Ni siquiera el domingo es para descansar: cómo la "depresión dominical" se ha apoderado de nosotros

Hombre ansiedad
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El domingo nos da pavor. Para muchos, este día de la semana se ha convertido en el "fin de la libertad", como si existiera una tragedia intrínseca en ellos. Un momento terrible en el que parece que el tiempo desaparece rápidamente y en el que el pensamiento de que en 12 horas vas a estar de vuelta en la oficina no deja de rondar tu cabeza. Dos días no parecen ser suficiente para nadie. Cuando menos te lo esperas, y después de un fin de semana de ocio junto a amigos y familiares, ya está apunto de terminar.

Si acudes a un médico a hablar de tu profunda ansiedad de domingo por la tarde, no te dará ninguna receta. Pues este malestar de fin de semana sólo puede curarlo uno mismo.

La depresión dominical. Ante todo, es real y se trata de un término que ha cobrado popularidad en la última década. Es el sentimiento de tristeza, desesperanza o insatisfacción que muchos dicen sentir los domingos. Este pavor comienza de manera ligera por la mañana, luego aumenta a lo largo del día y culmina por la noche en una gran ansiedad, irritabilidad, dolores de cabeza, depresión y sueño inquieto. Una encuesta de LinkedIn de 2018 concluyó que el 80% de los adultos lo sufren.

Otra encuesta sugiere que la hora media de llegada de estos miedos es a las 3:58 de la tarde. También conocido como Sunday night blues o Sunday scaries, es probable que hayamos estado de luto por el final de los fines de semana de una forma u otra desde que existen los días libres.

¿Por qué ocurre? No es solo cesar la diversión con amigos y familiares lo que causa esta tristeza de domingo, también es ansiedad y temor por la semana laboral y por la vuelta a la rutina. Viene de lejos: hace 30 años, The New York Times publicó un análisis sobre ello y aunque la precariedad económica estaba entre las causas, se presentaban otras explicaciones como una interrupción de los ciclos habituales de sueño entre semana del reloj biológico interno, abstinencia de cafeína, resacas y, por supuesto, un simple disgusto por el trabajo (o la escuela).

"Psicológicamente, es un respuesta a la percepción de algún tipo de amenaza", explicaba Jonathan Abramowitz, psicólogo clínico y de la Universidad de Carolina del Norte en este reportaje de The Atlantic.

¿A quién le ocurre? Si bien aquel que tenga un jefe detestable tiene todas las papeletas, hay otras cosas que contribuyen: la carga de trabajo, la presión y el miedo a ser despedido. Y el efecto es bastante universal en todos tipo de profesiones, aunque los estudios sitúan a tres con más posibilidades: educación, derecho y finanzas y seguros, con marketing/publicidad e informática siguiéndolas de cerca.

Consejos para superarlo. Desafortunadamente, esta ansiedad nunca va a desaparecer del todo (a menos que nos jubilemos). Aunque hay pequeñas mejoras que pueden suavizar sus efectos. El deporte, ver películas que te hagan desconectar o pasar tiempo con familiares y amigos son remedios para minimizar el pavor dominical. Una manera de "extender la sensación del fin de semana" programando estratégicamente esas actividades cuando los miedos suelen aparecer y olvidarse de la inminente vuelta a la rutina.

También, en lugar de tratar de acumular todo el trabajo en la semana y toda la diversión en el fin de semana, reorganizar el horario es una buena idea. Intenta encontrar tiempo durante la semana para salir con amigos, ir al cine o participar en actividades. Por otro lado, evita hacer todas tus "tareas" el domingo por la noche. Más bien, divídelas en el transcurso de la semana. Esto te ayudará a romper con la depresión de la rutina. Por ejemplo, si sueles pasar el domingo por la noche preparando la comida y lavando la ropa, traslada estas actividades a otro momento.

Y reza, cuanto antes, para que la semana laboral de cuatro días se generalice en el mundo.

Imágen: Pexels

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