Censurando una obra sobre "presos políticos", ARCO ha logrado que hablemos sobre si realmente existen en España

Censurando una obra sobre "presos políticos", ARCO ha logrado que hablemos sobre si realmente existen en España
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¿Qué ha pasado? A petición de Ifema o de ARCO (esto no se ha terminado de aclarar) a la galería de Helga de Alvea y "para evitar polémicas" se ha retirado la obra Presos políticos en la España contemporánea, de Santiago Sierra, un friso de 24 retratos donde salen los rostros pixelados de los que el artista considera presos políticos de nuestro país: Oriol Junqueras, los Jordis, miembros de la peña Bukaneros, componentes de la izquierda abertzale, ocupas, miembros del movimiento proamnistía, etc.

¿Quién es Santiago Sierra? Un conocido artista del mundillo conceptual. Se le encargó el pabellón de España en la Bienal de Venecia del 2003 y dio un golpe en la mesa en 2010, cuando rechazó el Premio Nacional de las Artes Plásticas y realizó una obra derivada con el galardón al año siguiente para ARCO. Sus obras son marcadamente políticas y suelen denunciar la violencia de distintos Estados así como del sistema capitalista sobre los sujetos. Piezas suyas previas y en la onda de Presos políticos en la España Contemporánea pueden ser Los Encargados (una procesión de siete Mercedes Benz negros circulando por la Gran Vía de Madrid portando gigantescos retratos boca abajo del rey Juan Carlos I y los presidentes de España desde la transición hasta ahora) o Cerdos devorando la península (varios cerdos filmados en un recinto comiendo un plato de pienso que dibuja el mapa de España).

Es una censura que no llega en buen momento: por una parte, es la primera vez en casi cuatro décadas de ARCO que se manda retirar la obra de un artista. No lo hicieron ni con el Franco congelado ni con la reina Elisabeth desnuda. Hasta The New York Times se ha hecho eco de la feria y ha dicho que la libertad de expresión va regular en España. Aparte, hoy mismo denunciaba Amnistía Internacional la restricción "desproporcionada" a nivel democrático de la libertad de expresión que según sus informes mundiales se vive en España, y por si fuera poco, el tribunal Internacional de Derechos Humanos ha condenado a España por torturas justo hace una semana.

¿Hay en España presos políticos? Primero hay que comprender que no es lo mismo un preso político que un preso de conciencia. Amnistía Internacional ya declaró que gente como los Jordis no encajarían en esta segunda categoría, pues “están acusados de actuaciones que pueden constituir delito”. En España no hay ningún tipo delictivo que persiga a una persona por lo que piense. Ahora bien, como suelen defender los críticos, los Estados pueden emplear otros cargos, como traición, desobediencia, espionaje o terrorismo, para penar a personas que según la interpretación subjetiva de cada cual podría ser considerado un preso político. A nivel internacional es crucial evaluar si ha habido uso de la violencia para llegar a sus fines políticos. Pocos gobiernos de cualquier signo reconocen la existencia de presos políticos en su país. Por otra parte, la Ley Mordaza ha ampliado los supuestos de delito, como denunciaba la obra de Sierra.

¿Y cómo ha funcionado el efecto Streisand? Estupendamente, como era de esperar en los medios no se habla de otra cosa. La obra ya se ha vendido por 80.000 euros al empresario catalán Taxto Benet, vinculado a Mediapro. La polémica no ha afectado al precio del friso, ya que se vendió antes de la apertura de la feria. Su comprador tiene el mismo deseo que Sierra: “ahora mismo la pongo a disposición de cualquier galería o museo de España que la quiera exponer”. La última es que los de Ifema piden disculpas.

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