Millie Bobby Brown nunca ha sido "sexy". Tampoco en la portada de W Magazine

Millie Bobby Brown nunca ha sido "sexy". Tampoco en la portada de W Magazine
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Desde hace unos días circula en los medios sobre el cine una discusión acerca del tratamiento de la revista norteamericana W Magazine hacia una actriz en su portada. En ella, acompañado de un retrato de Charlize Theron, aparece una lista de 13 nombres, actores y actrices del momento. El titular es “por qué la televisión es más sexy que nunca”. Y uno de los nombres que aparecía enumerado es Millie Bobby Brown. Es decir, la niña de 13 años de Stranger Things.

La usuaria de Twitter @myfreedom14 nos hacía conocer hace diez días la portada del pasado julio de la revista. Según la usuaria, utilizando este adjetivo y metiéndola en una lista de intérpretes adultos, se está sexualizando a Bibby Brown.

Blue Rose aprovechaba también para recordar que la joven actriz ha declarado tener una vida social mucho más restringida que los otros chicos de su edad y que se pasa los días haciendo sesiones de fotos de lo que, según consideran muchos en Twitter, son posturas y atuendos demasiado provocativos e impropios para sus años. Que los medios y la industria están aprovechándose de una niña para convertirla en un objeto de deseo. “Cada vez se demandan cuerpos más jóvenes. El abuso de menores se está normalizando”, decían en redes.

Buzzfeed, El Diario, 20 Minutos, Ctxt, eCartelera, Fotogramas… muchos medios, con un posicionamiento editorial mayor o menor, se hacían eco la semana pasada de este enfoque de las redes sociales; aunque fue el post de este fin de semana de la chilena Play FM que publicitaron conocidas figuras como Nacho Vigalondo, Leticia Dolera o Bárbara Martínez en sus cuentas el que ha hecho que el tema saltase al público general.

Los más tibios, todo sea dicho, añadían una anotación a la posible malinterpretación del significado de “sexy”, que según el diccionario de Oxford tiene en inglés dos acepciones, una formal que habla del atractivo sexual de alguien o algo y una segunda, informal, que habla de lo emocionante o atractivo que es un concepto abstracto. Tú y tu lencería francesa podéis ser sexys, pero también la cartelera o un plan de seguros.

Mientras tanto, los tabloides hollywoodienses, que siguen sumidos en el macroescándalo Weinstein alimentando diariamente la web con noticias y opiniones sobre la cultura misógina de la industria, no han contado que una importante cabecera del grupo Condé Nast, de tirada notable, había llevado a su portada un supuesto comentario pedófilo. No, ningún medio anglosajón ha hablado de la supuesta mirada sexualizadora de W Magazine hacia Bobby Brown ni ahora ni en el momento en el que salió la portada hace cuatro meses.

Como ha difundido ayer el tuitero @bagaudas, la cosa cambia cuando entramos al propio contenido promocional de la pieza de la revista. En el post sobre su reportaje especial, W Magazine justifica su selección de intérpretes en base al talento dramático que les atribuye, no por su sex appeal. "Este año ponemos nuestra atención en los dramas y en los 13 actores y actrices que han dado actuaciones que son más profundas y emocionantes que cualquiera que uno pueda encontrar en el cine", explican.

Es decir, que la acepción de “sexy” aquí empleada no es la de atractivo sexual, sino la de atractivo artístico. De calidad o glamour.

Por si cabían dudas, en el epígrafe dedicado a la actriz en la galería de actores leemos unas declaraciones sobre el momento en el que la chica tuvo que cortarse el pelo para hacer de Eleven en Stranger Things, junto a una foto suya en la que aparece reposando en un sofá con un vestido completo.

Es decir, que la revista hace lo que cualquier medio tendría que hacer si quiere hacer justicia acerca de quiénes han sido los actores más candentes de la última temporada. No hace falta recordar el boom mediático que supuso la irrupción de la nueva serie de Netflix y lo mucho que se enamoró (entiéndase) la prensa con este personaje que tanto nos recuerda a Natalie Portman en León el Profesional o a Drew Barrymore en Firestarter.

¿Quién determina la imagen de una actriz de 13 años?

De todo este gran proceso de teléfono escacharrado sí que se puede leer algo interesante: la concienciación acerca de la pedofilia. Por las reacciones del público y de los medios hispanohablantes, que han empezado a sacar a relucir muchas sesiones fotográficas de Bobby Brown y otros actores menores de edad deducimos que hay un temor a que se sexualice a los más pequeños, que se arruine su desarrollo emocional y su autoimagen y que se les coloque en situaciones vulnerables para que los pederastas se aprovechen de sus actos publicitarios.

Lo que parece más difícil de determinar es el punto en el que pasamos de actitudes neutrales de estrella y cuándo se está haciendo algo impropio de su edad. De determinar cuál es el momento en el que las poses de una actriz (o de un actor) empiezan a resultar eróticas o cuándo son los demás los que las ven como tal. También, claro, la cuestión de la agencia de cada individuo. Esta actriz, que lleva desde los nueve años trabajando para cine y televisión, ha hecho multitud de proyectos con su imagen. La visten Marc Jacobs, Calvin Klein o Dior, en ocasiones con ropa de persona bastante adulta y con más maquillaje del que usamos muchas mujeres en nuestro día a día.

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Pero hasta donde nosotros sabemos Bobby Brown, que sí ha mostrado en sus redes en alguna ocasión cómo no le apetecía trabajar su imagen y prefería descansar, está conforme con cómo se desarrolla su carrera profesional.

Al final, la única posibilidad que tenemos de garantizar que los niños y niñas artistas de este mundo no están siendo explotados es prohibiendo el trabajo artístico de menores de edad. Quedándonos sin productos como Harry Potter, sin It o sin Stranger Things.

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