Juana Rivas: del asesoramiento irresponsable a la condena de cinco años de cárcel

Juana Rivas: del asesoramiento irresponsable a la condena de cinco años de cárcel
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Juana Rivas, sustractora: es la sentencia dictada hoy por la Audiencia de Granada (y que sigue siendo recurrible) por la que queda probado que la mujer cometió dos delitos de sustracción (que no secuestro) de menores. Se refiere al tiempo que la mujer mantuvo a sus hijos incomunicados de su padre, Francesco Arcuri, con el que vivía en Italia y de donde se llevó a los niños a España en una sustracción internacional.

Maltrato no probado: la sentencia de hoy también desestima como atenuante o eximente la denuncia por violencia de género que interpuso la mujer hace dos años, alegando así que si se llevaba a los niños era para protegerlos de su padre, un presunto maltratador reincidente. El juez dice que “no es creíble” la acusación de violencia, y además reprocha a la culpable de sustracción de haber explotado “el argumento del maltrato” para su causa. La segunda denuncia de Rivas contra Arcuri por violencia de género (la primera, de 2009, ya está probada) se mantiene a día de hoy paralizada en algún juzgado de Cagliari, en Italia.

28 días desaparecida: después de que un juzgado de Granada ordenase la "inmediata restitución" de los dos menores a Italia con su padre, Juana Rivas no apareció en la fecha convocada ante el juzgado para entregar a sus hijos. Su paradero durante casi un mes fue desconocido, aunque enviaba cartas a las plataformas concentradas en su apoyo, diciendo, entre otras cosas, que no estaba haciendo "nada fuera de la ley", lo cual no era cierto.

Francisca Granados: la asesora jurídica de Juana Rivas durante todo el inicio del proceso español, trabajadora del centro municipal de información a la mujer de Maracena, Granada, y presunto cerebro detrás de la desaparición de los dos menores. Como han defendido muchos expertos jurídicos, tanto favorables como detractores de Juana Rivas, fue quien la asesoró pésimamente y en parte responsable de lo que vemos ahora. “Cometer un delito y convertirse en prófuga de la justicia penal era la peor elección que podía hacer, sobre todo por sus hijos. Ahora los ha convertido en rehenes de su condición de huida y se arriesga a ser castigada con entre dos y cuatro años de cárcel”, advertían columnistas hace meses.

Está en mi casa: la campaña de movilización por la madre de un caso que alcanzó repercusión nacional y un gran seguimiento por parte de las secciones de sucesos. Con la creciente ola de concienciación feminista, un gran porcentaje de la opinión pública se posicionó a su favor, y mediante ese hashtag hicieron ver que una mujer maltratada (ratificado en 2009, presuntamente también según la defensa en 2016) recibiría solidaridad allá por donde fuese. Hasta Mariano Rajoy dijo que "hay que ponerse en el lugar de esa madre".

Una condena tardía: este juicio, y por tanto la resolución judicial, tuvo que aplazarse en sus momentos finales porque el letrado de Juana Rivas abandonó la sala alegando no conocer los pormenores del caso ya que, según él, no era el abogado principal. Como denunció el letrado de Arcuri, se trató de una maniobra dilatoria “para que, si como preveo, Juana Rivas es declarada culpable en este caso, eso no influya en el juicio en Italia”. Se refiere al juicio aún no resuelto por la guardia y custodia de los niños que se celebra en el país del padre. Con la resolución de culpabilidad de Juana Rivas por parte de la justicia española, es posible que Rivas lo tenga muy difícil para recuperar la tutela de sus hijos.

Concentraciones: se han convocado para hoy mismo en algunas plazas municipales por la tarde desde colectivos feministas para rechazar la sentencia judicial. Para muchos, una muestra más del sesgo machista de nuestro ordenamiento jurídico, como lo fue recientemente la resolución del caso de La Manada, por el que la víctima lo fue sólo de abusos y no agresiones sexuales.

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