegurarse de que todos los que veían a Psicosis fueran conscientes de que estropearle la película al resto era una cosa de idiotas. ¿Y qué hizo al respecto? Introdujo un mensaje anti-spoiler directamente en el marketing. "Si no puede guardar un secreto, por favor manténgase alejado de la gente después de ver Psicosis" fue uno de los lemas de la película. Aquí podéis ver uno de los carteles publicitarios:

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El director revolucionó el marketing cinematográfico con aquella obra de terror, y sus esfuerzos, por supuesto, dieron sus frutos, ya que la película fue un gran éxito para Paramount. Los trucos convirtieron la película de suspense en un cine de eventos, pero lo que es más importante, se pudo ver a un director trabajando horas extras para proteger la santidad de la experiencia cinematográfica. Y 61 años después, con los spoilers de películas viajando desenfrenadamente por Internet, los esfuerzos innovadores de Hitchcock allá por 1960 se pueden apreciar hoy en día. Nadie quiere arruinarse la película.

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