El boom de la caza del coyote: la demanda de su piel se ha multiplicado a causa de las parkas

parka coyotes
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Levantar la cabeza en la calle de una gran ciudad implica avistar uno de ellos de forma inmediata: largos abrigos culminados por gigantescas capuchas forradas con pelo. Son un elemento ubicuo a la fauna urbana, y eso pasa factura a la fauna salvaje. El coyote cotiza al alza en los mercados textiles. Su demanda y su precio se han disparado durante los últimos años. Y hay un responsable claro: la parca.

¿Qué? Marcas como Canada Goose, uno de los principales fabricantes norteamericanos, fijaron la tendencia hace años. Abrigos árticos diseñados para el streetwear que, sistemáticamente y sin distinción, presumen de pieles animales en sus capuchas. El abanico de animales utilizado varía en función de la marca y el tipo de prenda, pero uno de ellos ha venido a monopolizar el mercado: el coyote.

¿Por qué? Por las propiedades de su pelaje (fino y claro) y por sus propias características demográfica: el cánido habita todo el continente norteamericano de forma abundante. La variedad más deseada es la occidental: un sólo ejemplar se llega a pagar a $170 en los mercados de subasta canadienses o estadounidenses. Para los cazadores y traperos se han convertido en un vivero.

El problema. La creciente demanda de la industria textil se ha combinado con un invierno extraño (nieves tempranas en Canadá y el norte de Estados Unidos) para reducir el volumen de coyotes cazados. ¿Resultado? Los precios se han disparado. El coyote se paga hoy cuatro veces más caro que hace un lustro. Los especímenes orientales, cuyo pelaje es más duro y oscuro, son más baratos: a unos $40 la unidad.

Oposición. No es ningún secreto: PETA lleva años tratando de frenar la sangría en el interior norteamericano. Hace dos años adquirió un porcentaje de Canada Goose en su salida a bolsa mientras organizaba protestas frente a Wall Street. ¿Su objetivo? Influir en la toma de decisiones de la compañía para limitar el daño causado a los animales. Especialmente en el método de captura.

El coyote se caza habitualmente mediante trampas que le bloquean las patas. Los animalistas lo juzgan demasiado cruel.

Numeroso. Dos motivos para pensar que la tendencia seguirá al alza: por un lado, el coyote no es un animal en peligro de extinción. Al contrario, es bastante numeroso, y muy despreciado tanto por granjeros (cazan gallinas u otros animales) como por los habitantes de zonas residenciales suburbiales (llegan hasta allí y suelen ser temidos). Por otro: las parkas siguen siendo muy populares, y casi todas se rematan con piel animal.

Imagen: Michael Mroczek/Unsplash

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