Ocho datos para contrarrestar la tecnofobia de Bauman en Salvados

Ocho datos para contrarrestar la tecnofobia de Bauman en Salvados
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Ayer el programa de Salvados presentado por Jordi Évole tuvo un invitado muy especial: el sociólogo Zygmunt Bauman. El tipo que en su momento nos descubrió la sociedad líquida (y que, por cierto, desgraciadamente murió el mes pasado) se convertía en el programa de La Sexta en una fuente de autoridad en toda regla. Lo que no imaginábamos es que ese mismo pensador fuera a hacer un análisis tan pesimista sobre lo que esta herramienta ha implicado a la organización de nuestra sociedad.

Cualquier espectador medio podría pensar, después de ver este reportaje, que no había motivos para seguir fomentando la implantación de Internet, una herramienta que nos estaba volviendo más solitarios y nos estaba haciendo perder habilidades sociales. Y aquí viene la paradoja: Twitter, el mismo fuero que ha encumbrado el programa de Évole semana tras semana como lo más interesante de la parrilla, era definido ayer como un lugar donde la gente sacia su necesidad de hablar en la esfera pública… al coste de perder contacto con la realidad.

Sí, por supuesto, el Salvados de ayer se convirtió en Trending Topic, lo cual sería el efecto buscado por los creadores del programa. Y seguramente nosotros estaremos también siguiendo el juego al hacer este artículo. Pero después de escuchar a los datos que se arrojaban, nos parecía necesario dar también algunas cifras que contrarresten la visión oscura de Internet de la que se hizo gala en Conectados.

Encontramos a amigos fuera de nuestro entorno físico

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Aunque a Bauman no le pareciesen amistades sólidas ni contactos reales, la gente tiene de media 330 amigos en Facebook (los más jóvenes doblan esta cifra sin problemas), en muchos de estos casos se trata de personas que viven a enormes distancias o de círculos de intereses completamente distintos a los que tienes a tu alrededor (y que probablemente te llamen más), con lo que se hace improbable que esos contactos se hubieran hecho de no ser por la plataforma.

Los que no vivan en las grandes ciudades o buscasen una especialización distinta a la que ofrece su lugar de residencia también están de enhorabuena: los cursos online han aumentado en volumen en un 96% en los últimos cinco años. Ahora mucha más gente tiene acceso a una educación que de otra forma hubiese sido más difícil o costoso de conseguir.

Y también, el amor

Por mucha risa que nos den las webs de citas, lo cierto es que están favoreciendo un montón de contactos que de otra forma serían más difíciles. En 2014, un 31% de los norteamericanos afirmaba haber encontrado a su última pareja romántico-sexual a través de plataformas online. Un porcentaje muy alto, si tenemos en cuenta que la siguiente vía de encuentro era a través de un amigo, en el 25% de los casos. El índice de divorcio o separación entre la gente que se ha conocido a través de Internet es más bajo que entre los que empezaron a conocerse primero en persona.

Es decir, Internet como alcahueta para que muchas personas conecten entre ellas, tanto en el espacio digital como después posiblemente en persona. Para que la gente no se sienta sola.

En general, a estar sanos, también emocionalmente

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La supuesta frase demoledora del programa enunciada por el sociólogo era que con Internet nos habíamos convertido en “solitarios en contacto permanente”. Solitarios o no, la gente de más de 60 años podría no estar del todo de acuerdo con la visión pesimista que esa frase implicó ayer en el programa. Según un estudio, la gente mayor que pasaba buena parte de su tiempo en Internet estaban mentalmente más activos y tenían menos tendencias a sufrir depresión.

Otra cosa curiosa: muchos jóvenes, el 17%, se informan a través de Internet de cosas que no se atreven a preguntarle a las personas cercanas. Cosas como cómo tener sexo seguro, si deberían acudir a un psicólogo porque es posible que tengan un trastorno alimenticio o depresión; o cómo tiene una chica que gestionar el haberse dado cuenta de que no le gustan los chicos.

Las redes sociales no nos vuelven socialmente inútiles, más bien al contrario

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Bauman le alarmaba a Évole del problema de la comunicación digital. Si los jóvenes se pasan el día en Internet en lugar de estar con otros humanos en persona, sus herramientas sociales se verán empobrecidas, se perderá el arte de la conversación e, incluso probablemente, de la lectura emocional.

Y sin embargo, hay otros analistas que no creen en esta forma de verlo. Los adolescentes de hoy, que han vivido en un mundo rodeado de redes sociales, no son necesariamente unos humanos socialmente patososos, sino que han aprendido a leer las claves de conducta en ambos espacios, tanto en el plano físico como en el virtual.

Porque sí, se han creado nuevos lenguajes, y cualquiera que se haya pasado por Whatsapp o por Twitter sabe que hay términos propios, distintos usos de las interacciones o simples mensajes de emojis (los usan ya el 74% de los internautas) que requieren de una educación para ser bien empleados. Los emojis son particularmente interesantes, ya que los científicos han descubierto que se despiertan en los usuarios las mismas zonas del cerebro al verlos que las que implicarían gestos emocionales como el guiño de un ojo o una sonrisa.

Poco a poco Internet se está convirtiendo en el principal espacio donde la mayoría de ciudadanos se informan

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Por supuesto, los lectores de noticias están encantados con el acceso a la información que Internet posibilita, la libertad de medios y de formatos. De acuerdo, la fuente primaria preferida de los consumidores para informarse sigue siendo la televisión, medio que, por cierto, le supone un gasto de consumo diario a los españoles de cuatro horas diarias. Ahora tenemos el TDT, lo que significa una mayor diversidad mediática, pero un nivel de fuentes sumamente inferior a la que encuentras en la infinita red.

Pero si dejamos a un lado a los espectadores y nos centramos en los lectores, de entre todas las noticias que se consumen escritas, el 70% de los lectores ha accedido a una noticia por un ordenador, el 50% por un móvil y el 30% por una tablet. Aparatos que te puedes llevar contigo donde quieras y acceder a ellas desde cualquier lugar con acceso a Internet. Lo cual nos lleva a…

La red está acabando con la hegemonía informativa de occidente

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Al menos en el sentido de gran emisor de contenidos mientras que los países en desarrollo ocupaban un rol de receptores pasivos. Aunque la red empezó a ser, como era comprensible, un espacio para norteamericanos, europeos y asiáticos, a medida que el acceso a Internet se va extendiendo a todas partes del globo la red se está asemejando cada vez más a la imagen demográfica de la población del globo.

Pongamos como ejemplo Estados Unidos, 325 millones de ciudadanos, frente al África Subsahariana, con casi 800 millones de habitantes: mientras que en el año 2000 el porcentaje de usuarios de todo Internet que venían de EEUU era del 34% y los subsaharianos suponían un 0.89%, para 2015 el número de usuarios estadounidenses cae al 8.4% y el de subsaharianos asciende a 6.9%. Unas cifras similares a las que están ocurriendo en el resto de países del mundo.

Una tablet, por cierto, puede ser más barata que un año de libros de texto, y en ella cabe bastante más conocimiento que ese, cosa que a los países en vías de desarrollo les parece una gran ventaja.

Internet hace del mundo un lugar más justo

Sí, tan sencillo como que todo esa biblioteca del conocimiento (aunque también lo sea del ruido) que llevamos en nuestro bolsillo nos ayuda a saber y hacer saber. Desde saber cómo arreglar la aspiradora que se nos ha roto a hacerle saber al mundo el golpe de tiranía de poder que se está viviendo en tu país aunque los medios de comunicación no quieran informar de ello. La ONU defiende que se debería facilitar un uso permanente y libre de Internet porque es un gran facilitador de derechos humanos.

Y, aunque no lo parezca, Internet también te ahorra tiempo

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Sí, ya oímos a Bauman. El adulto medio pasa casi diez horas al día conectado a través de algún dispositivo online. Évole elaboraba un programa en el que se centraba especialmente en el exceso de “tiempo que perdemos” en redes sociales, señalando el peligro de que los más pequeños vivan en un mundo cada vez más dependiente de Internet. El móvil como chupasangres que drena tu tiempo y merma tu capacidad de atención.

Pero no todo ese tiempo está simplemente perdido en cuestiones laborales o tiempo de ocio, también se emplea para cosas útiles de la vida práctica. Según un estudio de 2013, el usuario medio de smartphone ahorra 88 minutos de vida diaria o 22 días al año gracias a sus apps si se compara con el tiempo que perdía en ciertas tareas de su día a día en 1990.

Los resultados de este estudio se centraban sobre todo en las posibilidades de comunicación instantánea que permitían las aplicaciones de mensajes directos. Ya no hace falta llamar o esperar a estar en frente del ordenador para contestar a ese sencillo email. Y quién podría dudarlo, las aplicaciones del tiempo y el GPS han hecho nuestra vida muchísimo más sencilla. Es decir, y como decía nuestro compañero Antonio Delgado:

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