Hace miles de años el Sáhara era un lugar verde y húmedo. Hasta que llegaron los humanos

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El Sáhara es hoy el desierto más grande de planeta. Miles de millones de kilómetros cuadrados que ocupan el cuarto superior del continente africano, descomunal en sus proporciones, y que han separado durante milenios a las culturas subsaharianas del Creciente Fértil y las civilizaciones europeas. Tan imponente, tan inabarcable, que pareciera llevar ahí desde el principio de los tiempos.

Un pensamiento lógico. Pero incorrecto.

Sáhara verde. Es conocido por la comunidad científica que el Sáhara no fue siempre un desierto. Hasta hace aproximadamente 10.000 años, el norte de África contuvo amplios pastos, bosques dispersos y abundantes fuentes de agua. Aquel episodio se conoce como el Periodo Húmedo de África (AHP por sus siglas en inglés), y su transición a uno más seco y cálido es objeto de numerosas discusiones.

Rol humano. Un reciente estudio elaborado por David K. Wright, investigador en la Universidad de Seúl, ofrece una teoría sugerente: el ser humano tuvo un rol fundamental en la creación del desierto. La presencia de ganadería extensiva esquilmó las praderas, quebró el equilibrio medioambiental de la región y precipitó un aumento de la aridez, favoreciendo el surgimiento de un terreno más seco y cálido.

Reflejo. Wright argumenta que la presencia de cabras, muy voraces, y otros animales cambio las condiciones ambientales. La tierra blanquecina sustituyó los pastos, verdes, y los rayos del sol comenzaron a reflejarse en la superficie, aumentando la temperatura de la atmósfera y reduciendo el volumen de nubes. Y por tanto de precipitaciones. A largo plazo, la ganadería contribuyó a secar y deforestar el Sáhara.

Dudas. No es una teoría compartida por todos los especialistas en la materia. Tradicionalmente, la comunidad científica había explicado el fin del AHP por culpa de ligeros cambios en la rotación de la Tierra. El norte de África quedó menos expuesto a las lluvias. Las especies vegetales retrocedieron. Su desaparición redujo la humedad ambiental. Se formó un círculo vicioso que alimentó la sequía, generando un desierto.

Futuro. Es una teoría que, como su propio autor admite, requiere de más evidencias sobre el terreno. Pero tiene sentido si pensamos en procesos similares experimentados por desiertos hoy presentes en América del Norte o Asia. Sabemos que la actividad humana y la ganadería pueden conducir a condiciones que favorezcan (o reduzcan) la sequía. Hay quien argumenta que el Amazonas está sufriendo ese destino.

¿Fue el ser humano el causante de la desecación del norte de África? No. Las causas son múltiples. Pero sí podría haber puesto su granito de arena en un proceso que nos ha dejado, miles de años después, frente a un desierto interminable.

Imagen: Luca Galuzzi

*Una versión anterior de este artículo hacía referencia de forma errónea al periodo del Holoceno, la era geológica actual.

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