¿Siguen teniendo sentido, hoy en día, los zoos?

¿Siguen teniendo sentido, hoy en día, los zoos?
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La muerte del gorila Harambe en el zoológico de Cincinnati ha traído a primera plana una polémica que surge cada vez más a menudo: ¿son realmente necesarios los zoos en la sociedad actual? ¿Tienen alguna utilidad?

Con más de 700 millones de visitantes al año en todo el mundo, un negocio rentable y cifras anuales destinadas a la conservación de la vida salvaje, desde hace décadas, los movimientos animalistas ponen los zoológicos en el punto de mira.

Una historia que nunca ha estado exenta de polémica

Los parques zoológicos, tal como hoy los conocemos, surgen a mediados del siglo XVIII, como evolución natural de las colecciones privadas de animales exóticos que habían proliferado en la época. El precursor fue el zoológico de los jardines del Palacio de Schönbrunn, en Viena (1752), que continúa abierto en la actualidad.

Schonbrunn Zoo

Durante toda su historia, han estado rodeados por situaciones polémicas. La que más choca con la ética actual es la exhibición de seres humanos, que existió con relativa frecuencia hasta bien entrado el siglo XX. El caso más (tristemente) célebre es el del pigmeo Ota Benga en el zoo del Bronx.

Parte de la sociedad considera que la existencia misma de los zoos resulta cruel con los animales, mientras que los defensores hablan de su utilidad educativa y proteccionista. Pero cada cierto tiempo, los zoos saltan a las portadas de los medios, y sin mirar muy lejos, desde el inicio de siglo hay unas cuantas polémicas muy sonadas:

  • 2000: un perezoso del zoo de Toledo (Ohio, Estados Unidos) muere de deshidratación porque sus cuidadores lo encierran para que hiberne, sin ser conscientes de que esa especie no hiberna.

  • 2002: un elefante y un hipopótamo del zoo de Praga son sacrificados para evitar que se ahoguen en las inundaciones que afectan a las instalaciones.

  • 2004: un gorila de 13 años se escapa del zoo de Dallas y la policía lo mata a tiros.

Zoos3
  • 2007: el zoo de Cleveland sacrifica un canguro atropellado por el tren turístico que atraviesa el parque.

  • 2012: un oso polar muere en el zoo de Buenos Aires a causa de las altas temperaturas.

  • 2015: decenas de animales mueren de hambre y sed en el Zoo Khan Younis, de la franja de Gaza, abandonado a causa del conflicto palestino-israelí.

  • 2016: las autoridades del zoo de Cincinnati deciden matar de un disparo al gorila Harambe para proteger la seguridad de un niño de cuatro años que saltó dentro de su recinto.

¿Ayudan a conservar o encarcelan?

Los defensores de los zoos mantienen que sus programas de conservación ayudan a proteger especies en peligro. La Asociación de Zoos y Acuarios de Estados Unidos (AZA's), en un artículo en Scientific American, defiende que, por ejemplo, su programa SPS (Species Survival Plan) ha ayudado a sacar del peligro de extinción especies como el cóndor californiano o los lobos rojos, aunque asumen su fracaso con otras, como los leopardos de nieve o los pandas gigantes. Los animalistas, directamente, consideran que proteger especies salvajes no tiene sentido si nunca podrán ser reintroducidas en su entorno natural. La vida en cautividad reduce de forma drástica los recursos de los que disponen los animales para afrontar las amenazas de su entorno natural, por lo que la reintroducción siempre está condenada a fracasar, según Science Daily.

En la misma línea favorable a los zoos, Jack Hanna, director emérito del zoo de Columbus, cree que la vida en su entorno no garantiza una mayor longevidad de los animales, ya que la mayoría de ellos proceden de zonas geopolíticas donde su vida está amenazada por guerras, tráfico de especies, gobiernos corruptos, etc. En el extremo contrario, aparecen algunas investigaciones que han probado que, por ejemplo, los elefantes africanos viven una media de 16,9 años en los zoos europeos, frente a los 56 años que les concede la biología (que se reducen a 35,9 años si se tiene en cuenta la muerte de muchos a manos del ser humano en África).

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La polémica sobre el estrés y las enfermedades

Marc Bekoff, profesor de Ecología en la Universidad de Colorado y experto en comportamiento animal, ha estudiado los procesos de estrés que afectan a diferentes animales y, aunque reconoce más síntomas en animales domésticos y en cautividad, también los ha observado en animales salvajes en su entorno, por lo que cree que no hay pruebas que demuestren que los animales sufran más estrés en los zoos que en libertad. .

La organización PETA, por el contrario, afirma con rotundidad que los animales enferman en los zoológicos, basándose en estudios de los diferentes síntomas que presentan animales encerrados en zoos: neurosis, ansiedad, comportamientos destructivos, coprofagia, autolesiones... Incluso existe una palabra ya para estos trastornos: zoocosis.

Elefante Zoo

El argumento educativo

Jack Hanna considera que los zoos tienen una función educativa, especialmente con los niños y que los animales residentes en los parques zoológicos son los mejores embajadores de sus primos que viven en su hábitat. Después de una visita al zoo en la que pueden escuchar, ver y oler a los animales, las personas comprenden mejor la vida salvaje y pueden ser educados en la importancia de conservarla.

Para Animals Australia, el argumento educativo es una falacia. Manejan una estadística en la que el 86% de los visitantes a un zoo reconoce que sus motivos son sociales o recreativos, mientras que solo un 6% acuden con la intención de aprender. Lori Gruen, coordinadora del programa de Estudios Animales de la Universidad de Wesleyan, añade que, además, la tecnología actual permite que los niños accedan a medios audiovisuales para conocer el modo de vida de los animales, sin necesidad de que ellos salgan de su entorno.

Los zoos en cifras

No existen estudios académicos sobre el impacto de los zoos en la conservación de la biodiversidad y el respecto por una relación sostenible con los animales, lo cual es extraño, teniendo en cuenta que, en el mundo, hay miles de parques zoológicos. Solo la asociación que reúne a los más importantes cuenta con 1.300 miembros registrados. Sí se sabe, gracias al estudio The global reach of zoos and aquariums in visitor numbers and conservation expenditures, de Markus Gusset, que los zoos reciben aproximadamente 700 millones de visitantes cada año en todo el mundo. En él, recoge además la cifra, ofrecida por diversas fuentes cercanas a las asociaciones de zoológicos, de 350 millones de dólares gastados anualmente por estas instituciones en conservación de la vida salvaje.

Sin embargo, todas las fuentes consultadas coinciden en afirmar que solo los zoos más grandes son rentables, y varias asociaciones animalistas denuncian el triste final de los animales que sobran (es decir, que no atraen al público). Incluso un parque célebre como SeaWorld paralizó su programa de cría de orcas hace algunos meses, entre otras razones, por motivos económicos.

En España, existen más de cincuenta parques zoológicos y acuarios. Ya en el año 2007, la Unión Europea advirtió a España de que la mayoría de establecimientos incumplía la normativa europea. Muchos zoológicos se nutren exclusivamente de animales decomisados por la justicia y, casi diez años después de esa advertencia, la situación no parece haber mejorado.

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Imágenes | Pixabay.

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