La RAE nos explica cómo han conseguido vencer a los trolls de Twitter en su propio terreno

La RAE nos explica cómo han conseguido vencer a los trolls de Twitter en su propio terreno
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¿Existe alguna forma de vacile más divertida que la de increpar a las instituciones oficiales para los asuntos más mundanos? La respuesta obviamente es que no la hay, así que, una vez aceptamos eso… ¿no es acaso la forma más sencilla de trollear que tenemos a mano la de meternos con temas relacionados con el uso de la lengua?

Con esta idea en mente, cada día desde 2012 distintas personas acuden a las redes sociales, a Twitter fundamentalmente, para lograr sonsacarle a la RAE distintas respuestas. Mientras que algunas dudas son legítimas, otras son evidentes bromas, como cuál es el uso correcto de "caranchoa", cómo escribir improperios o conceptos de índole sexual tan extravagantes como infrecuentes y, por tanto, proclives a su mala escritura.

Pero esa misma RAE a la que la gente increpa buscando respuestas graciosas se encuentran invariablemente con el muro de la rigurosidad. No hay pregunta que no merezca una respuesta racional y meditada, que de verdad ayude a darle lustre a nuestro lenguaje evitando que la gente vaya por ahí empleando términos como "cruising" o "pokémones" de forma incorrecta. Con su particular estilo oficinesco, la RAE se pasa cada día Twitter sin que nos demos cuenta.

Ese es el gran secreto del éxito de esta institución que ha sobrepasado el millón de seguidores en la red social del pájarito. “@RAEinforma está atendida por los departamentos de «Español al día» y de Comunicación, que compaginan sus trabajos diarios con la atención a los usuarios de esta y otras redes sociales”. Hablan con nosotros Elena Hernández y Miguel Somovilla. La primera, filóloga y responsable del Departamento de «Español al día» de la RAE; el segundo, periodista y responsable del Departamento de Comunicación de la Academia. Sus respuestas han sido tan funcionariales como debíamos esperar.

Ellos nos explican que @RAEInforma no tiene "un personal específico" encargado en responder a tuiteros, pero que se han podido ocupar de la cuenta hasta ocho personas.

Seriedad lingüística frente a la broma digital como vía del éxito

“La mejor manera de no entrar en provocaciones es contestar de manera profesional aplicando criterios estrictamente lingüísticos”. Este es el mantra, el código de actuación de este grupo de lingüistas que les ha llevado al triunfo por la vía de la anulación de los trolls. Para la RAE, toda duda es válida. "Procuramos responder a todos, aunque a veces hay preguntas que están fuera de nuestro ámbito de competencias y así se lo hacemos saber a los consultantes".

Porque por encima de la chanza está el servicio público y cuidar de que nadie se vaya sin ver resuelta su duda. "En principio, no nos molesta ninguna pregunta, siempre que se plantee con respeto", explican. Así que ya sabes, si tienes alguna duda, puedes acudir a ellos siempre que hagas la pregunta con formalidad.

"Hoy, al igual que cuando se fundó en 1713, la RAE aspira a contribuir al buen uso y a la unidad de la lengua común de más de quinientos millones de hispanohablantes", defienden. "Las posibilidades de difusión de la norma lingüística y de orientación a los hablantes sobre el buen uso del español han aumentado muchísimo gracias a los canales de comunicación que ofrecen las redes sociales".

Así que no, al contrario de lo que muchos achacan a la institución, no están en contra de las nuevas tecnologías. De hecho, saben que es un canal más que ha ayudado a cambiar la forma y la cantidad de veces que nos expresamos. "Nunca se había escrito tanto como ahora y la lengua cambia y se enriquece", dicen.

"Nunca se había escrito tanto como ahora y la lengua cambia y se enriquece".

A nadie se le escapa que las redes sociales son uno de los espacios en los que la lengua muestra más claramente su permanente mutación. Tampoco a la Academia. Por eso les preguntamos si Twitter ha influido en las decisiones de introducción o no de ciertos términos en el diccionario, a lo que nos responden que "más que Twitter, todos aquellos medios y canales en los que se expresan los hispanohablantes, que son, conviene recalcarlo, los dueños de la lengua".

Del selfie a las almóndigas, la lengua en disputa

Dueños de la lengua somos cuando usamos la expresión "compiyogui" y la institución comprende a qué nos referimos. También cuando anglicismos como "selfie" dominan nuestro día a día. Pero para algo sirve una academia de la lengua: para dar unas pautas sobre cuál es el uso adecuado, que luego los hablantes podrán usar o no.

Como era de entender, les hemos preguntado por todas estas cuestiones. La RAE prefiere que no uses selfie. "Nuestra recomendación es que se use «autofoto». También puede utilizarse la forma «selfi», adaptación gráfica al español de la voz inglesa original. Si se utiliza el extranjerismo crudo selfie ha de escribirse en cursiva, para indicar que se trata de una voz foránea no adaptada al a nuestra lengua".

¿Y "cocreta" o "almóndiga"? ¿Algunas de aquellas expresiones que encendió las iras en 2010 cuando se hablaron de las nuevas incorporaciones al diccionario? "Cocreta es una palabra que no aparece, ni ha estado nunca, en el DLE. «Almóndiga» es un vulgarismo que aparece marcado como tal en nuestro diccionario y, por tanto, se desaconseja su uso. Hemos aclarado esto cientos de veces en Twitter".

Así que no se lo preguntes más.

Lógicamente, para ahorrar tiempo y recursos tienen bases internas sobre preguntas frecuentes. "Hay que tener en cuenta que el departamento de «Español al día» funciona desde 1998 y, entre otros trabajos académicos, ha sido el responsable de la elaboración del Diccionario panhispánico de dudas y de la Ortografía de la lengua española".

Y las consultas más extrañas que le han hecho nunca a RAEInforma tratan de...

Sí, como podías sospechar, va sobre sexo. "Durante un periodo, alguien, no sabemos si hombre o mujer, a lo largo de bastantes días, enviaba una consulta diaria sobre algún término relacionado con prácticas sexuales poco convencionales, que normalmente tienen nombres en otras lenguas (cosas como kinbaku, sploshing, dogging...)".

Sobre ese anónimo participante, cuentan: "Nos preguntaba cuál sería el término apropiado en español para cada uno de esos términos o cómo debían escribirse. Pero eran preguntas muy educadamente planteadas. No sabemos si era alguien que estaba escribiendo un tratado sobre sexualidad. Tras un tiempo, ese usuario dejó de enviar consultas".

Lengua y política: ¿deben o no los diccionarios incluir términos racistas o machistas?

Es otra de las preocupaciones habituales de los hispanohablantes pendientes de las modificaciones (o la ausencia de ellas) de la institución más importante del castellano. Por ejemplo, no es raro encontrarse en redes cómo algunos comentaristas les critican ciertas acepciónes de “zorra” o “gitano”, por poner dos ejemplos, que se incluyen todavía en el diccionario.

Para ellos la RAE también tiene esta respuesta:

"La lengua la cambian los hablantes, sus únicos dueños, no las instituciones".

"La lengua la cambian los hablantes, sus únicos dueños, no las instituciones. Los diccionarios, al menos el DLE, procuran reflejar los usos, sean o no políticamente correctos. No obstante, en el caso de determinadas palabras utilizadas en el pasado y que hoy pueden resultar chocantes u ofensivas, se añaden marcas que ayudan a situarlas en su contexto. El DLE, tal como se advierte en su prólogo, pretende ser un diccionario útil no solo para comprender el español actual de España y América, sino los textos literarios desde el siglo XVI hasta hoy".

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