Y al fin, Grecia permitirá a Macedonia llamarse Macedonia. Del norte

Y al fin, Grecia permitirá a Macedonia llamarse Macedonia. Del norte
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Era una de las historias geopolíticas más absurdas de nuestro tiempo: la disputa por el nombre de Macedonia. En el acervo popular, "Macedonia" era un pequeño país al sur de Serbia surgido de la atomización de la antigua Yugoslavia. Pero en los registros oficiales, en Naciones Unidas y para el resto del universo diplomático, "Macedonia" tan sólo era una región griega, y el estado independiente respondía al estrambótico nombre de "Antigua República Yugoslava de Macedonia". FYROM.

Tras décadas de discusiones, Grecia (!) y Macedonia por fin han llegado a un acuerdo.

Macedonia del Norte. La bella nomenclatura elegida por ambos países es "Macedonia del Norte". Las negociaciones han sido largas y han requerido la mediación tanto de la Unión Europea como de Naciones Unidas. Es una victoria parcial de ambas partes: Macedonia obtiene al fin el reconocimiento internacional y legal que tanto anhelaba; y Grecia se asegura de que el legado "histórico y cultural" de la Macedonia griega, como lo ha definido Tsipras, sigue siendo respetado.

¿Por qué? Respuesta clásica: nacionalismo. El nombre "Macedonia" está fuertemente vinculado al apogeo de Alejandro Magno, y tanto Macedonia como Grecia han tratado de hacerlo suyo. El carácter helénico de su figura (y el propio nombre de una de sus regiones históricas) ha provocado durante décadas que la opinión pública griega sea muy reacia a la apropiación realizada por sus vecinos eslavos. Y de ahí que todos los gobiernos duros hayan sido duros en esta línea.

¿Era un problema? Para Macedonia, gigante. La oposición sistemática de Grecia al reconocimiento de su etimología le había dejado en un limbo internacional de difícil resolución. Sin consenso en el nombre, las negociaciones de la joven república para entrar en la OTAN y en la Unión Europea se encontraban en un punto muerto. Ni que decir tiene que verse reducidos a un acrónimo (FYROM, por sus siglas en inglés) provocaba un resentimiento notable entre los ciudadanos macedonios.

¿Del Norte? Sí. Originalmente, la propuesta de Macedonia pasaba por "Nueva Macedonia", asumiendo la colonización tardía de los eslavos del sur de los Balcanes. "Macedonia del Norte" despertaba los recelos del gobierno griego por la sutil asunción geográfica: si hay un norte, hay un "sur", lo que implica cierto reparto legítimo de la herencia cultural macedónica. La partición etimológica también se observaba con suspicacia desde Atenas: el irredentismo macedónico siempre ha reclamado la Macedonia griega como parte de su proyecto nacional.

Macedonia del Norte alentaba tales ideas, por lo que Grecia cede parcialmente. Por su parte, los halcones de Macedonia asumen un añadido un tanto humillante para su país, y aceptan jugar bajo las reglas griegas (si quieres llamarte Macedonia, tendrás que matizar).

¿Y ahora? Todos ganan, todos pierden. Así funcionan las negociaciones. Grecia ha marcado músculo internacional, una victoria simbólica para Tsipras tras años de miserias económicas y mediáticas. Macedonia por fin desbloquea una cuestión crucial para el joven país. Ahora quizá las negociaciones comunitarias avancen. Entre tanto, su flamante nuevo gobierno "del norte" tendrá que resolver el preocupante y creciente autoritarismo que asola a la región y la perenne crisis económica.

Imagen | Boris Grdanoski/AP

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