Pagar 190€ por un test o cumplir cuarentena: la idea del aeropuerto de Viena para salvar el turismo

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El mundo se desescala. A diferentes velocidades. Y los países en los que el turismo tiene un mayor peso en su PIB tendrán más interés en atraer a los indecisos turistas, que no sólo tendrán que sopesar el riesgo de contagiarse, sino en algunas ocasiones pasar por encima de un montón de limitaciones a su disfrute. Sin ir más lejos, hay ahora países como Austria (también Alemania o Reino Unido) que obligan a sus viajeros a entregar a su llegada un certificado médico con un máximo de 96 horas de antigüedad que confirme que no tienen Covid-19. La alternativa: pasar una cuarentena forzosa en algún hotel durante un par de semanas antes de poder salir libremente a las calles.

La vía vienesa: así, el Aeropuerto Internacional de Viena ha dado servicio al turismo para quien quiera arriesgarse. Dentro de sus instalaciones hay un laboratorio en el que por 190 euros y tres horas de espera los viajeros podrán someterse a un test de la Covid-19. Una vez se confirme que no eres portador, podrás continuar con tu estancia.

Aunque se trata de un coste relativamente alto para el viajero turístico (en este escenario ya has tenido que hacer el vuelo y probablemente hayas pagado el alojamiento sólo para que te digan que te tienes que volver a tu país de origen), podría ser una vía a explorar para aquellos que tengan un deseo férreo de visitar algún sitio, como por ejemplo para reunirse con su familia en una zona sanitaria (no sólo país) distinta a la suya.

El Caribe, también: el paradisíaco destino de Antigua y Barbuda pedirá lo mismo para aquellos visitantes que quieran disfrutar de sus playas, sus puertos naturales, sus selvas. Otros destinos de las Bahamas están considerando lo mismo, aunque no han especificado detalles como el tiempo máximo que debe pasar desde que el viajero adquiera el certificado de ausencia de virus.

El fiasco del “pasaporte Covid-19”: es necesario recordar que estas ideas son distintas del famoso pasaporte de inmunidad del que mucho se ha hablado. Como ya señaló la OMS, “a 24 de abril ningún estudio ha evaluado si la presencia de antivirus al SARS-CoV-2 confiere anticuerpos en humanos”. No es sólo que la ciencia aún no pueda aún confirmar con total seguridad que esa inmunidad previene de la reinfección, es que, con los tests de anticuerpos que manejamos en la actualidad, que no son para nada del todo fiables, no se sabe cuánta inmunidad recibe el sujeto ni durante cuánto tiempo.

Nueva normalidad aeroportuaria: otro ejemplo de revolución aérea lo aporta Hong Kong. Sus aeropuertos requieren de la realización de ese mismo test PCR para poder viajar, pero en lugar de pedir el certificado proveniente de algún laboratorio externo se hace en el mismo aeropuerto. Recogen la muestra, te ponen una pulsera con tracking y al cabo de ocho horas, y siempre que estés limpio, puedes volver al aeropuerto para coger ese avión.

Un turismo a la ofensiva: dependiendo del grado de desesperación y originalidad del destino veremos otras medidas para recuperar ese sector económico. Siempre que Italia desbloquee los vuelos internacionales (habrá que ver también de qué forma hace esto), Sicilia ha anunciado que pagará parte de las vacaciones de los que se decanten por la isla. Se antoja una idea razonable: sólo en lo que llevamos de pandemia la región podría haber perdido hasta 1.000 millones de euros en ingresos.

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