El coladero de las "inversiones fantasma": las multinacionales evaden allí ya el 40% de sus beneficios

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Estas son algunas de las impactantes cifras de un estudio encargado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) de reciente publicación: de toda la riqueza mundial al menos el 8% (si no más, dada la complejidad de las mediciones), 6.36 billones de euros, está en paraísos fiscales. El 80% de ella no se declara. Si los países consiguieran reducir el fraude mundial en un tercio, se conseguirían unos ingresos fiscales cercanos a un billón de euros, el PIB de España.

El FIM no sólo ha puesto el foco en estos datos, sino en otra dimensión igualmente preocupante: las inversiones en el extranjero de las multinacionales se han convertido en un creciente coladero de dinero. Si en 2017 se movieron 36.2 billones de euros en inversión extranjera directa, el 40% de ella es ya directamente una “inversión fantasma”, movimientos de capital para encontrar mejores condiciones en el pago de impuestos. Entre 2008 y 2017 el porcentaje total de “inversión fantasma” en el extranjero ha pasado de ser el 30 al 40%. 

Todo ello ha propiciado la enorme merma de recaudación por impuestos de sociedades, la competitividad fiscal entre Estados, el aumento de la presión fiscal de otras rentas más inmóviles, como las del trabajo y la desinversión de los países en gasto social, siendo especialmente grave en los países emergentes y en vías de desarrollo.

¿Quién se llevó mis beneficios? En la línea de los hallazgos del FMI, el Financial Times recoge que en los últimos 20 años los beneficios empresariales de las principales corporaciones operando dentro de las seis superpotencias del mundo no han crecido, aunque se han multiplicado por siete en los paraísos fiscales. Una prueba más de la caída en la recaudación de los Estados frente a las sociedades offshore.

¿Cuáles son los paraísos? Depende a quién preguntes. Según el informe del FMI, las Islas Vírgenes Británicas, Bermudas o las Caimán, las tres con vínculos británicos, están a la cabeza, pero después vienen Suiza, Holanda, Luxemburgo, Malta, Irlanda y Bélgica. Sin ir más lejos, Luxemburgo tiene una inversión extranjera superior a la que presentan países como Estados Unidos o China. Pues bien, aunque el FMI los considera “paraísos fiscales”, la reciente lista negra oficial de la UE sobre estos territorios no los incluía.

¿Por qué la Unión Europea no hace nada? A decir verdad, los escándalos periodísticos financieros publicados a raíz de la crisis de 2008 (los Papeles de Panamá, Luxleaks) la Comisión Europea encabezada por Jean-Claude Juncker ha implantado más medidas anti fraude que las que se implantaron en todos los años anteriores juntos de la citada institución. 

Sin embargo, las asociaciones por la transparencia consideran que no es suficiente, y se centran especialmente en el bloqueo parlamentario y político encabezado por Alemania (aunque secundado por Dinamarca, Holanda o Bélgica entre otros, claro) para ejecutar planes que están en la agenda europea desde hace años, como un sistema impositivo empresarial armonizado para los 27, un IVA intracomunitario o un impuesto a los servicios digitales. La sucesora de Juncker en el puesto de presidente de la CE el próximo mes de noviembre será Ursula von der Leyen, ex ministra alemana en el ejecutivo de Angela Merkel. El comité de Asuntos Económicos y monetarios del Parlamento Europeo ha aprobado recientemente la creación de un subcomité especializado en impuestos y delitos financieros, pero aún no se sabe cuál será el calado de sus propuestas.

¿Y cuál es el papel del FMI en todo esto? Esta organización, con informes como este último, sirven como recordatorio de un problema que todo apunta a que irá a más, pero son una institución sin poder de legislación. De momento, un brindis al sol, aunque también actúa como toque de atención de más alto nivel a la UE.

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