El discurso de Los Javis ilustra a la perfección por qué es importante que haya diversidad en el cine

El discurso de Los Javis ilustra a la perfección por qué es importante que haya diversidad en el cine
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De un tiempo a esta parte la diversidad lo es todo, o casi todo, en los nuevos artefactos culturales. El advenimiento de las políticas de identidad ha colocado la representación en primer plano: ya no es importante hacer buen cine, también lo es que en ese cine se representen las experiencias de otros colectivos que vayan más allá del hombre blanco heterosexual.

Como otras batallas libradas en las guerras culturales del presente, la idea de "representación" ha sido batallada con dureza y agresividad por quienes la juzgan absurda e inútil. Una historia es buena si representa la experiencia humana, cualquiera que sea. Hay muchas formas de oponerse a esta crítica (por ejemplo, planteándose por qué de entre todas las "experiencias humanas" siempre elegimos las mismas), pero ninguna tan brillante como la de Los Javis.

Ayer, durante la gala de los Premios Feroz, Javier Ambrossi y Javier Calvo recogieron uno de los muchos galardones a los que estaba nominada su película La Llamada, basada en la obra teatral del mismo nombre y dirigida también por ellos mismos. La joven pareja subió al escenario acompañada por el resto del equipo del film, y una vez allí hablaron al público. En concreto, Calvo. Y pasó esto:

"Hoy tenemos la oportunidad de decir algo que por lo menos sea importante para nosotros. La Llamada habla del valor de ser tú mismo, de encontrar tu camino y pese a quien le pese ser quien tú quieres ser", explicó. El mensaje estaba cifrado para millones de personas homosexuales que, a día de hoy, aún deben reprimirse en sus entornos personales y encuentran numerosos obstáculos a la proyección de su sexualidad.

"Yo soy gay", continuó entre risas Calvo (las carcajadas provenían de la abierta homosexualidad tanto suya como de su pareja, justo al lado), justo antes de emocionarse por completo: "Si alguien, algún niño, niña o persona me está mirando y tiene miedo, siente que está perdido... si siente que no le van a querer... que sepa que le van a querer, que va a encontrar su sitio y que va a cumplir su sueño. Yo y él vamos a escribirte historias para que tú te sientas inspirado".

Javis
Los Javis posando con el premio recibido a la "mejor película de comedia" en los Feroz. (GTRES)

Calvo se refería a Ambrossi, a su pareja artística, y pronunció las últimas palabras en un mar de lágrimas, visiblemente compungido por la emoción del momento. Ambos ilustraban de forma perfecta la importancia de la representación y de películas como Call Me by Your Name: una ventana abstracta para millones de personas homosexuales, obras que les gritan que son normales, que no están solos y que no son bichos raros en un mundo que aún les reprime.

Lugares donde se puedan sentir reflejados, donde puedan "encontrar su sitio".

De todo ello hablaba Calvo en su discurso, le mejor legitimación de la necesaria representación de colectivos históricamente marginados en las películas modernas. Una representación que va más allá de la historia y que, a gran escala, aún queda lejos en la industria del cine. Actores, directores, técnicos, productores y demás labores aún copadas mayoritariamente por el mismo grupo social. Y ante todo, una representación que cuente otras historias. Otras vidas.

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