Battlefield V incluirá a soldados mujeres y a un montón de hombres les parece mal

Battlefield V incluirá a soldados mujeres y a un montón de hombres les parece mal
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Se abre el telón. Aparece un conjunto de bravíos soldados entablando batalla con las fuerzas del Mal. Una mujer entra en escena y salva la vida de nuestro honorable protagonista. Acto seguido, miles de comentaristas claman en las redes sociales contra tamaño insulto al realismo histórico. ¿Cómo se llama la película? El tráiler del nuevo Battlefield V, ambientado en la Segunda Guerra Mundial, o cómo volvemos a discutir sobre la representación de la mujer en los videojuegos.

¿Qué ha pasado? Tras desvelarse el adelanto, miles de comentaristas han expresado su indignación por la aparición de una mujer (prótesis en forma de garfio incluida) en pleno campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Las quejas se han orientado hacia lo escasamente fidedigno de la escena: las mujeres fueron una excepción en el frente (aunque las hubo, y muchas). También se ha expresado consternación por la aparición de un soldado negro, mucho menos justificable.

En esencia, quienes clamaban al cielo lo hacían por la "corrección política" y la representatividad que, políticas de identidad mediante, sacrifican el realismo histórico. Es una polémica vieja.

¿Llevan razón? Pese a que el continente de la reclamación se ancla a la precisión histórica, el contenido es distinto: es el género femenino lo que parece causar consternación. Battlefield V es cualquier cosa menos un juego realista, como este hilo muestra: ya sea gracias a los soldados a camello matando nazis con un lanzallamas o los heroicos hombres montándose en cazas de combate de un salto, es un videojuego donde prima el entretenimiento, no la experiencia histórica.

¿Por qué pasa? El mundo de los videojuegos es uno de los menos permeables a las ideas de representatividad e inclusión de género o racial. Las polémicas son constantes, semana tras semana, ya sea en escándalos como el Gamergate, en eventos femeninos como el Gaming Ladies o en continuas batallas sobre la presencia de determinados articulistas o ponentes (hostiles al feminismo o mujeres) en revistas y ponencias. El caso del Battlefield V es otro ejemplo más de la dinámica.

¿Importa? Sí, porque ilustra un cuadro más amplio: la lucha por entornos y espacios mediáticos inclusivos y la resistencia de numerosos varones (generalmente blancos). El fenómeno recuerda mucho a la polémica generada por un vídeo de la BBC donde un centurión romano en Britannia era negro. La historiadora Mary Beard y el filósofo Nassim Taleb entablaron una ardua discusión académica sobre lo preciso o no de aquel vídeo, un cliché de las políticas de identidad.

La lucha no era tanto por el sagrado respeto a la Historia como por dos narrativas enfrentadas en un contexto de guerra cultural.

Vale, ¿pero y la historia? La polémica en torno al Battlefield V es en gran parte futil porque los videojuegos no están pensados como tratados de historia, sino como herramientas para el entretenimiento. Sucede algo similar en el cine o en la televisión. Las polémicas son inversas cuando una película sobre el imperio persa es protagonizada por un estadounidense o cuando un dios del Antiguo Egipto es encarnado por un escocés. Lo que revelan ambas dinámicas es que los productos culturales, para trascender, deben amoldarse al sino y al espíritu de sus tiempos.

Battlefield V hace eso incluyendo a una mujer como soldado en la Segunda Guerra Mundial.

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