Kanye West se ha convertido en el profeta cristiano del siglo XXI. Y está arrastrando a miles con él

Kanye West Profeta
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Kanye West ha renacido, y lo ha hecho como un cordero de Dios. Lo afirma él mismo, quién sabe si como parte de su campaña promocional de Jesus Is King ("Jesús es el rey"), su último disco y el primero dedicado única y exclusivamente al cristianismo. Quien fuera antaño la figura más controvertida y preñada de talento de la escena rap estadounidense se ha convertido hoy en un artista volcado en su espiritualidad, centrado en la devoción al Señor y obsesionado por predicar la palabra de Jesucristo allende las tierras y los mares. West es un profeta moderno. Uno muy rentable.

Éxito. Jesus Is King es el noveno álbum consecutivo que West coloca directamente en el número uno de Billboard, la lista que aglutina las ventas y las escuchas de un disco en Estados Unidos para ponderar su éxito. El de West es innegable. Jesus Is King, además, ha colocado sus once canciones en el listado de singles, y también domina con mano de hierro la lista temática cristiana (un género musical de sorprendente penetración popular). Devoto feligrés o no, falso o verdadero profeta, West ha obtenido otro triunfo mediático y económico en su conversión al cristianismo.

El origen. ¿Pero de dónde surge el repentino interés cristiano de West? Las figuras de Dios y de Jesucristo siempre han estado presentes en su discografía. Uno de sus primeros singles se tituló "Jesus Walks", y uno de sus mejores discos, Yeezus, conjugaba su mote, "Ye", con el nombre de Jesús. Acaso el ejemplo más clarividente de la extensa relación de West con la religión se encuentre allí dentro, en "I Am God", canción en la que se arrogaba una divinidad figurada a la que de ningún modo deseaba renunciar ("Ain't no way I'm giving up on my God").

Para West, equipararse a Dios tan sólo era otro forma de proyectar su ego, el tema central de su carrera artística.

Sunday Service. Desde hace un año hay algo más. El pasado mes de enero, West inició una misa dominical ("Sunday Service") en la que reinterpretaba canciones populares en clave gospel, la música religiosa de la comunidad afroamericana. Aquellas reuniones, elaboradas bajo un alto secretismo y vetadas a un puñado de famosos y amigos personales, acapararon la atención de los medios. ¿Se trataba de un concierto privado, de un exclusivo evento de socialización entre millonarios o de algo más, de una comunión espiritual? Los vídeos filtrados, en los que aparecían figuras como Idris Elba o Katy Perry, no resolvían la ecuación.

¿Estaba montando West una iglesia?

 

No. Aún no. Sunday Service obtuvo una periodicidad semanal. En marzo, una de las personas más cercanas a West, Tony Williams, negaba cualquier carácter eclesiástico al espectáculo. Sólo se trataba de un grupo de personas reunidas en torno a Kanye West, a su música y a su renacimiento cristiano. Pocas semanas después, West abría su misa dominical al gran público. Lo hacía en el festival Coachella, el más importante de Estados Unidos, y ante miles de personas. Numerosos músicos de renombre participaron en el coro, vestido para la ocasión con una línea de ropa específicamente diseñada por el propio West.

Así, ataviados con la simpleza de los primeros cristianos, Sunday Service inició una extensa gira a lo largo y ancho de Estados Unidos.

¿Sois hijos de Dios? En el camino, West introdujo lecturas de la Biblia y discursos preñados de espiritualidad tan caros a la cultura evangélica afroamericana. Poco a poco, Sunday Service atraía a más y más multitudes. Ayer mismo más de 6.000 se congregaron en torno a West y a su coro. En un momento de la noche, el rapero cuestionó al público: "¿Aceptáis a Jesucristo como vuestro Señor y salvador?". Más de mil personas levantaron la mano, lo que ha llevado a algunos medios a titular, sin duda exageradamente, que West está logrando la conversión de muchedumbres, en un "revival" de la fe cristiana.

La publicación de Jesus is King tan sólo completó un círculo iniciado meses atrás, uno en el que West, en todo momento, se ha definido como un cristiano "renacido" que debe todo a Dios.

Márketing o religión. ¿Por qué es interesante toda esta historia? Porque West se está comportando como un profeta, uno adaptado a los tiempos modernos en los que se aprovecha de su tremenda proyección mediática y patrimonio personal para iniciar un movimiento viral. Sunday Service se ha convertido en un fenómeno de masas gracias a armas contemporáneas: boca a boca, redes sociales, la perversa atracción por lo exclusivo y el protagonismo de un puñado de celebridades multimillonarias. Pero con un novedoso, casi contracultural objetivo: pregonar las virtudes de la Biblia y expandir la palabra de Cristo.

Controversia. Por supuesto, son numerosos los analistas que han entrevisto en Sunday Service otra estrategia promocional de West, una forma de alimentar su ego y reactivar su marca personal. Han sido varios los pastores evangélicos que han salido en su defensa, explicando, probablemente con acierto, que West está atrayendo a miles de jóvenes a la idea de "Dios" y de "Jesucristo", lo haga convencido o por mera performance artística. Su conversión ha generado confusión entre los círculos religiosos, aunque ha sido aplaudida por críticos de Gospel. Para algunos, Sunday Service bordea la secta, con sus uniformes, su líder carismático y su fe ciega.

En cualquier caso, West, arte en movimiento, ha logrado que sus exabruptos pasados en favor de Trump y condonando la esclavitud queden en el olvido. Hoy es un hijo de Dios. Predica su palabra. Y se ha convertido en un inesperado profeta del siglo XXI.

Imagen: GTRES

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