Dinamarca y su ley sobre los "guetos": más madera para el incendio entre locales y musulmanes

Dinamarca y su ley sobre los "guetos": más madera para el incendio entre locales y musulmanes
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Dinamarca acaba de promover una tanda de medidas a favor de la integración que, vistas desde fuera, parecen muy polémicas. El primer ministro Lars Lokke Rasmussen, del Partido Liberal, ha anunciado un plan para eliminar los guetos y sus problemáticas sociales para 2030. Poner fin a esas “sociedades paralelas” que existen en el seno de su comunidad.

Aunque están en tramitación de aprobar todas o algunas de sus enmiendas, éstas consistirán en:

  • Circunscripción de los guetos como “conflictivos” si los barrios cumplen dos o más de las siguientes: más de un 40% de desempleo, ratio de criminalidad relacionado con las armas o el narcotráfico superior al 2.7% y/o más de un 50% de población inmigrante. De cumplirse este criterio, la población de sus barrios tendrá que asimilar medidas extraordinarias, como:

  • Separación forzosa de los niños de los guetos de 1 a 6 años de sus padres durante 25 horas a la semana para que acudan a colegios de preescolar donde se les eduque en “valores daneses”. De no cumplir la norma, se denegarán las ayudas sociales a la familia.

  • Doblar las penas de las condenas de los crímenes cometidos por personas que provengan de un gueto con respecto a los ciudadanos del resto de zonas.

  • Toque de queda para los menores de los guetos, que no podrían salir de su casa a partir de las 8 de la tarde. Si es necesario, colocar pulseras electrónicas para el control de los niños.

  • 1.600 millones de euros de gasto en la demolición progresiva de estos barrios.

Salvo la medida del toque de queda, que fue propuesta por el Partido Popular Danés, de extrema derecha, se espera que se aprueben el resto de directrices con el consentimiento tácito del partido socialista del país.

Los históricos guetos daneses

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Los criterios anteriores, en combinaciones diversas, se llevan cumpliendo en todos los guetos daneses desde hace casi 30 años. Más del 80% de la población de estos guetos (principalmente compuestos de viviendas públicas) es extranjera o de origen extranjero. Viven en las zonas más deprimidas de las ciudades del país, y esta segregación espacial (muchas veces forzada inicialmente por el propio Estado) ha existido desde tiempos inmemoriales en la pequeña Dinamarca, pero en los últimos años, y con el auge de la extrema derecha, se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de la población local.

Si en 1980, con mayores niveles de paro y delincuencia, el debate sobre las minorías no ocupaba ni un 1% de los programas de los políticos, en 2017 más de la mitad de los ciudadanos considera como su mayor preocupación la inmigración y los refugiados. Estas leyes de presión hacia los guetos sólo se pueden leer en clave cultural y racial.

La difícil asimilación danesa

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Gueto de Mjolnerparken.

Parte del conflicto social lo causa la dependencia de los inmigrantes de los beneficios sociales nacionales, de los más altos de Europa. Según estudios, un tercio de los desempleados no vería aumentar enormemente sus ingresos si tuviese un trabajo regular de 40 horas semanales, y deciden seguir en paro. ¿Por qué? Por la falta de educación. El mercado laboral danés requiere de más trabajadores especializados que otras regiones, y a estas personas les faltan conocimientos.

Otros hablan también de la presión cultural para que las mujeres musulmanas no trabajen y se queden en casa.

Otra parte importante, también, es el demostrado racismo y los prejuicios de los daneses contra los de fuera. Los extranjeros sufren proporcionalmente más detenciones policiales y más trabas a la hora de acceder a un puesto de trabajo que los vecinos. En Dinamarca, el desempleo entre ciudadanos que no sean originarios de la OECD es 13 puntos superior al del resto de la población, una cifra de paro de los inmigrantes mucho mayor que entre la mayoría de países europeos.

No es la primera vez que hacen algo así

Y no nos referimos a su reciente prohibición del burka. Los daneses llevan peleando por una asimilación de las comunidades extranjeras de sus costumbres desde hace más de 40 años. La primera "ley de dispersión" de Dinamarca se aprobó en 1986 y reforzó la dispersión geográfica de las poblaciones de refugiados. La Ley de Integración de 1998 trasladó a los municipios la responsabilidad de encontrar viviendas para los refugiados y organizar distintos programas para asimilar a los refugiados en la sociedad.

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Lars Lokke Rasmussen, primer ministro danés.

"Un cambio para todos" se aprobó en mayo de 2005. Esta ley otorgó a los municipios el derecho a denegar viviendas a los solicitantes en listas de espera de vivienda que hubiesen recibido ayudas sociales durante 6 meses o más. Esto alentaría a las poblaciones inmigrantes desempleadas a aceptar ofertas de vivienda fuera de áreas con altas concentraciones de inmigrantes. Esto, que servía para diversificar la composición social de los inquilinos, perjudicaba a los musulmanes de bajos recursos, que se veían obligados a vivir en áreas más caras independientemente de sus ingresos.

Como denuncian algunos musulmanes, el foco no es solamente ubicarles donde al Estado les parezca correcto, sino imponer unas creencias religiosas. Los niños de preescolar reciben educación protestante, y luego llegan a sus casas pidiendo juguetes a Papá Noel. La Ministra de inmigración dijo a los musulmanes que ocultasen sus prácticas durante el Ramadán para evitar "ponernos en peligro a todos".

En 2007,una mujer musulmana llamada Asmaa Abdol-Hamid intentó presentarse como candidata al parlamento danés, pero su candidatura fue rechazada por los grupos políticos de ambos signos. ¿El motivo? Llevaba hijab y no estaba dispuesta a quitárselo. Según el Partido Popular, su pañuelo era lo mismo que una esvástica nazi, un símbolo del totalitarismo.

¿Cuántos musulmanes hay en el país?

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Copenhague.

Según el censo nacional, apenas un 5.3% de sus ciudadanos son musulmanes y su proporción (que no su número) no ha incrementado en las últimas dos décadas. 300.000 personas en un país de 5.7 millones de habitantes. Por comparar, España tiene en torno a un 4% de población musulmana, y en Cataluña ascienden al 7%. Las "cargas" que podría causar este grupo en el país nórdico serían inferiores a las que viviesen los barceloneses.

El conflicto islámico

La criminalidad es mayor entre los inmigrantes que entre la población regular a razón de 2.5 a 1. Los ciudadanos más tendentes a la delincuencia provienen de El Líbano, Yugoslavia (de cuando existía), Somalia, Turquía e Irak.

Mucho del debate tiene que ver con ISIS. Los daneses se escandalizaron al saber que Dinamarca era el segundo país del que más soldados voluntarios habían salido a combatir a Siria (un total de 100 personas). Según estudios del Ministerio de Asuntos Sociales, la policía tiene fichados a 15 grupos extremistas que operan en Dinamarca. De estos la mayoría son de extrema derecha, y cinco están vinculados con la yihad. En total, entre 195 a 415 musulmanes pertenecen a una de estas organizaciones, la mayoría muy jóvenes.

Ciudadanos de primera y de segunda

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Algo que se observa es que la criminalidad es mucho más alta entre los inmigrantes de segunda generación que entre los de la primera. Parece de la delincuencia y el ostracismo social de las minorías la potencia precisamente esa difícil asimilación de los propios daneses de gente de otras culturas. Por ejemplo, pese a que hay, proporcionalmente, mayor fervor religioso entre los inmigrantes no musulmanes que entre los musulmanes, se cree que los segundos están más radicalizados y se hacen leyes persiguiendo sus prácticas.

También, pese a que las denuncias de violaciones han descendido en Suecia en los últimos años, se ha creado una ola de alarma mediática y se han propagado bulos señalando a los musulmanes como los responsables de un supuesto aumento de estos delitos. En Dinamarca se ha doblado el número de denuncias por violación de un año para otro entre 2014 y 2015, pero es posible que tenga que ver con el cambio de definición del delito y la inclusión de nuevos supuestos, ya que antes no se castigaba de la misma forma un abuso sexual cometido dentro del matrimonio.

Se teme que esta ley “por la asimilación” sea más bien una medida política electoralista, punitiva con los inmigrantes y que cause más divisiones que uniones en una nación en la que ambos grupos se sienten cada día más enfrentados.

Dos frases para terminar:

"Si creas nuevas leyes que se sólo se apliquen sobre una parte de la sociedad, entonces puedes seguir añadiendo más y más cláusulas sobre ellos. Se creará esa sociedad paralela a la que le tienen tanto miedo, y la habrán hecho ellos mismos". Joven estudiante de Tingbjerg.

"Deberíamos poder reconocer a nuestro país. A veces paso por lugares y no reconozco lo que estoy viendo”. Primer ministro de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen.

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